Richard Hamilton, una de las principales personalidades del pop art ha fallecido cuando trabajaba en una retrospectiva que iba a exhibirse en Los Ángeles, Filadelfia, Londres y Madrid en 2013 y 2014. Es uno de los artistas británicos más influyentes del siglo.
Ni Francis Bacon ha influenciado tanto en el arte moderno del modo en que hizo Hamilton cuando colocó una iruleta con la palabra POP en la mano de un hombre musculoso en su collage ‘Qué es lo que hace las casas de hoy tan diferentes, tan atractivas». Una chica de revista, un culturista, un televisor, un logotipo de Ford, una portada de tebeo, una aspiradora, un cartel de cine y un culturista con un gran chupa-chups con la palabra pop, símbolos todos de la cultura estadounidense.La publicidad es el lenguaje que nos rodea. Hoy es difícil separar la publicidad del paisaje urbano. Y es precisamente en los años 50 cuando surge el tecnicolor y el pop art inspirado en la publicidad utilizando imágenes que antes se consideraban indignas para el arte. Después de la guerra se creó en Londres, el Independent Group, que desafiando el academicismo de la época mostraron un gran interés en la cultura urbana. El movimiento artístico pronto saltará de Londres a Nueva York. En EE.UU comenzó como un rechazo al expresionismo abstracto, al que consideraban excesivamente intelectual todo lo contrario al pop art. Marylin, colores puros, fluorescentes, provocación, humor… La obra de arte producida en serie: Warhol eliminó la manualidad de sus obras mediante técnicas como la serigrafía. Hoy la publicidad se inspira en autores como Hamilton.Hamilton es un pionero, sus antecedentes son el dadaísmo de entreguerras y sobre todo Marcel Duchamp pero pronto encontró su estilo, mucho más irónico que el pop art estadounidense, más agresivo y superficial. Hamilton comenzó su trayectoria en una agencia publicitaria, con 16 años entró en la Royal Academy of Art, donde estudió pintura, fue profesor de tipografía y diseño industrial. En los últimos años, el contenido político era cada vez más evidente entre sus piezas: le dedicó obras a Margaret Thatcher y a la invasión de Irak con un curioso retrato de Tony Blair con cartuchera de “cow-boy” (“Shock and Awe”, 2007-08).Visitó España por última vez en marzo de 2010, cuando expuso en el Museo del Prado su particular interpretación de “Las Meninas” de Velázquez: la Infanta Margarita se tornaba cubista, el mastín en minotauro y una hoz y el martillo aparecían en el pecho de Picasso, en vez de la Cruz de Santiago de Velázquez en el original. “Me siento como si estuviera entrando en la Historia», comentó entonces el artista. Marx y el Pop art Una de las principales características de la publicidad es el fetichismo. El pop art es la expresión plástica de ese nuevo discurso. La sopa Cambells es la obra más famosa del extravagante Warhol e incluso Dalí diseñó el envoltorio de Chupa-chups. El concepto de fetichismo mercantil definido por Carlos Marx hace más de cien años es un fenómeno que en la publicidad moderna resulta indispensable. Marx sin saberlo diseñó las bases de la publicidad moderna. Las grandes agencias de publicidad surgieron al calor de gigantes como Ford o General Motors, y es que la publicidad moderna es inseparable del capitalismo monopolista. Marx afirmaba: “En cuanto empieza a comportarse como mercancía, la mesa se convierte en un objeto físicamente metafísico, no sólo se incorpora en sus patas encima del suelo, sino que se pone frente a todas las demás mercancías y de su cabeza de madera empiezan a salir antojos mucho más peregrinos y extraños, la mesa rompe a bailar por su propio impulso”