A pocas horas del inicio del juicio contra los políticos independentistas presos por haber impulsado la declaración unilateral de independencia, estamos asistiendo a una ceremonia de la confusión que parece diseñada para desquiciar nuestras conciencias.
Para debatir sobre los pormenores del juicio en la tertulia “La noche en 24 horas”, de RTVE se ha invitado a Pedro Fernández, abogado de la acusación particular que ejerce Vox, y a Marcel Mauri, vicepresidente de Omnium Cultural, una de las “fuerzas de choque” sociales del procés.
Para despedirse, Pedro Fernández ha gritado un delirante “¡Viva España!” al que solo le ha faltado levantar una mano extendida para dibujar el saludo fascista. En su actitud, en sus gestos y en sus palabras, el abogado de Vox, como genuino representante de la ultraderecha más retrógrada, nos retrotraía a tiempos felizmente superados.
Mientras el abogado de Vox gritaba un falso “¡Viva España!”, uno de los máximos dirigentes de su partido, Rafael Barjadí, se reunía en Washington con Elliot Abrams, implicado en los genocidios y actos terroristas practicados durante la Guerra Fría en Guatemala, El Salvador o Nicaragua, y ahora elegido por Trump como representante para gestionar la ofensiva en Venezuela.
Vox, cuyo nacimiento fue financiado por dinero extranjero, que fluyó desde Washington a través de la mano interpuesta de un oscuro grupo de oposición iraní, dice defender España mientras sus hechos nos llevan a la intervención de una potencia extranjera.
Y, por su parte, el vicepresidente de Omnium, Marcel Mauri, volvió a insistir en querer presentar el juicio del procés como una muestra del “carácter represor del Estado español”, y a los políticos independentistas juzgados como “presos políticos”. Ocultando que, no solo violaron las leyes, sino sobre todo intentaron imponer de forma antidemocrática una independencia contra la mayoría de los catalanes que la rechazan.
Colocar en primer plano, el día antes del inicio del juicio del procés, el enfrentamiento entre estos dos oscuros personajes parece pensado para sembrar una confusión que nos acerque a la locura.
Todo para ocultar la realidad social de unos recortes, que tanto Puigdemont como Casado recortan, y de unos derechos que tanto Torra como Abascal pretenden jibarizar.
Lo que nos une a catalanes, madrileños, andaluces, vascos, castellanos… es la defensa de pensiones y salarios, de la sanidad y la educación públicas… Justo de lo que no quieren que se hable.