Hallados en Marruecos restos que adelantan 100.000 la aparición de nuestra especie, que sería más panafricana de lo que se pensaba.
En el uzzle de la evolución humana hay huecos muy enojosos, y uno de ellos es el origen de nuestra propia especie, el Homo sapiens. La mayoría acepta que es una especie genuínamente africana, originada a partir de una rama del Homo heidelbergensis, pero poco se conoce de su pasado inmediato. Los registros fósiles mostraban -hasta ahora- al hombre moderno brotando en torno a la región de Etiopía hace unos 195.000 años. El hallazgo de Jebel Irhoud (Marruecos), efectuado por un equipo liderado por el francés Jean-Jacques Hublin, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania), puede servir para cubrir ese misterioso vacío de nuestro origen.La idea de que el Homo sapiens evolucionó en el este de África hace 200.000 años se tambalea. Hasta ahora los fósiles más antiguos de hombre moderno eran cráneos de 196.000 y 160.000 años de Etiopía, y los estudios de ADN de las poblaciones actuales alrededor del globo apuntaban a un origen africano, de unas poblaciones que comenzaron a separarse hace unos 200.000 años. Pero ahora el equipo de paleoantropólogos liderado por Hublin y el marroquí Abdeluahed Bennacer ha descubierto en Jebel Irhoud, cerca de la costa atlántica, restos óseos de H.sapiens que al ser analizados con las más precisas técnicas de datación, han arrojado una antigüedad de 315.000 años, un sorprendente hallazgo que adelanta 100.000 años los orígenes de nuestra especie«.¿Cuantos tesoros paleoantropológicos aguardan bajo los sedimentos de nuestra cuna africana?»Este descubrimiento no implica que el Homo sapiens se originara en Marruecos, sino nuestro origen es mucho más disperso y panafricano de lo que se pensaba y que los primeros humanos modernos evolucionaron en toda África, que al no existir áun el desierto del Sáhara habría permitido una circulación fluída por todo el continente. «Hasta ahora se pensaba que el Homo sapiens se había originado bastante rápido en un ‘jardín del Eden’ del África subsahariana. Pero ahora diría que ese Edén es todo el continente africano», dice Hublin.En realidad los fósiles -20 huesos pertenecientes al menos a cinco individuos, incluyendo una mandíbula bastante completa, fragmentos de cráneo y herramientas de piedra sofisticadas- ya habían sido desenterrados a finales de los 2000, pero entonces los expertos supusieron que tenían 40.000 años, y luego 160.000. A Hublin no le cuadraba y recientemente usó los medios del Instituto Max Planck para datar el sitio y todos los restos humanos usando dos métodos diferentes, más modernos y precisos: termoluminiscencia sobre los utensilios de piedra hallados en el yacimiento y medidas de radiactividad en los sedimentos. Los resultados arrojaron una antiguedad mucho mayor: entre 280 y 350.000 años.Hublin se muestra convencido de que se trata de restos de Homo sapiens: «tenían una cara con la que te podrías cruzar hoy por la calle», apunta el experto. Los dientes –aunque grandes comparados con los de los humanos de hoy– también se ajustan más a un Homo sapiens que a los neandertales u otros humanos arcaicos. El cerebro aún tenía que evolucionar hasta el nuestro.Otros paleoantropólogos muestran reservas: para María Martinón Torres, investigadora del University College de Londres, lo de Jebel Irhoud son “presapiens”, hasta que se demuestre lo contrario. «Todavía no tienen las características que definen a los humanos modernos, como el cráneo alto y el abombamiento parietal, que sí están presentes en otros Homo sapiens arcaicos, como los de los yacimientos de Qafzeh (Israel) o incluso el de Herto (Etiopía)”, dice Martinón. Otros, como los antropólogos británicos Chris Stringer y Julia Galway-Witham, apoyan sin reservas que el hallazgo marroquí son “los fósiles de H.sapiens más antiguos”, y se muestran entusiasmados de que el descubrimiento de Jebel Irhoud “puede iluminar la evolución de nuestra especie de manera equivalente a cómo los fósiles de la Sima de los Huesos, en Atapuerca, han proporcionado información sobre el desarrollo de los neandertales”, dicen en un artículo en Nature que anima a revisar las actuales ideas sobre la evolución humana en África.El origen del Homo sapiens anterior al establecido también está apoyado por otro estudio previo con análisis de ADN humano antiguo. Un equipo de investigadores liderado por Mattias Jakobsson desde la Universidad de Upsala (Suecia) secuenció el genoma de un niño que vivió en Sudáfrica hace unos 2.000 años, y determinó que sus antepasados sapiens se separaron de otras poblaciones africanas actuales hace más de 260.000 años. Hublin ha intentado obtener -de momento sin éxito- ADN de los restos de Jebel Irhoud, algo que ayudaría a esclarecer sin género de dudas si los restos pertenecen a nuestro linaje.»Lo que pensamos es que antes de 300.000 años hubo una dispersión de nuestra especie, o al menos la versión más primitiva de nuestra especie, en toda África», dice Hublin. Durante aquel período, el Sáhara era verde y estaba lleno de lagos y ríos. Los animales que recorrieron la sabana africana oriental, incluyendo gacelas, ñus y leones, también vivieron en las cercanías de Jebel Irhoud por aquel entonces. No es difícil imaginarse a nuestra especie -que luego se expandandría sin obstáculo por todo el globo- ocupando todo el continente, desde Sudáfrica hasta el Atlas, comunicada por corredores por donde circulaban intercambios genéticos y también culturales. Los restos de instrumentos líticos encontrados en Marruecos se asemejan a otros encontrados en otras partes de África. “Hubo una transferencia continental de saberes líticos a partir de hace 300.000 años», afirma el profesor Abdeluahed Bennacer, co-autor del descubrimiento.También apunta en esa dirección Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona y uno de los mayores expertos mundiales en ADN antiguo. “El panorama del ser humano en África en los albores de nuestra especie es mucho más complejo de lo que nos habíamos pensado. Probablemente coexistieron formas muy diversas con morfologías más o menos modernas junto con otras más primitivas, y sin duda por todo el continente”, afirma.En Jebel Irhoud yacía enterrado un tesoro del Rey Salomón para la evolución humana, que gracias al tesón del equipo de Hublin -un francés de origen argelino- ha salido felizmente a la luz. El yacimiento se conocía desde los años 70, apareciendo cuando Marruecos explotaba una mina de baritina, pero estuvo a punto de perecer por abandono y desidia. Gracias a este hallazgo sabemos que nuestra especie es más vieja y más africana de lo que pensábamos, y algunas tinieblas sobre nuestro origen han empezado a disiparse. ¿Cuantos más yacimientos -de valor científico incalculable- aguardan bajo los sedimentos de nuestra cuna africana?