El Joglars estrena "Señor Ruiseñor"

‘El procés es un divertimento de ricos’

¿Qué tiene el personaje de Rusiñol? ¿En qué reside su poder de atracción?

En su mundo y su espíritu. Es un ciudadano fantástico, un hombre que sale de la burguesía catalana destinado a ser el heredero de una empresa textil y elige la libertad. Tiene un espíritu renacentista y todo lo que hace le es fácil. Dice que es un hombre sin calvario. Fue dramaturgo, humorista, poeta… su vida induce a lo que representa la vida sexual del goce y el disfrute. Además de ser un hombre guapísimo y atractivo. Un cosmopolita que aspira a un mundo abierto. Sería bueno que hoy en día existieran más hombres como él. 

Frente a imponer “un sol poble”, Els Joglars contraponéis dos Cataluñas. ¿En qué se confrontan esas dos, o esas múltiples Cataluña? ¿Por qué las élites del procés necesitan acabar con la Cataluña de Rusiñol?

Las oligarquías nacionalistas manipulan los sentimientos del pueblo para mantener sus privilegios. No hay dos Cataluñas, sino una con un gran sentido común. Rusiñol tenía un gran sentido común. Y es curioso en un artista como él, que llegó a tener problemas con la morfina. Su mujer y su hija decían que gracias a él no habían hecho demasiadas tonterías. 

Rusiñol reivindicaba el arte como patria universal

Hay una Cataluña que es partidaria de la unidad y que respeta el Estado de Derecho, y otros que van en contra de esto. No hay más. Las élites han avivado esto, los que tienen los palacios y los Maseratis. Han sabido alimentar el odio para sus intereses personales. Creo que les importa un bledo el país. Les importa su posición.

Contraponéis dos mundos de valores y principios, el Rusiñol que renuncia a la herencia de la fábrica paterna frente al 3%.

Rusiñol reivindicaba el arte como patria universal, frente a la xenofobia y el racismo. Tenía una visión amplia de la vida e intentó pasar por “este valle de lágrimas” de forma divertida y acompañado del arte. 

¿Todo esto se veía venir cuando ya lo denunciasteis en 1981, o ha superado todas las expectativas?

(se ríe) Albert (Boadella), que es un genio y un visionario, ya caló esto. Pasamos de un Tarradellas que llegó a Cataluña diciendo “ciudadanos de Cataluña”, no “catalanes”, consciente de cómo habían cambiado las cosas, a un Pujol. Los hechos le dan la razón. Lo que pasa es que no se sabía la magnitud de la tragedia. 

El “cráneo catalán” es casi un personaje más de la obra. Hay quien puede pensar que es una exageración, pero uno de los pioneros del independentismo aclamado por Torra decía que “un cráneo de Ávila no puede ser igual que otro de la plana de Vic”.

Claro. Buscan la diferencia, la confrontación, la separación… lo del cráneo catalán era una teoría del Dr Robert, que era un médico que dio una conferencia proclamando la superioridad de la raza catalana. La segunda conferencia, en la que tenía que demostrarlo, nunca tuvo lugar. No es una fantasía, sino que está basada en hechos reales. 

Una de las escenas más conseguidas es la del burgués que da la gracias por la posibilidad de sentirse oprimido. ¿El procés no se basa en ese mundo al revés, en la distorsión de los opresores presentándose como oprimidos?

Es un divertimento de los ricos. Ruiseñor dice en la obra: “la prosperidad crea la fatiga, segrega cansancio, deviene tedio y busca la diversión irresponsablemente”. Es una revolución burguesa, no es el proletariado o el pueblo, que es carne de cañón, el medio para conseguir el fin. Es lo que decía Santiago Rusiñol, buscan la diversión de manera irresponsable. 

Las élites del procés son expertos en la propaganda, en hacernos creer que van lujosamente vestidos cuando están desnudos. ¿No se corresponde esa escena de la obra con la situación actual, con un procés cada vez más desnudo?

Lo cogí de Cervantes y del Conde Lucanor, el rey desnudo. Solo un niño le dice que va desnudo. Es la parodia de un cuento medieval con orígenes hindúes. No se quieren dar cuenta de que van desnudos. Todo este delirio en el que nos han metido no está confrontado con la realidad. No lleva a ninguna parte y puede acabar muy mal. Pensé que era una buena manera de representarlo. 

Franco dijo que quienes no apoyaran la dictadura eran “antiespañoles”, y la casta del procés lanza la palabra “botifler” contra quienes los critican. ¿Se parecen demasiado a esa “España franquista” que dicen criticar?

Cuando se piensa que se tiene siempre la razón se cae en un totalitarismo que se retroalimenta. Es lo mismo pero con distintos trapos. Les gustaría ser lo contrario pero acaban siendo lo mismo. Lo que tuvieron que soportar algunos, ahora lo hacen ellos. 

¿Por qué no se había hecho todavía una obra como esta sobre el procés, ni en Cataluña ni en el resto de España?

La verdad es que nos encontramos muy solos en este campo. Habrá un 95% de gente independentista… supongo que no se quieren meter en líos. Es una cosa humana. Nosotros como grupo nos basamos en la realidad y en aquello que nos rodea. Pero no inventamos nada, ya existió un señor que se llamaba Aristófanes que ponía en solfa los tabúes de la sociedad, riéndose de los dioses. Somos herederos de la comedia antigua y nuestro material es lo que observamos. La gente tiene que ser lo suficientemente cívica para aceptar esto, que es un síntoma de las sociedades tolerantes. 

Luego están las redes, que pueden llegar a ser inquisitoriales. Creo que hay mucha autocensura en los propios artistas. 

He leído que decías “no estamos vetados pero no nos contratan”, sobre los problemas para exhibir la obra en Cataluña. 

No es fácil encontrar un teatro para ponernos de acuerdo y hacer la obra. Pero esto es de antes de “Señor Ruiseñor”. En Cataluña hemos sido un grupo desagradable para el nacionalismo y lo hemos pagado. No tenemos ningún problema con actuar en Cataluña entendiéndonos con el promotor.

Creo que ponemos el dedo en la llaga. La obra es un espejo. Pero son cosas que se tienen que aceptar y hay que seguir adelante.