OPEN ARMS

El Gobierno que acogió al Aquarius no puede mantener prisionero al Open Arms

Clamor ciudadano para que el Gobierno deje operar al Open Arms en su labor humanitaria en el Mediterráneo

El pasado 8 de enero, la Capitanía Marítima de Barcelona, a instancias del Gobierno, impidió que el buque de salvamento Open Arms pudiera zarpar para llevar a cabo sus operaciones de rescate y salvar a migrantes de morir ahogados en el Mediterráneo. Desde entonces está amarrado en el puerto. Una ignominia que levanta la indignación de la mayoría social progresista, que clama porque al Open Arms le dejen hacer su trabajo.

Cada día que el Open Arms está amarrado a puerto tiene consecuencias. Si uno entra en la página web de Open Arms, es recibido de inmediato por un mensaje: “Ya habéis dejado morir a XXX personas” (262 cuando se cerraba la edición de este periódico). Es un contador con el que denuncian las vidas que continuamente se están perdiendo en el mar Mediterráneo al no haber ningún barco de rescate que pueda salvarlas.

Al mismo tiempo, el Aita Mari, un buque pesquero reconvertido en barco de salvamento, no puede navegar desde que, en noviembre de 2018, el Gobierno le denegó la posibilidad de abandonar el puerto de Pasaia, en Guipúzcoa.

El 2018 más de 2.000 migrantes se ahogaron en el Mediterráneo, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)

Se trata de un cambio drástico en la política del Gobierno, totalmente diferente de cuando, el pasado verano, decidió dar permiso al Aquarius para atracar en España con 600 refugiados rescatados. El Gobierno, que hace unos meses tomó una posición audaz y recibió el caluroso aplauso de la mayoría social, ha optado por plegarse a la ignominiosa política actual de la Unión Europea de cierre de fronteras, y dejar que las personas migrantes que huyen del hambre y la miseria se mueran en el mar. Actualmente, el buque Aquarius, pilotado por Médicos Sin Fronteras y SOS Méditerranée, está atracado de manera definitiva en Marsella, después de que las presiones del Ministro de Relaciones Exteriores italiano, Salvini, lograra dejar al barco sin bandera.

El año pasado, más de 2.000 personas migrantes fallecieron ahogadas tratando de cruzar el mar Mediterráneo, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Pero los gobiernos europeos no solo han renunciado a evitar todas esas muertes, sino que impiden que las ONG puedan hacer el trabajo que deberían hacer ellos mismos para salvar vidas.

Ahora no hay ningún barco de rescate en el Mediterráneo. Una situación injustificable que la mayoría social exige atajar de inmediato, clamando por que dejen trabajar al Aita Mari o al Open Arms.