«Hace sólo seis años, en 2004, todo parecía marchar bien. Los griegos disfrutamos del auge del crédito, gracias a los bajos tipos de interés sin precedentes que resultaron del nacimiento de una nueva moneda de gran alcance, el euro, y a través de la continua generosidad de los gastos del Estado. Hoy Grecia lucha por la supervivencia, y todos sus habitantes estamos atrapados en esta batalla, como participantes y como afectados por daños colaterales»
A diferencia de las anteriores grandes luchas –como aquellas contra los invasores extranjeros o los désotas de cosecha propia–, en esta no hay un enemigo concreto, ningún objetivo con el que unir al pueblo en la resistencia. Aquí, el "invasor" se presenta bajo forma de los sucesivos gobiernos complacientes con intereses especiales, permitiendo a los ciudadanos hundirse más profundamente en la deuda personal y nacional, con lo que convirtieron al país en adicto al dinero tomado en préstamo, una "fuerza de ocupación" que abarca a grandes sectores de la propia población (EKATHIMERINI) FINANCIAL TIMES.- Las pasiones están a flor de piel últimamente en la eurozona. Sí, Grecia y el resto de países del Club Med tienen que apretarse el cinturón. También necesitan mejorar su competitividad. Pero Alemania también tiene un papel que cumplir. Grecia, Italia, España y Portugal, por ejemplo, gestionan grandes déficit por cuenta corriente, de los que en torno a la mitad se derivan del comercio dentro de la eurozona. Alemania, por su parte, disfruta de un importante superávit por cuenta corriente –que el año pasado alcanzó cerca de 80.000 millones de euros– debido también casi en un 50% al comercio con sus socios de la eurozona. DIARIO DEL PUEBLO.- El “modelo chino” parece ser un enigma mundial que súbitamente provoca vivo interés de muchas personas. Salen continuamente nuevas personas implicadas en él. En el pasado, Occidente solía revisar con miradas de gran maestro “¿Qué ha hecho mal China?”; ahora todo el mundo ha empezado a indagar con entusiasmo “¿Qué ha hecho bien China?” Grecia. Ekathimerini El crash de los Titanes Es sorprendente –y revelador– ver la rapidez con que la suerte de Grecia ha cambiado, cómo la inercia y la cobardía política han conducido al país a un callejón sin salida y lo mucho que su imagen se ha visto empañada a nivel internacional. Hace sólo seis años, en 2004, todo parecía marchar bien, con Grecia como orgulloso miembro de la zona euro, ganadora del Campeonato de Europa de fútbol, anfitriona de los Juegos Olímpicos de Atenas, gloriosa y satisfecha partera de la adhesión de Chipre a la UE. Los griegos disfrutamos del auge del crédito, gracias a los bajos tipos de interés sin precedentes que resultaron del nacimiento de una nueva moneda de gran alcance, el euro, y a través de la continua generosidad de los gastos del Estado. Grecia era también el único país de la región que era a la vez miembro de la UE y la OTAN. Como miembro de esas organizaciones internacionales (y como socio de la zona euro), disfrutaba de un nivel de vida muy superior a la de todos sus vecinos. Hoy Grecia lucha por la supervivencia, y todos sus habitantes estamos atrapados en esta batalla, como participantes y como afectados por daños colaterales. A diferencia de las anteriores grandes luchas –como aquellas contra los invasores extranjeros o los déspotas de cosecha propia–, en esta no hay un enemigo concreto, ningún objetivo con el que unir al pueblo en la resistencia. Aquí, el "invasor" se presenta bajo forma de los sucesivos gobiernos complacientes con intereses especiales, permitiendo a los ciudadanos hundirse más profundamente en la deuda personal y nacional, con lo que convirtieron al país en adicto al dinero tomado en préstamo, una "fuerza de ocupación" que abarca a grandes sectores de la propia población, que tratará de retrasar la aceptación de los cambios que tenemos que hacer para ser más productivos. Esta será la batalla más difícil de todas, la transformación en lugar de la liberación. Los augurios hasta la fecha son ambiguos. Por un lado, más del 70% de la población cree que el gobierno tiene razón en avanzar hacia severas medidas de austeridad a fin de ganar el apoyo de nuestros socios de la UE y de tomar fuerza ante las primas de riego de nuestros préstamos, sin embargo, cada grupo que se enfrenta a las consecuencias directas de estos recortes se puede esperar que estén dispuestos a dar la batalla. Ya estamos viendo las huelgas de los taxistas que se oponen a los planes que cambiarán la manera en que se los grava, los funcionarios de aduanas que no quieren que a sus complementos salariales se les apliquen impuestos, los funcionarios públicos que rechazan la congelación de sueldos, etc. Al mismo tiempo, los griegos no pueden contar con absolutamente nada bueno del extranjero. Nuestra imprudencia fiscal ha salido a la luz en un momento de gran incertidumbre en el mundo, se le ponen los pelos de punta a cualquier persona que teme que, él o ella personalmente, podría tener que pagar el costo de rescatar a Grecia. Este sentimiento es especialmente evidente en Alemania, como la carta a los griegos del escritor Walter Wullenweber de la revista Stern deja bien en claro. No se trata sólo de que nuestros socios de la UE estén enojados por haberles mentido (a ellos y a nosotros mismos) sobre el estado de nuestras finanzas, ni es sólo que tendrán que ayudarnos, política o económicamente (o ambas), sino también hay el hecho más concluyente de que en muchos aspectos los griegos disfrutan de una vida más privilegiada que la de sus socios alemanes en la UE. A través de préstamos de todo tipo, los salarios y las pensiones de los griegos han aumentado muy por encima (alrededor del 30%) de la productividad griega. Esto significa que incluso aunque los salarios en muchos casos (aunque no en todos) sigan siendo menores que el equivalente en alemán, las pensiones son más altas, y se suelen pagar a una edad más temprana. Así que ya no hay un sentimiento de los países más ricos de la UE de ayudar a sus socios más pobres (…) Todos estos factores muestran lo difíciles que son las batallas por venir en Grecia. Frente a la hostilidad tanto en el frente nacional como internacional, los políticos del país tendrá que olvidarse de sus disputas tradicionales y unirse para salvar el país. Porque cuando pensábamos que éramos titanes, que teníamos poder para hacer lo que quisiéramos con fondos prestados, la realidad nos ha mostrado nuestro desmoronamiento. No es casualidad que el ministro de Finanzas Giorgos Papaconstantinou diera la voz de alarma la semana pasada. “Estamos tratando de cambiar el curso del Titanic. Y eso es algo que no se puede hacer en un día”. EKATHIMERINI. 21-2-2010 Inglaterra. Financial Times Alemania y el rescate de Grecia Las pasiones están a flor de piel últimamente en la eurozona. Alemania ha condenado el derroche de sus socios del sur, especialmente de Grecia. Por su parte, Atenas está resentida por lo que percibe como un acoso de Berlín. A juzgar por la serie de huelgas en Grecia, España y Portugal, el ambiente está caldeado. Sí, Grecia y el resto de países del Club Mediterráneo tienen que apretarse el cinturón. También necesitan mejorar su competitividad. Pero insistir, como ha hecho Berlín, en que la austeridad es la única salida de estos países es poco realista, además de falso. Alemania también tiene un papel que cumplir. Grecia, Italia, España y Portugal, por ejemplo, gestionan grandes déficit por cuenta corriente. El año pasado, la suma de estos déficit ascendió aproximadamente a 102.000 millones de euros, de los que en torno a la mitad se derivaba del comercio dentro de la eurozona. Alemania, por su parte, disfruta de un importante superávit por cuenta corriente –que el año pasado alcanzó cerca de 80.000 millones de euros– debido también casi en un 50% al comercio con sus socios de la eurozona. Durante los últimos 10 años, esta relación benefició a todos. Alemania disfrutó de un crecimiento guiado por las exportaciones. Los países del Club Mediterráneo aportaron gran parte de la demanda de esas exportaciones. Pero esta simetría sigue tan vigente ahora como en la época de auge económico. Imaginemos, por un momento, que los países del Club Mediterráneo consiguen recuperarse de algún modo y reducen sus déficit presupuestarios a los niveles establecidos por el Tratado de Maastricht. Para hacerlo, sería necesario un enorme recorte del gasto equivalente a 120.000 millones de euros, o cerca del 6% de la producción de Alemania. Una de las consecuencias de esta contracción sería una fuerte caída de la demanda, incluidas las importaciones. Alemania no podría reemplazarla aumentando sus exportaciones a otros países. Su economía, que ya está estancada y que sólo se sostiene por las exportaciones, cambiaría de tendencia. Berlín tendría que afrontar varias decisiones difíciles. Una de ellas, tal y como sugiere Brian Reading, economista de Lombard Street, sería la de aumentar de forma sustancial su déficit presupuestario para compensar el descenso de la demanda. Aunque sólo sea por propio interés, es probable que la oposición alemana al rescate de Grecia se suavice. FINANCIAL TIMES. 25-2-2010 China. Diario del Pueblo El modelo chino, ¿un enigma impenetrable para el mundo? El “modelo chino” parece ser un enigma mundial que súbitamente provoca vivo interés de muchas personas. Salen continuamente nuevas personas implicadas en él. En el pasado, Occidente solía revisar con miradas de gran maestro “¿Qué ha hecho mal China?”; ahora todo el mundo ha empezado a indagar con entusiasmo “¿Qué ha hecho bien China?” Para resolver en este enigma, la Humanidad cuenta con numerosos conocimientos al respecto; pero todos ellos parecen ser llaves oxidadas que no pueden abrir una nueva cerradura. En los últimos años, China ha aprendido mucho de Occidente, pero evidentemente los conocimientos occidentales son incapaces de enmarcar a China. Al parecer, China ha ampliado mucho el despegue económico de Japón y Corea del Sur; parece que China siempre se come el almíbar de los “proyectiles almibarados” de Occidente y devuelve los proyectiles; China no igualaba a la Unión Soviética en la hostilidad, ni era sumisa como el Japón. Sobre todo, es un país socialista que conserva su ideología… Revelar este misterio, incluso aclarar sólo una pequeña parte del mismo, sería un aporte teórico tope para el mundo. Pues, de todos modos, materializar en forma pacífica el enorme cambio de la quinta parte de la población mundial no tiene precedentes en la historia de la Humanidad. En las últimas tres o cuatro décadas, cuando la economía de la Unión Soviética, Alemania, Japón y “los cuatro pequeños dragones de Asia Oriental” se desarrollaba a alta velocidad, la opinión pública occidental le ponía el prefijo de “modelo”. Frente a ello, el sondeo del “modelo chino” resulta mucho más complicado. En la actualidad, las diferentes pruebas y puntos de vista han convergido en una enorme mezcolanza ideológica y teórica. En esta gran polémica, los occidentales siguen siendo los protagonistas, pues pocos eruditos chinos participan en ella. Tanto el Prof. Yao Yang como el Prof. Pan Wei que publicaron comentarios hoy en el diario “Global Times” son importantes personalidades representativas. El primero acaba de publicar un artículo sobre el modelo chino en la conocida revista norteamericana “Diplomacy” en tanto que el último redactó recientemente el libro titulado “Modelo Chino”. Cuando cada vez más eruditos chinos participan en estas discusiones sobre el modelo chino, este tema comparable con un tema de investigación para el Premio Nóbel se verá cada vez más esclarecido. Tanto en las disciplinas política y económica, como en los terrenos cultural y social, los participantes chinos tienen una ventaja natural, pues ellos mismos son practicantes. Para aclarar lo que es un gran río, uno debe tener experiencias acumuladas en la navegación por el mismo y, además, debe observar desde la cima de una montaña el rumbo sinuoso del mismo. La participación de los chinos ofrecerá necesariamente al mundo exterior un ángulo visual insustituible para observar el largo río del desarrollo de China. Toda potencia debe contar con la capacidad de exponer el desarrollo nacional y la confianza en sí misma y, de lo contrario, ella carecerá de la necesaria fuerza influyente para asentar los pies en el mundo. Desde hace más de 200 años cuando recién se fundó Estados Unidos, su gobierno, círculos académicos y medios de comunicación no han dejado nunca de resumir e investigar el modelo de desarrollo de su país. El enigma del “modelo chino” refleja no sólo el cambio en el ángulo visual de Occidente para observar a China, sino, más aún, la atención del mundo al destino futuro. El diario británico “The Guardian” dijo que el éxito de China constituye “el más severo desafío que enfrentan la libertad y la democracia en los últimos cien años”. Esta es una de las causas por las cuales Occidente participa afanosamente en esta discusión y la continuará durante largo tiempo. En estas circunstancias, seguramente es inevitable la participación de la voz de China. Desde luego, el desarrollo de China no es una simple fórmula matemática que se resuelve de una vez para siempre, pues el proceso de solución del enigma atravesará probablemente todo el surgimiento de China. Sobrepasará necesariamente la actual vía de pensamiento de Occidente y creará nuevas teorías, de modo que será una gran revolución ideológica, en la cual los chinos no podemos permanecer como ausentes u observadores. DIARIO DEL PUEBLO. 26-2-2010