La táctica es tan sencilla como abyecta, tan eficiente como inmoral, criminal y cruel. Y no es nueva: la han usado todos los grupos terroristas como Al Qaeda o el Estado Islámico. En los veintidós meses de genocidio en Gaza, Israel la ha practicado una infinidad de veces. Se trata del “double tap”: primero se ejecuta un brutal bombardeo, como en este caso sobre el hospital Al Nasser. Luego llegan los sanitarios, rescatistas y periodistas palestinos. Entonces, a los quince minutos, se lanza un segundo y aún más demoledor ataque.
De esta cobarde forma Israel ha asesinado a 20 personas, entre ellos a cinco periodistas más, de una larga lista que ya suma 247. Así ha perpetrado Israel uno más de sus incontables crímenes de guerra.
El primer ataque sirve de anzuelo para el segundo, donde Israel atenta contra objetivos prioritarios en su planificado holocausto en la Franja: sanitarios y periodistas. En su ansia criminal, el ejército hebreo busca eliminar todo lo que hace posible la vida en Gaza -incluyendo a rescatistas, sanitarios y médicos- pero también a los incómodos testigos de sus crímenes de guerra. Los periodistas, reporteros y camarógrafos se han convertido en uno de los blancos preferentes de los ataques aéreos, de los francotiradores o de los drones sionistas, asesinando a una larga lista que ya se acerca a los 300 profesionales.
En esta ocasión Israel, mediante la táctica del «doble ataque», a acabado con la vida de cinco periodistas más. El camarógrafo Hussam al-Masri, de Reuters, que operaba una transmisión en vivo desde el hospital Al Nasser en Khan Younis, murió en el primer bombardeo. El segundo ataque -además de a varios rescatistas- asesinó a cuatro periodistas más: Mohamed Salama (Al Jazeera), Mariam Abu Daqqa (freelance que trabajaba para la agencia AP), Moaz Abu Taha y Ahmad Abu Aziz (trabajaba para la red Quds y también para el medio online Middle East Eye).
Los propios reporteros palestinos -como la periodista Hind Khoudary- explican que al privarles Israel de electricidad e internet, los profesionales usan esos servicios en los hospitales para seguir informando. Khoudary fue testigo directo del brutal atentado y relata que Israel primero utilizó un dron suicida, que golpeó la azotea del hospital, donde se encontraban varios periodistas. Cuando los servicios de emergencia subieron a ayudar a los heridos, justo en el mismo lugar tuvo lugar el segundo ataque.
El brutal ataque -que además causó otros 50 heridos- contra el hospital Nasser, el único que sigue funcionando parcialmente en el sur de la Franja (sólo quedan operativos 3 de los 36 hospitales de Gaza) fue además retransmitido en directo, dando un nuevo testimonio del horror del genocidio y del grado de impunidad e iniquidad de Israel.