SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

El intruso Gabilondo y la debacle del PSOE

Crece sin cesar el proceso de autodestrucción del PSOE, acelerado por la sorprendente decisión de su secretario general Pedro Sánchez de destituir al líder y candidato socialista de Madrid Tomás Gómez en plena campaña de las elecciones de Andalucía y a cien días de las elecciones autonómicas y municipales de Madrid.

Una destitución que desdice la democracia interna del Partido Socialista, arruina las primarias madrileñas y que lejos de estar acabada puede resultar un estrepitoso fracaso de Sánchez porque Gómez y su gente van a plantear batalla con la candidatura de Amparo Valcarce. La que se enfrentará ahora al candidato oficial de la Ejecutiva de Sánchez, el ex ministro de Zapatero Ángel Gabilondo, un intruso -no es militantes del PSOE- implicado en la conspiración contra Gómez desde sus orígenes, con ayuda del diario El País y la vieja guardia del felipismo, con González y Rubalcaba merodeando.

Sin embargo y una vez descubierta la trama el intruso Gabilondo (hermano de Iñaki Gabilondo periodista influyente en Prisa y en la cúpula felipista) ha empezado a recular asustado y dice sin decir toda la verdad que él ‘está dispuesto a escuchar ofertas del partido’, como si fueran las primeras que le hacen, para optar al cargo de candidato PSOE a la Comunidad de Madrid que a todas luces había aceptado cuando se puso en marcha la conspiración contra Gómez.

Un disparate mayúsculo que ya veremos como acaba. Porque Susana Díaz está indignada con lo sucedido que afecta a la imagen del PSOE andaluz en plenos comicios del Sur y porque ella tenía una buena relación con Gómez y por eso Pedro Sánchez no le informó de sus planes ni en la mañana de la destitución.

Precisamente Sánchez aceptó subirse al carro conspirativo -diseñado por el dúo Rubalcaba -El País y que llevaba a Gabilondo en la mochila- una vez que le convencieron, y al parecer él se lo creyó, -así tituló El País el golpe de Madrid-, que la caza de Gómez le daría alas a su liderazgo y frenaría las ambiciones nacionales de Susana Díaz.

Aunque la cuestión de fondo de esta burda maniobra que está dañando al PSOE en toda España es de mayor calado: los urdidores del plan juegan a favor de la gran coalición PP-PSOE -escenificada en el pacto antiterrorista contra el yihadismo- y necesitaban que el bipartidismo saliera ileso de la batalla de Madrid que consideran la antesala de los comicios generales. Cuestión por la que tenían que destituir Tomas Gómez por dos motivos: porque era mal candidato y daba mal en las encuestas al PSOE madrileño frente al ascenso de Podemos y Ciudadanos; y porque Gómez nunca iba a pactar con el PP en Madrid -en un potencial reparto de la Comunidad y la Alcaldía- sino que antes de llegar a un acuerdo con la derecha, Gómez estaría dispuesto a pactar con Podemos. Así lo dijo el sábado en La Sexta.

Una posibilidad que provoca temblores en la Moncloa y en el felipismo y el entorno político y empresarial -los dueños de El País- de Prisa, los que consideran que la Gran Coalición PP-PSOE es la única posibilidad ‘razonable’ para conseguir la ‘estabilidad política’ en España tras las elecciones generales de fin de año.

Por alambicada que parezca esta explicación al final resulta muy sencilla. Estamos ante un golpe de mano en Madrid como parte de una estrategia de control del poder, y de lograr un aplazamiento en la muerte del Régimen de la transición a la espera de que una mejora económica consiga enderezar la nave española que avanza escorada hacia los rápidos y escollos de la incertidumbre.

Lo asombroso de este plan, temerario y anti democrático, está en que sus autores no han calculado los riesgos, que ya se están haciendo notar entre los militantes y los votantes del PSOE. Además de la dudosa legitimidad de las decisiones adoptadas por Sánchez contra Gómez -como lo ha explicado Joaquín Leguina- y del hecho irrefutable de que los argumentos esgrimidos contra Gómez sobre su escasa fuerza electoral pueden ser aplicados por igual a otros dirigentes del partido -empezando por Iceta en el PSC- e incluso a Pedro Sánchez porque desde que llegó a la secretaría general el PSOE no cesó de caer en las encuestas.

En cuanto al diario El País, miembro destacado y activo de la conspiración, no deja de llamar la atención que por un lado colabore en la caza de Gómez y por otro intente disimular con su ‘amigo’ el intruso Gabilondo y además publique un reportaje en el que historiador Santos Juliá, tras una portadilla titulada ‘Un partido marchito’, se olvide que también El País colaboró en la caza de Josep Borrell. Como no recuerda los GAL de González y tampoco un curioso detalle de un tiempo lejano en el que González y Guerra, antes del Congreso de Suresnes, ocuparon la oficina del entonces legítimo líder del PSOE Rodolfo Llopis y, mire usted por dónde, ¡cambiaron la cerradura! para que no pudiera entrar. Lo mismo que ahora se ha hecho con la sede del PSM en Callao. Pero con la diferencia que aquel golpe de mano les abrió una nueva etapa mientras que el golpe de ahora, probablemente, la va a cerrar.