El balance de este siglo dependerá de la capacidad de EEUU, China y Rusia de encontrar fórmulas de compromiso en el proceso de desarrollo del nuevo orden mundial.
Ésa es la idea principal del discurso pronunciado por el exsecretario de Estado de EEUU Henry Kissinger en la conferencia ‘Rusia-China-EEUU: perspectivas de la cooperación trilateral’ que se celebró el pasado 28 de octubre en la Academia Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
Kissinger, uno de los diplomáticos más influyentes de nuestra época, sigue en el centro de atención de la comunidad internacional.
¿Cuáles son los objetivos de sus visitas a Moscú?
Esta cuestión se ha planteado en reiteradas ocasiones durante varias épocas. El político estadounidense, que ejerció como secretario de Estado de EEUU de 1969 a 1977 durante los mandatos presidenciales de Richard Nixon y Gerald Ford viene con frecuencia a Moscú y se reune con el presidente ruso, Vladímir Putin. Su último encuentro se celebró el pasado 29 de octubre.
Reuniones con Putin
Kissinger no revela detalles de sus encuentros con Putin. “Sólo se lo diré al presidente [estadounidense]”, suele responder el diplomático sobre el contenido de sus conversaciones.
Es lógico. En caso contrario, los líderes mundiales no mantendrían conversaciones con él. Pero sí se sabe qué opina Kissinger sobre Vladímir Putin. En una entrevista con la cadena CNN en 2012, Kossonger calificó a Putin como a un “patriota ruso” que podría ser un socio constructivo para Estados Unidos en algunos asuntos.
“[Putin] sabe analizar la coyuntura internacional”, destacó el exsecretario de Estado durante su reciente visita a Rusia.
El veterano de la diplomacia mundial es uno de los políticos que mantienen abierto el diálogo entre Washington y Moscú independientemente del grado de las relaciones bilaterales y de quién ocupe el sillón presidencial en EEUU.
Kissinger desempeñó un papel muy importante en la arena internacional. En el período de 1969 a 1977, lo hizo como jefe de la diplomacia estadounidense, y a principios del siglo XXI fue reconocido casi oficialmente como un intelectual con gran influencia en el mundo.
Doctor Honoris Causa
El objetivo formal de la visita de Kissinger a Moscú fue la participación en la conferencia ‘Rusia-China-EEUU: perspectivas de cooperación trilateral’ que se celebró en la Academia Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores.
En el marco de este evento, al político estadounidense se le otorgó el título de doctor honorífico de esta Academia.
Expertos de Rusia, EEUU y China, diplomáticos rusos, así como profesores y estudiantes de la Academia Diplomática asistieron a esta ceremonia solemne.
EEUU, China y Rusia en busca de un triunfo compartido
Durante la conferencia, Kissinger -de 90 años de edad- dijo que hoy en día EEUU, Rusia y China afrontan una complicada tarea: desarrollar un nuevo orden mundial que satisfaga a las tres partes sin que ninguna de ellas ocupe una posición dominante.
Los intereses de EEUU no entran en conflicto con China o Rusia y los norteamericanos jamás podrán volver a verse en una situación como la que tuvo lugar tras la Segunda Guerra Mundial, cuando concentraban cerca del 50% del PIB mundial.
Además, nunca hubo tantas culturas diferentes como que buscasen simultáneamente su lugar en el mundo, continuó Kissinger.
Esto no puede resolverse en rivalidades: el triunfo ha de ser compartido.
El desarrollo de los acontecimientos en el próximo siglo dependerá de la autopercepción de las tres potencias y de sus relaciones. Se trata de tres fuerzas que aspiran a tener influencia en el mundo. La configuración de nuestro siglo dependerá de la capacidad de estas tres potencias de encontrar fórmulas de compromiso: ésta ha sido la idea principal del discurso del ex secretario de Estado.
El mundo echará de menos al doctor Kissinger.
Lo añorará China, a la que el exsecretario de Estado de EEUU dedicó su nuevo libro. Y también EEUU, porque ninguno de sus políticos hizo más que Kissinger por ese país. Y también Rusia lo echará en falta, porque Kissinger defendía ante todo los intereses de EEUU pero sin desatender los intereses de Moscú.