El archipiélago canario tiene un interés cada vez mayor para el diseño del Pentágono y la OTAN. Un interés que corre parejo a los planes de intervención de EEUU en el África occidental y subsahariana.
Justo después de que Trump anunciara el repliegue de tropas norteamericanas de países del oeste de África como Níger y Mali, y justo cuando el Pentágono anuncia que busca un nuevo destino para ubicar la base central del AFRICOM (actualmente en Stuttgart, Alemania), el presidente del PP, Pablo Casado, lanzaba el ofrecimiento de que Canarias sea la nueva sede del mando norteamericano para África.
El posicionamiento de Canarias es idóneo desde el punto de vista estratégico. Su aislamiento insular la defiende de forma natural de incursiones terrestres. Y está lo suficientemente cercana a las «zonas de conflicto» como para que los vuelos de aviones y drones puedan situarse sobre los objetivos en poco tiempo. Canarias se encuentra a 100 km de la costa marroquí, 900 km de la capital de Marruecos, a 1.200 km de la capital de Mauritania, a 1.500 km de la capital del Senegal, 1.600 km del centro de Argelia, a 1.700 km del corazón de Mali, a 3.000 km del corazón de Nigeria y la frontera del Chad y a 3.500 km de la frontera con Camerún.
La insistencia de EEUU (y de los elementos más proyanquis de la clase política, como Pablo Casado o Vox) por elevar la presencia de tropas, aviones y navíos en el archipiélago, el refuerzo de las bases o la instalación de otras nuevas, y la subida del rango militar de Canarias dentro del esquema militar de la OTAN corre pareja a los planes de EEUU en África occidental y subsahariana.
África es un continente en ebullición y crecimiento, no solo desde el punto de vista demográfico sino en los terrenos económico y político. No pocos analistas advierten que tras el despegue económico de Asia, el próximo continente en dar el salto será África.
Además de la lejana Sudáfrica -cabeza económica del continente-, países como Nigeria o Argelia (al alcance de eventuales bases de Africom instaladas en Canarias) son actores económicos cada vez más importantes. Y políticamente, muchos de estos países del Sahel y del África subsahariana tienden a mirar cada vez menos a las voraces potencias occidentales para buscar inversiones y cerrar leoninos negocios, y buscan crecientemente estrechar la mano de China (el principal rival geoestratégico de EEUU) o de India.
La lucha de los países y pueblos de África por hacer avanzar su propio desarrollo económico y social -lucha que se apoya en relaciones comerciales Sur-Sur mucho más benévolas que las depredadoras relaciones que las que EEUU o Europa vienen imponiendo históricamente al continente negro- está haciendo retroceder el poder de Washington y sus aliados occidentales en África. Esta es una tendencia imparable, pero EEUU necesita, mediante el uso de la intervención política y militar, frenarla. Y buscan que Canarias sea su plataforma de agresión.
La ampliación de las actuales bases militares de uso norteamericano en Canarias o la instalación de nuevas, como pretenden el Pentágono o Pablo Casado, no solo supondría ampliar el ya vasto papel de España como plataforma de despegue para las agresiones de EEUU en Oriente Medio o el continente africano. Supondría una amenaza más para la paz y la seguridad de nuestro país y nuestros ciudadanos. Ir de la mano de la superpotencia norteamericana, la principal fuente de guerra del planeta y el principal enemigo de los pueblos del mundo (también de los africanos), supone ponernos en una diana.