No existe el arte por el arte, independiente o ajeno a la política. La política, el poder, determinan el nacimiento y el desarrollo de las creaciones artísticas, y marcan, a su vez, el destino de estas.
Que una vez más Reino Unido se niegue a devolver los tesoros robados a Grecia no es una disputa cultural “sin más”. El poder de una vieja potencia colonial y la soberanía del pueblo heleno están en juego.
El arte y el patrimonio son expresión de la fuerza de una nación. Las grandes potencias siempre se han empeñado en expoliar las riquezas artísticas y culturales de los países dominados. Ocurría hace siglos, con las viejas potencias coloniales, y ocurre hoy con las modernas potencias imperialistas.
El valor de estas piezas va más allá de la riqueza que en sí suponen. El estatus de Reino Unido se vería igual de mancillado si devolviera las obras expoliadas que si perdiera el Peñón de Gibraltar.
La tierra que ha dado luz al mundo
El poder que entraña el arte se concentra y redimensiona en la Grecia Clásica. La cuna del Estado moderno, de la filosofía, de las matemáticas, de un nuevo y grandioso arte… En palabras de Víctor Hugo, “es fantástico descender de Grecia, la tierra que ha dado luz al mundo”. Gran Bretaña no tiene de Grecia una obra más, sino una magnífica parte de, como dijo Cicerón, la “semilla del conocimiento y la sabiduría”.
El arte y el patrimonio son expresión de la fuerza de una nación.
El majestuoso Partenón fue construido hace más de dos mil años para honrar a Atenea, la diosa de la sabiduría. En su cámara interior se talló en mármol el majestuoso friso de 160 metros de largo, de los que han sobrevivido hasta nuestros días 128.
A principios del siglo XIX, Lord Elgin gestionó con las autoridades otomanas el permiso para despojar de la Acrópolis 15 paneles y 17 esculturas de mármol del friso. A pesar de las voces enfrentadas de algunos artistas del momento -como el poeta Lord Byron- los mármoles viajaron a Londres y fueron vendidos al Museo Británico en 1816.
Desde el siglo pasado, los sucesivos gobiernos de Grecia han exigido la devolución de esta importante pieza de su patrimonio. En 1983, Melina Mercuri, en ese momento ministra de Cultura griega, declaró: “¿Qué significa el Taj Mahal para India? ¿Qué significan para Italia las pinturas de la Capilla Sixtina? Los mármoles del Partenón son nuestro orgullo. Son nuestra identidad. Ellos son el vínculo actual con la excelencia griega. Son nuestra herencia cultural. Nuestra alma.”
Para recuperar el alma helena, el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis, volvió a solicitar a Londres la devolución de los mármoles del Partenón y volvió a recibir una negativa. El Gobierno de Boris Johnson asegura que es competencia del Museo, el Museo se lava las manos dejando la responsabilidad en el Parlamento.
Por su parte, el pueblo británico se muestra favorable a la devolución de los mármoles. El 59% lo respalda y solo el 18% se muestra en contra. Una vez más, se hace evidente que es una decisión de poder, de clase, y los que mandan en Inglaterra no parecen dispuestos a ceder.
Del moái a la Piedra de Rosetta
La (esperada) negativa de Johnson consigue evitar crear un precedente. Temen lo que llaman el floodgate, abrir la compuerta por la cual se pasen a reclamar los cientos de miles de objetos artísticos expoliados que hoy residen en las instituciones de Reino Unido. Allá donde Inglaterra tuvo poder, se aseguró de adueñarse de sus mayores reliquias.
En el Museo Británico se expone un majestuoso moái de la Isla de Pascua, robado de su tierra de origen hace 150 años. El Hoa Hanakananai pesa 4 toneladas, mide más de 2,4 metros y está esculpido en basalto. El Gobierno de Chile inició gestiones en 2018 para lograr que el tesoro, de más de mil años de antigüedad, retorne al lugar de donde fue sacado.
Por su parte, el Gobierno de Tayikistán le reclama al Museo Británico el tesoro de Oxus, una colección de 170 piezas de metalurgia trabajadas en oro y plata de más de 2.500 años de antigüedad, en manos inglesas desde hace más de un siglo.
Armenia y China también tienen para reclamar. Exigen la devolución de la cabeza de bronce de la diosa pagana Anahid y varias cajas repletas de reliquias budistas, manuscritos y otros tesoros, que incluyen el Sutra del Diamante, el libro impreso más antiguo que existe.
Gran Bretaña tiene de Grecia una magnífica parte de la “semilla de la sabiduría”.
Y, coronando la colección, se encuentra la impresionante Piedra Rosetta. La reliquia egipcia, tallada en el año 196 a. C., incluye tres escrituras distintas: el texto superior en jeroglíficos egipcios, la parte intermedia en escritura demótica y la inferior en griego antiguo y ha sido clave para el desciframiento de los jeroglíficos. Arrancada de Egipto a principios del siglo XIX, es reclamada por el país africano desde 2003. Por el momento, solo han conseguido que Gran Bretaña les envíe una copia. ¿Cuándo devolverán el arte robado?