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El gasto público en educación cayó un 12% entre 2009 y 2012

Cuando el Gobierno empieza a ver la luz al final del maltrecho túnel económico, toca empezar a hacer recuento de los daños que ha dejado la crisis. El gasto público en educación cayó un 12% durante los años centrales de la recesión. Si, en 2009, las administraciones públicas destinaron 53.092 millones de euros a todo lo relacionado con la política educativa, en 2012 se apretaron el cinturón y gastaron apenas 46.606 millones. Son 6.486 millones menos que se han tragado por el camino la austeridad y el ahorro que han caracterizado a este periodo negro.

Lo dicen los datos definitivos de la Estadística del Gasto Público en Educación, que el Ministerio de José Ignacio Wert acaba de colgar en su web con un buen puñado de tablas sobre cómo emplearon el dinero la administración central y las comunidades autónomas (que son las que tienen las competencias educativas) durante 2012, último año del que hay información oficial.

Los datos incluyen todas las etapas educativas, desde Infantil a la Universidad, pasando por los sueldos, los gastos corrientes, las siempre polémicas becas o el dinero que las administraciones educativas dedican a conciertos y subvenciones, que ha bajado un 3%, de los 5.891 millones de euros que se dedicaban en 2009 a 5.705 millones en 2012.

Las gráficas, en definitiva, demuestran que las épocas de esplendor han quedado atrás. Desde los años 90, el gasto público en educación siempre se había incrementado. Y así fue hasta 2009, cuando llegó a su tope máximo: 53.092 millones de euros. Podría decirse que la crisis llegó con un poco de retraso al mundo educativo. A partir de ese momento, la hucha cada vez se ha ido haciendo más pequeña: 52.721 millones en 2010; 50.828 millones en 2011; 46.606 millones en 2012…

Efectos devastadores

Todas las comunidades autónomas han sufrido efectos devastadores y es imposible encontrar alguna en la que ahora se invierta más generosamente que antes. Las que más han recortado han sido Castilla-La Mancha (un 20% entre 2009 y 2012), la Comunidad Valenciana (un 19%) y Canarias(un 17%). Las que menos lo han hecho, por contra, han sido Andalucía (un 5%), el País Vasco (un 7%) y Cantabria (un 8%).

La partida del Ministerio de Educación también ha disminuido: si se cuenta sin deducir las transferencias a las autonomías, la bajada ha sido del 34% (de 2.980 a 1.959 millones de euros); si se cuenta deduciendo estas transferencias, del 14% (de 2.139 a 1.829 millones).

En términos de participación en el Producto Interior Bruto (PIB), el gasto público en educación se sitúa en un 4,42%, una cifra que nos aleja de la media europea (5,25% en 2011, según datos de Eurostat) y nos sitúa al nivel de países como Letonia o Hungría.

«Lo más grave es que veníamos de un 5% de gasto público educativo en 2010. Y el Plan Nacional de Reformas enviado por el Gobierno a Bruselas prevé reducir el porcentaje del PIB aún más: hasta el 3,9% en 2017″, advierte Francisco García Cruz, responsable de Enseñanza Pública no Universitaria del sindicato CCOO.

Recortes

Fuentes del Ministerio de Educación dicen que conviene analizar con «cuidado» la caída del gasto público en relación al PIB porque, aseguran, se ha empleado ahora un nuevo sistema de cálculo -que incluye el dinero de la prostitución o del tráfico de drogas- y «por eso no ha bajado tanto como pudiera parecer». Eso sí, admiten que en 2012, que fue el primer año real de Gobierno del PP, «hubo que tomar unas medidas extraordinarias derivadas de la extrema situación económica del país, lo que hizo que el gasto público disminuyera».

Esas medidas extraordinarias han supuesto, por ejemplo, que el gasto público destinado a becas y ayudas al estudio haya pasado de 1.770 a 1.753 millones de euros entre 2009 y 2012.

Los economistas Juan Hernández Armenteros y José Antonio Pérez García adelantan a ELMUNDO parte de las conclusiones de un trabajo que publicarán el próximo mes de mayo, en el que señalan que la dotación media que recibe cada universitario becado ha pasado de ser de casi 3.000 euros en 2009 a unos 2.300 euros en 2013. Son en torno a 700 euros menos por alumno.

«La tendencia es descendiente», señala Hernández Armenteros, que recuerda que, el próximo mes de abril, el Gobierno enviará a Bruselas su nuevo plan de ajuste y entonces se conocerá el rumbo que tomará el gasto público en educación para los próximos tres años. «Si lo revisan al alza, tampoco creo que sea muy elevado; será una cantidad simbólica», aventura este profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Jaén.

Prioridades

«Evidentemente, el Gobierno no tiene las prioridades que han marcado en otros países, donde el gasto público en educación en relación al PIB no ha caído nunca», hace notar José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra.

«El Gobierno dice que hay que recortar y se recorta en todos lados en la misma proporción, sin priorizar. Yo creo que habría que priorizar en la educación. Tengo claro que es importante, porque, en la época del Big Data, vamos hacia una sociedad en la que se necesitarán conocimientos avanzados mucho mayores. Cada vez los empleos tradicionales van a estar peor remunerados y van a ser más sustituibles por máquinas.Frente a eso, tiene que haber un esfuerzo financiero mantenido y bien orientado», reflexiona García Montalvo.

El Gobierno siempre insiste en la idea de que invertir más no necesariamente conlleva que los alumnos tengan mejores resultados académicos, como dice la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pero la mayoría de los economistas consultados por este periódico no cree que la solución sea simplemente gastar menos.

«Sin gasto difícilmente podemos mejorar el sistema educativo», opina Hernández Armenteros, que coincide con García Montalvo en que «el Gobierno hizo una reducción lineal» cuando aprobó, en abril de 2012, su controvertido decreto de medidas de ahorro. «Había que haberlo hecho con delicadeza y haber mirado bien dónde recortar. Quizá en la universidad se podía haber bajado más en infraestructuras, por ejemplo».

Lorenzo Serrano, profesor del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, cree, por su parte, que las cosas mejorarán muy pronto. «Es probable que cambie la tendencia», indica este investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). «La sociedad española es consciente de la importancia de la educación. Esto incluye al Gobierno y a los partidos de la oposición. La mejora presente, y esperable aún más en el futuro, de la situación de las finanzas públicas permitirá plasmarlo en términos de recursos económicos con el fin de la necesidad de los ajustes del gasto público», pronostica.