La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado la alerta sanitaria internacional contra el coronavirus 2019-nCoV, cuyo foco inicial se declaró en la ciudad china de Wuhan (provincia de Hubei) a finales de diciembre. La OMS ha afirmado que confía en que China -que está haciendo enormes esfuerzos humanos y materiales- logre contener el grueso de la infección dentro de sus fronteras, para que así la propagación a otros países sea lenta y controlable.
El número de afectados por el coronavirus de Wuhan en China alcanza los 17.335 y ya supera al total de casos en la epidemia de SARS de 2003 en todo el mundo, 8.096. La mayor parte de los fallecidos -el 90% del total de 362 muertes en todo el mundo- proceden de la provincia de Hubei, donde se encuentra la ciudad de Wuhan y foco de la epidemia.
La lucha de la sanidad china contra el virus ha logrado que, a día de hoy, los pacientes que han recibido el alta continúan superando el número de fallecidos: 477 han conseguido recuperarse. Pero las cifras, tratándose del país más populoso del planeta, apabullan. El número de casos sospechosos en todo el país llega a los 21.558, y China mantiene en observación a 152.700 personas.
Hasta el momento, el virus se ha propagado, de forma aún limitada, a 27 países de todo el mundo. En Japón hay 20 positivos por 2019-nCoV, en Tailandia 19 o en Singapur 18, por señalar los países con más contagios. En todos los casos se trata de personas que han estado en Wuhan en las últimas semanas.
A río revuelto…
Hay quien trata de sacar réditos económicos de esta alerta sanitaria. A nadie se le escapa que la alarma por el coronavirus también tiene una dimensión política. Mucho menos a EEUU y a China, que se hallan en medio de un precario «alto el fuego» de su guerra comercial.
Las autoridades chinas han acusado a EEUU de alimentar el miedo con sus medidas contra el brote de coronavirus. El gobierno norteamericano fue el primer país que anunció que evacuaría a su personal consular de Wuhan, la ciudad donde comenzó la epidemia, y también ha sido el primer país que ha prohibido la entrada a los viajeros procedentes de China. En cambio, «EEUU no ha ofrecido ayuda alguna a nuestro país», ha lamentado la portavoz del ministerio de exteriores chino.
Gigantescos esfuerzos
Ha sido el propio Director General de la OMS el que ha remarcado que «el gobierno chino debe ser felicitado por las medidas extraordinarias que ha tomado para contener el brote, a pesar del grave impacto social y económico que esas medidas están teniendo sobre el pueblo chino».
Todo el planeta ha podido ver que las autoridades de Pekín han hecho gigantescos esfuerzos por proteger a su población y al mundo entero del peligro de una infección global. Se ha puesto a una ciudad como Wuhan, de más de 11 millones de personas, en cuarentena, y se han tomado fuertes medidas preventivas y de control en áreas metropolitanas como Beijing y Shanghai.
Las vacaciones del Año Nuevo Lunar se han extendido para mantener la migración nacional de la población -cientos de millones de chinos que viajan estos días para ver a sus familias- al nivel mínimo. Todo ello está teniendo un impacto notable y lesivo en el tejido productivo del país. La Bolsa de Shanghai arrastra pérdidas del más del 7%.
Se han destinado una ingente cantidad de recursos, miles de obreros y de máquinas para construir en tiempo récord -en apenas 10 días- dos hospitales en Wuhan que suman 2.500 camas, donde los enfermos son atendidos por más de 6.000 médicos y enfermeros de todo el país, así como por 1.000 especialistas del cuerpo médico del Ejército Popular, muchos de ellos bregados en las crisis sanitarias del ébola o del SARS.
El gobierno ha reforzado las fábricas de material sanitario y ha comprado enormes partidas de mascarillas o desinfectantes del exterior. Se ha asignado 1.000 millones de yuanes en fondos de emergencia para Wuhan y Hubei. Se han enviado verduras, alimentos y otros recursos vitales desde otros lugares a la ciudad en cuarentena.
El país se ha volcado en muestras de cariño y solidaridad con los habitantes de Wuhan. Las organizaciones benéficas y de la Cruz Roja en Hubei han recibido hasta 4.260 millones de yuanes y más de 5 millones de piezas de material sanitario en donación desde toda China.
Más allá de la opinión que se tenga acerca del régimen chino, si el gobierno de Pekín no hubiera tomado medidas decididas y hubiera volcado toda su enorme capacidad material y humana en contener la infección, el coronavirus podría haberse extendido por todo el mundo y haber generado un dañino impacto en los sistemas económicos y de salud pública mundiales.