Pamplona. ERE en Koxka

El frí­o cierra

La firma del ERE de extinción de 230 puestos de trabajo de los 650 que tiene la empresa Koxka en las factorí­as navarras (Landaben y Peralta), y 45 más en delegaciones comerciales de Sevilla, Bilbao, Asturias, San Feliú y Alcalá. La firma por parte de los sindicatos del ERE es la condición que pone la dirección para presentar un plan de futuro hasta 2014.

La extinción de un tercio de los uestos de trabajo está ligada al periplo, desde su fundación como empresa artesanal (Baes) hasta su venta a la multinacional nortemericana Ingersoll Rand. Y es, la historia condensada de la “muerte del tejido productivo español” que ahora nos deja vulnerables ante la crisis. Empezó siendo una pequeña empresa casi familiar llamada Baes, radicada en Huesca, al servicio de la Hostelería y la Allimentación. Al jubilarse los socios fundadores fue absorbida por Koxka, empresa líder del sector en España, lo que dio un impulso a esta empresa en la década de los noventa. Sus productos, que hasta ahora se vendían desde Huesca a Nueva Zelanda, ahora creció de tal forma en Hispanoamérica que se proyectó abrir una sucursal en México. Poco después, Hussmann, líder mundial del sector adquirió la empresa dentro de su estrategia de fortalecer su posición en Europa. De los treinta trabajadores en los ochenta la empresa pasó a tener casi 100 trabajadores. Tal como escribe uno de sus trabajadores “íbamos construyendo nuestras vidas con la base de un empleo estable, conocíamos a nuestros compañeros y compañeras para una vida, comprábamos nuestras casas, teníamos hijos, pero alguien en Walt Street decidió mover los arcanos de nuestro destino.” Mediante una operación bursátil Ingersoll Rand, una innovación empresa de ámbito global que provee soluciones a nivel comercial e industrial, compró Hussman. La maquinaria de Ingersoll Rand se usó para la construcción del canal de Panamá o de la fabrica de la Carbide en Bopal (250.000 muertos en un accidente). La empresa cerró la Bobcat en el Reino Unido para trasladarla a China y, en España, desmontó el tejido comercial de Koxka y externalizó la producción de paneles y puertas de cámaras frigoríficas. Según el trabajador “en Huesca no invirtieron ni un euro, abandonaron a los pequeños clientes para centrarse en las grandes superficies y fueron reduciendo la plantilla hasta su actual nivel de 44 trabajadores.” Hasta que el varano pasado declararon inviable la empresa y anunciaron su cierre: “Destruís nuestro medio de vida, nos dejáis en la calle no para partir de cero, sino con nuestras hipotecas e hijos detrás y además nos regateáis el dinero de nuestras indemnizaciones.”