SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

El ‘efecto Rajoy’ llega tarde y no frena la sangrí­a

Y MARIANO RAJOY ofreció una rueda de prensa. La primera como Dios manda desde que es presidente del Gobierno. Es posible que el comentario de ayer de Financial Times en el que, tras llamarle «el presidente que más tiempo ha estado en silencio», le animaba a «alzar la voz para restaurar la confianza en los bancos» tuviera algo que ver con esta no prevista declaración pública. Sea como fuere, Rajoy dio la cara ante la opinión pública en unas horas críticas en los mercados, aunque la sede del PP no fuera la ideal para realizar una comparecencia como presidente del Gobierno.La prima de riesgo amaneció por encima de los 510 puntos básicos y la rentabilidad del bono español a 10 años más allá del 6,50%. Niveles que hacen prácticamente imposible la financiación de la economía. Además, ayer se acentuó nuestro distanciamiento con Italia en la percepción sobre el riesgo-país que tienen los inversores. Un factor muy negativo porque nos deja más aislados para defendernos de los ataques.Rajoy transmitió dos mensajes clave a los mercados y a los ciudadanos. El primero, que España está cumpliendo con las reformas y el ajuste pactado con Bruselas y el BCE. Como consecuencia, Europa tiene la obligación de socorrernos. Otro toque de atención al BCE para que ayude a «resolver el problema de sostenibilidad de la deuda de los países que hacemos el trabajo», pero también a toda la UE para que disipe cualquier duda sobre el euro. Porque mientras Grecia esté en el alero, España seguirá zozobrando. Por tercera vez en dos semanas, el Gobierno reconocía que se queda sin resortes para aliviar la tensión de los mercados sobre los activos españoles.Y como no podía ser menos el día en que los inversores acogían con un desplome inicial del 29% -moderado luego a la mitad- el plan de salvamento de Bankia, el segundo mensaje tuvo como objetivo la banca. Rajoy afirmó que «no podemos dejar caer ninguna entidad financiera ni ninguna autonomía porque se caería el país», pero falló en su explicación de la crisis de Bankia. Primero, porque dijo que «la subida de la prima de riesgo no tiene nada que ver» con la situación de la entidad. Después, porque no aportó luz nueva sobre las dudas que tienen los inversores: no supo decir a cuánto ascenderá la inyección de capital ni de qué forma se va a sufragar.Y para terminar de arreglarlo, minutos después de que el presidente afirmara que «no habrá rescate europeo a la banca española», el ministro de Asuntos Exteriores se desmarcaba con un «no está determinado» si España tendrá que recurrir a ese fondo: «Estamos en una primera fase de evaluación de las necesidades de los bancos», añadió. No es de extrañar que, así, el Gobierno no lograra ayer frenar la sangría de los mercados. Al finalizar la sesión, la Bolsa cayó otro 2,2%, mientras que la prima de riesgo cerró en 511 puntos básicos, máximo desde la introducción del euro, y el bono a 10 años en el 6,47%.Vivimos jornadas trascendentales y sería de necios intentar desviar la atención achacando nuestros problemas con la prima de riesgo al contexto europeo. Estamos en el punto de mira por Bankia y la incertidumbre sobre el sector financiero español; porque el Banco de España aprobó hace 37 días el saneamiento del banco por 5.000 millones y hace 5 dio el visto bueno a otro de 19.000 millones. Pero también por la ayuda financiera urgente que necesita Cataluña y la extensión de este problema al resto de las autonomías; por las continuas revisiones del déficit público… El Gobierno debe ser consciente de ello y luchar por seguir construyendo sobre bases más seguras su proyecto de regeneración del país, porque comprobamos día a día que los inversores continúan cebándose con España en cuanto les damos la más mínima ocasión.