Primero fue Kosovo, ahora Eslovenia, la insistencia de Puigdemont y Mas en mirar a los Balcanes como modelo demuestra que están dispuestos a empujar a Cataluña al desastre, y a convertirla en un devastado protectorado de la OTAN o del capital alemán.
El espectáculo dado por Carles Puigdemont al anunciar en el parlament la independencia de Cataluña, para unos pocos segundos después suspender sus efectos con la intención de abrir un periodo “de diálogo” no fue, como algunos suponen, una improvisación de última hora o una salída desesperada ante las muchas presiones recibidas.
Se trató de un plan preconcebido, anunciado días antes, por ejemplo a través del eurodiputado del PDeCat, Ramón Tremosa, que llamaba a seguir “el modelo esloveno hacia la independencia”.
¿En qué consiste esa “vía eslovena”? ¿Qué consecuencias tiene?
Tras unas elecciones donde una coalición de todas las fuerzas independentistas obtuvo la mayoría, el parlamento esloveno convocó el 23 de diciembre de 1990 un referéndum para separarse de Yugoslavia que obtuvo un respaldo mayoritario. Los eslovenos declararon la independencia, y acto seguido la suspendieron para sentarse a negociar con Belgrado. Durante seis meses las autoridades yugoslavas se negaron al diálogo y finalmente el 25 de junio de 1991 el Gobierno esloveno declaró unilateralmente su independencia. Rápidamente, Alemania la reconoció, y tras ella los principales países europeos y EEUU.
Junts pel Sí nos repite que ese es “un modelo de éxito”, que permite conquistar la independencia a través de vías políticas, fuerza al Estado español a negociar, y se gana el apoyo internacional.
Lo que callan es lo que de verdad supone el “modelo esloveno”, sus diferencias con el caso catalán, y sobre todo las trágicas consecuencias que comporta.
En Eslovenia se convocó un referéndum de autodeterminación en el que participó el 93,3% del electorado, con más de un 90% de votos a favor de la independencia. Y el 94% de los diputados del parlamento apoyaron la proclamación de la ruptura.
Nada que ver con Cataluña, donde el 60% de la población se negó a participar en el 1-O, y los votos a favor de la independencia apenas suman el 38% del censo.
Pero, y este es el lado más inquietante de la “experiencia eslovena”, fue necesaria una guerra para hacer efectiva la independencia. En la que Eslovenia tuvo que movilizar un ejército de 21.000 efectivos, y que provocó 74 víctimas mortales.
El conflicto bélico apenas duró 10 diez días… porque Serbia concentró todo su poder militar contra Croacia, que también había proclamado la independencia. Allí es donde se produjo la matanza que hizo posible la materialización de la independencia eslovena. La guerra en Croacia provocó 20.000 muertos, más de medio millón de refugiados, escandalosos episodios de limpieza étnica…
En eso consiste “el modelo esloveno”, que las cabezas del independentismo nos presentan como una vía suave hacia la independencia.
¿Pero en qué se ha convertido Eslovenia? ¿Realmente es un país independiente?
Eslovenia pudo constituirse como Estado independiente porque contó con el apoyo de Alemania y EEUU. Durante la guerra fría interesó mantener la unidad de Yugoslavia como dique de contención frente a la URSS. Tras la desaparición del peligro soviético, Berlín y Washington procedieron a despiezarla y a apoderarse de los trozos segregados… a costa de convertir los Balcanes en un infierno.
Eslovenia era una de las zonas más ricas y desarrolladas de Yugoslavia, por eso, porque era un bocado muy apetecible, Alemania se dio mucha prisa en reconocer su independencia.
Tras separarse, Eslovenia se convirtió poco menos que un protectorado donde el capital alemán ha hecho y deshecho a su antojo. Cuando estalló la crisis, se comprobó lo caro de la apuesta. Berlín había endosado a Eslovenia activos tóxicos que suponían el 20% de su PIB. La economía se quebró, el paro se duplicó en pocos meses, y un 30% de la población tuvo que recurrir a la ayuda humanitaria para sobrevivir.
EEUU también salió ganando con la independencia. Eslovenia se convirtió pronto en miembro de la OTAN, su ejército se remodeló para poder actuar como brazo armado de Washington fuera de sus fronteras. Así lo ha hecho en Kosovo, Afganistán, Chad, Líbano, Chipre…
Al colocar la independencia eslovena como modelo a seguir, las cabezas de la fragmentación demuestran que ellos son un peligro para los intereses de Cataluña.
Su “patriotismo” consiste en estar dispuestos a empujar a Cataluña a una tragedia de incalculables consecuencias, y a convertirla en un protectorado donde los grandes centros de poder mundiales impondrán sus intereses, reduciendo a poco más de cero la soberanía catalana.
Cada vez que nos presentan “un modelo hacia la independencia” expresan sus delirios. Hemos visto el “delirio kosovar”, ahora escuchamos el “delirio esloveno”.
Son patriotas panameños, dispuestos a entregar su patria a precio de saldo, como vendieron los independentistas de Panamá su país a EEUU.
Son lo más reaccionario y peligroso que hay en Cataluña, mirando con simpatía hacia unos Balcanes que para las personas de bien son una tragedia de infausto recuerdo.