Han hecho falta, lamentablemente, los atentados de París y la posterior alarma ante la amenaza islamista, para ‘justificar’ un pacto de Estado como el que acaban de firmar el Gobierno y el partido socialista, en materia de lucha contra el terrorismo.
Para dar bazas al PSOE y que pueda venderlo públicamente sin demasiados costes, se he escenificado como que la iniciativa ha partido de Pedro Sánchez que, supuestamente, llamó por teléfono a Mariano Rajoy y le propuso el acuerdo, a la vista de la gravedad de las amenazas.
Lo que en la realidad ha ocurrido es que PP y PSOE acaban de firmar su primer gran acuerdo, algo que parecía imposible hace solamente un par de meses. Y la conclusión más de fondo es que ha echado a andar el posible pacto de Gobierno entre esas dos formaciones con vistas a un futuro en el que Podemos se convierta en fuerza principal, o al menos imprescindible para gobernar.
Ya se ha apuntado en estas páginas que esa solución, un Gobierno de coalición socialistas-populares, es la respuesta que los dos grandes partidos darían tras las elecciones generales, si acaece, como tanto anuncian las encuestas, que la formación de Pablo Iglesias deviene en partido decisivo, necesario tanto para PP como para PSOE si quisieran gobernar.
La salida a esa encrucijada sería el gobierno de concentración, el pacto de populares y socialistas, porque ninguno de ellos tiene la menor intención de echarse en las manos de Podemos. O sea, un pacto parlamentario y de gobierno con el principal rival histórico, antes que consolidar a la nueva fuerza política.
Y, si esa coyuntura llega, ambos formaciones, pero sobre todo los socialistas, podrán exhibir que ya ‘antes’ han aplicado esa medicina, el pacto de Estado, cuando se han planteado situaciones graves para el país.
Lo dicho. El pacto para un Gobierno PP-PSOE ha dado el primer paso.