El 30 de mayo de este año la Aeronáutica Civil solicitó al Gobernador de Antioquia la susensión de las obras de construcción del Hospital de Caucasia. La razón no podía ser más contundente, el 29 de noviembre del año anterior, el doctor Luis Fernando Zuluaga Torres, Director de Desarrollo Aeroportuario de la misma entidad, profirió concepto técnico negativo para la construcción del Hospital en el sitio propuesto, dado que según reza en el oficio 4400-IA-2010043982 de noviembre 29 de 2010 el sitio propuesto se encuentra ubicado dentro de la superficie horizontal del aeropuerto William White de Caucasia (Antioquia) a una distancia de 245 metros perpendicular al eje central de la pista principal. Teniendo en cuenta su proximidad al aeropuerto y el uso pretendido, esta Dirección, no conceptúa altura de construcción. A pesar de la precisión del concepto desfavorable para la construcción del Hospital en ese sitio por parte de la autoridad competente, y de haberle notificado expresamente que debía buscar otro sitio para el proyecto y que la visita técnica ratificó el concepto, en enero de este año el Departamento dio inicio con toda la pompa a la obra. El gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos Botero y su secretario seccional de salud, Carlos Mario Rivera Escobar, deberán responder a la ciudadanía por el grave problema que hoy está creado, producto de haber adquirido un lote inadecuado y de haber invertido en él hasta la fecha una cifra cercana a los $10.000 millones, al tiempo que deberán resolver cómo salen del lío con el constructor al que le adjudicaron la obra, que en caso de tener que suspenderla definitivamente, de manera legítima exigirá el cumplimiento del contrato. Pero surge una pregunta obligada ¿Por qué tanta obstinación en construir un Hospital en un sitio inadecuado y virtualmente prohibido? ¿Por qué desatender olímpicamente una advertencia realizada 2 meses antes de iniciar obras? Escarbando la historia del proyecto, el equipo de trabajo de mi oficina en la Asamblea Departamental se encontró con un perla, digna de un record Guinness. El 29 de enero de 2010 se firmó la escritura pública No 51 en la Notaría 31 de Medellín. Mediante ese instrumento, la sociedad Espinosa David y Cía. S. en C. divide un predio urbano, denominado Hacienda el Man de 138 hectáreas en 2, uno de 136 hectáreas y otro de 2 hectáreas. En el mismo documento le cede al Departamento de Antioquia el lote menor, el de 2 hectáreas, cobrando por el 50% del mismo $650’000.000, y donando el otro 50% con un valor, para efectos fiscales de $950’000.000. Para comenzar el valor comercial de una hectárea en ese sitio, según expertos consultados, no supera los $100 millones, pero siguiéndole la pista al inmueble, nos encontramos que en octubre de 2008, y según consta en la escritura 12.319 de la Notaría 15 de Medellín, el predio mayor antes del desenglobe, tenía un valor en libros de $132 millones ($956 mil por hectárea). Si proyectamos el valor de ese lote, que correspondía ese año al 6% del total de los activos de la sociedad, para el año 2009, cuando figuran en su declaración de renta activos por valor de $3.211 millones, podremos concluir que en libros, al fecha de celebrarse la escritura valía $193 millones. Con este ajuste, el valor catastral de la hectárea al concluir el ejercicio fiscal del 2009, en ningún caso podía superar la cifra de $1 millón 396 mil. Según estos documentos y de conformidad con lo dispuesto en la Ley 44 de 1990 y en la resolución IGAC 2555 de 1988, normas que fijan el piso del valor catastral en un 60% del avalúo comercial, la hectárea no podría superar el valor comercial de $2 millones 327 mil. El avalúo catastral del predio cedido, quedó registrado en $636 millones, modificación que seguramente efectuaron un poco antes de la venta, lo que significa que el valor por hectárea subió a $318 millones, lo que significó de un año a otro, multiplicar el precio por 228 veces, ¡un 22.779% de incremento!, si hagan la cuenta bien, ¡un veintidós mil setecientos setenta y nueve por ciento! Al este record se deben sumar un dato que es por lo menos curiosos, el lote del hospital quedó ubicado en el centro de la Hacienda el Man, lo que significa que la sociedad vendedora es su único vecino por los cuatro costados. ¿Qué precio comercial tiene hoy el lote grande escindido, pues sencillo, 136 multiplicado por $650 millones, que fue el precio que pagó el gobernador Ramos por una hectárea, la bicoca de $88.400 millones, cuando en libros en el año 2009, sin haber escindido el lote de marras, estaba registrado en $ 193 millones como lo explicamos más arriba. Tal vez esto no sería tan grave si el lote fuera el único apto para la construcción del hospital, y si no hubiera habido previa, reiterada, pública y oportunamente el ofrecimiento de donación total de un lote cercano por parte de los propietarios de la Hacienda El Asombro, quienes lo expresaron a través de su administrador Daniel Cadavid. Claro que el verdadero asombro se produce al conocer el desenlace de esta historia. Medellín, junio 30 de 2011. *Diputado Asamblea Departamental de Antioquia POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO.