Desde una perspectiva conservadora, el general Luiz Eduardo Rocha Paiva, profesor de la Escuela del Estado Mayor del Ejército, critica de modo frontal la reacción de su país a la instalación de siete bases estadunidenses en territorio colombiano. Dice: no serían un problema si Brasil dispusiese de poder militar a la altura de la posición que pretende adoptar en el escenario internacional. Lo que nos amenaza es nuestra debilidad.
DIARIO DEL PUEBLO.- Es robable que el presidente Obama se hunda en una situación difícil del tipo de la Guerra de Vietnam, lo que podría arruinar el porvenir del presidente Obama, al igual que la otrora Guerra de Vietnam para el presiente Lyndon B. Johnson, según informó el día 6 el periódico británico “The Sunday Times” citando la advertencia de una persona autorizada estadounidense México. La Jornada El definitivo adiós al patio trasero Raúl Zibechi El acuerdo firmado el 7 de septiembre por Luiz Inacio Lula da Silva y Nicolas Sarkozy completa el viraje estratégico producido en la región con la decadencia de la hegemonía de Estados Unidos y el ascenso de Brasil como potencia global. Nace un complejo militar-industrial autónomo en el que alguna vez fuera el patio trasero del imperio, que consigue blindar la Amazonia y las reservas de hidrocarburos descubiertas en el litoral marítimo brasileño. Por si fuera poco, se informó que Brasil está en condiciones de fabricar armas atómicas. El 5 de septiembre, el general Luiz Eduardo Rocha Paiva, profesor de la Escuela del Estado Mayor del Ejército, firmó un artículo de análisis en el sitio militar Defesanet: La miopía estratégica y la indigencia militar son las mayores amenazas a la soberanía de Brasil. Desde una perspectiva conservadora, critica de modo frontal la reacción de su país a la instalación de siete bases estadunidenses en territorio colombiano. Dice: no serían un problema si Brasil dispusiese de poder militar a la altura de la posición que pretende adoptar en el escenario internacional. Lo que nos amenaza es nuestra debilidad. El artículo refleja el estado de ánimo de los militares brasileños, que temen una intervención de potencias occidentales que desde 1990 buscan imponernos una soberanía compartida en la Amazonia. La sensación de debilidad creció desde que un año atrás fueron descubiertos 50 mil millones de barriles de petróleo en el mar de Brasil, a siete kilómetros de profundidad. Esos recursos serán explotados por el Estado y no por empresas privadas, según propone Lula, con lo que Brasil se coloca como una de las principales estrellas del emergente BRIC, combinando una potente industria con autonomía energética que no todos poseen. Faltaba la autonomía militar. El acuerdo con Francia le permite comprar cinco submarinos, uno nuclear, y 50 helicópteros de transporte militar por un valor de 12 mil millones de dólares. Con la anunciada adquisición de 36 cazabombarderos Rafale de la francesa Dassault, la cifra se elevaría a 18 mil millones de dólares, pero la prensa gala estima que la compra puede ascender a 120 aviones. Si se confirma la preferencia de Lula por el aparato francés, habrá quedado por el camino el F-18 Hornet de Boeing, en una decisión política que se ha interpretado como una declaración de guerra a Washington. El negocio incluye la adquisición por Francia de 10 aviones de transporte militar KC-390 brasileños para sustituir los Hércules C-130 estadunidenses. Con ser importante, el negocio es apenas un detalle menor al lado de la masiva transferencia de tecnología que conlleva la alianza. El acuerdo contempla la construcción de astilleros en Río de Janeiro, donde serán construidos los submarinos Scorpene; en tanto, los helicópteros serán armados en Minas Gerais por la empresa binacional Helibras, filial de la europea EADS. Con los aviones de combate la cuestión es más ambiciosa. La adquisición de los Rafale no será una mera compra, porque se construirán en Brasil y existirá la posibilidad de que sean vendidos en América Latina, dijo el canciller Celso Amorim. Las seis primeras aeronaves las entregará Francia, pero las 30 restantes serán ensambladas por la brasileña Embraer, que ya es la tercera empresa aeronáutica del mundo detrás de Airbus y Boeing, y fabrica aviones de combate, aunque no cazabombarderos de última generación. El contrato a estudio considera que Brasil podrá vender los cazas Rafale en Sudamérica, lo que da idea de la trascendencia de una alianza que, en los hechos, lo convierte en un avión de combate franco-brasileño. De ese modo, Brasil pasa a ostentar la mayor flota naval de América Latina y una industria capaz de abastecer a sus fuerzas armadas de modo permanente según la evolución de los acontecimientos en la región. Brasil estará entre los once países del mundo capaces de fabricar cazabombarderos. El monto de los acuerdos, si se incluyen los Rafale, sería cuatro veces superior al costo del Plan Colombia. Así Brasil completa un giro radical: hace siete décadas, durante la Segunda Guerra Mundial, Getulio Vargas alineó a su país con Estados Unidos. Ahora Lula proclama la segunda independencia, como dijo cuando propuso la creación de Petrosal, la empresa estatal encargada de monitorear la explotación de yacimientos que ahora protegerá la marina. Quien crea que es una política del gobierno de Lula está equivocado. Es una opción del Estado brasileño, largamente planificada –los acuerdos con Francia fueron negociados más de un año–, pero acelerada por la decisión del Comando Sur de convertir a Colombia en una gigantesca base militar. El parlamento de Brasilia aprobó en tiempo récord de 48 horas los fondos para la compra de los cinco submarinos y los 50 helicópteros. Más claro fue el comandante de la marina, Julio Soares de Moura Neto, quien respondió a un cuestionamiento del conservador Folha de Sao Paulo sobre el elevado gasto militar: Los brasileños precisan tener conciencia de que tenemos riquezas inconmensurables en el mar, y la marina debe estar preparada para defender nuestra soberanía sobre ellas. Agregó que la reactivación de la Cuarta Flota no fue ni política ni diplomáticamente informada a Brasil, con lo que la pretendida alianza entre la Casa Blanca y Planalto se disolvió en las nieblas del militarismo. La alianza entre Francia y Brasil echa luz sobre los verdaderos acontecimientos del continente; las cosas se han invertido: ya no son los gobiernos díscolos del sur los que pretenden poner palos en la rueda de la hegemonía estadunidense. Es la Casa Blanca la que intenta frenar el ascenso de Brasil al rango de potencia global, lo que inevitablemente supone el ocaso de Estados Unidos en la región. LA JORNADA. 11-9-2009 China. Diario del Pueblo ¿Puede la guerra de Afganistán arruinar el porvenir de Obama? Es probable que el presidente Obama se hunda en una situación difícil del tipo de la Guerra de Vietnam, lo que podría arruinar el porvenir del presidente Obama, al igual que la otrora Guerra de Vietnam para el presiente Lyndon B. Johnson, según informó el día 6 el periódico británico “The Sunday Times” citando la advertencia de una persona autorizada estadounidense. En los años 60 del siglo pasado, Johnson sostenía que sólo podría llevar la guerra con Vietcong hasta el fin y no tendría otra opción; 40 años más tarde, Obama considera la Guerra de Afganistán como el camino que se tiene que tomar para derrotar al terrorismo. Wesley Clark, ex comandante máximo de las Fuerzas Aliadas Europeas de la OTAN y general en retiro, dice en un artículo en “The New York Times”: “La similitud (de la Guerra de Afganistán) a la Guerra de Vietnam es un mal agüero.” Estas declaraciones las hizo Clark en momentos en que Obama se propone aceptar la petición de Stanley McChrystal, máximo comandante de las Fuerzas Aliadas de la OTAN en Afganistán, de enviar más tropas a Afganistán. La Guerra de Afganistán no está en el mismo nivel que la Guerra de Vietnam. Hasta fines de este año, el número de efectivos de las tropas norteamericanas en Afganistán sólo ascenderá a 68.000 mientras que las tropas estadounidenses en la otrora Guerra de Vietnam contaban con medio millones de soldados. En los momentos cruciales de la Guerra de Vietnam, 400 soldados norteamericanos morían por semana. De 2001 hasta ahora, las tropas norteamericanas en Afganistán perdieron un total de 739 soldados; pero las bajas están incrementándose. El Talibán no podría compararse con el poderoso ejército del Vietcong. No obstante, en Afganistán existe realmente algo idéntico con Vietnam, que es preocupante. Richard Holbrook, quien fue diplomático en Saigón en los años 60 del siglo pasado y actualmente es enviado especial de Obama para Afganistán y Pakistán, probablemente no olvidará. Phillips, superior de Holbrook en Vietnam, dijo que en 1967 se realizaron en Vietnam elecciones manipuladas por ciertas personas, lo que más tarde fue comprobado como uno de los factores más destructivos. Phillips se desempeñó como observador en Kabul durante las últimas elecciones presidenciales de Afganistán. DIARIO DEL PUEBLO. 10-9-2009