El asociacionismo en Vitoria ha sido ejemplar en la lucha por el mejoramiento de los barrios y por buscar la calidad de vida de los vecinos. En los años 70 y 80 se convirtió en un referente en cuanto a compromiso, solidaridad y unidad. Pero hace años que eso está roto. La unidad se la han cargado desde las «políticas» municipales y los distintos partidos.
La FAVA (Federación de Asociaciones de Vecinos de Álava) viene denunciando que el acuerdo presupuestario PP y PNV no responde a las prioridades y verdaderas necesidades de la ciudadanía, trabajo y ayuda a personas y familias en peor situación, y señalando las carencias e incongruencias tales como:
El cómputo irreal de ingresos y mayor endeudamiento.
La falta de mantenimiento de Centros Cívicos nuevos, subida de cuotas, edificios municipales sin contenido y con futuro de privatización.
La promesa electoral de creación de empleo, sin concretar y aclarar; no hay partidas nuevas para las necesidades sociales. Pero se destinan 1,19 millones de euros al autobombo.
Desapego y lejanía de la ciudadanía al no haber tenido en cuenta ninguna de las propuestas realizadas por los grupos políticos de la oposición ni de las demandas planteadas por la ciudadanía a través de los “Consejos territoriales y sectoriales de la NO participación ciudadana”.
La reducción en abril en un 30% de las subvenciones a las Asociaciones por segundo año consecutivo fue la gota que ha colmado el vaso. De las 32 Asociaciones Vecinales, 26 se unieron en un manifiesto de denuncia del “ineficiente” modelo de participación ciudadana desarrollado por J. Maroto, así como la “nula voluntad” demostrada para fomentar una autentica participación propia de la democracia.«Las AAVVs de Vitoria-Gasteiz exigen transparencia y participación ciudadana para decidir en qué se gasta el dinero y cómo gestionar la ciudad»
El Reglamento Orgánico de Participación Ciudadana de 2004, sólo se ha cumplido “formalmente”.. Para el presidente de la FAVA, Antonio Estébanez, “Quieren cargarse la participación ciudadana… El reto principal es la transparencia de la corporación y la participación ciudadana para decidir en qué se gasta el dinero y cómo queremos que se gestione la ciudad”.
Desde UCE y en las últimas candidaturas, hemos defendido la reforma de la Ley Electoral para que el programa electoral sea como un contrato de obligado cumplimiento entre los cargos públicos elegidos y los electores; llistas abiertas y Asambleas de Electores por barrios y pueblos, para que los elegidos rindan cuentas periódicamente ante sus electores. Sin reformas como estas, lo que estamos viviendo es a la democracia lo mismo que un huevo a una castaña.