«Inversión no es sinónimo de beneficencia sino que es el empleo del capital con el objetivo de incrementarlo, y las empresas extranjeras están dispuestas a invertir dinero en los sectores de la economía rusa más rentables como la extracción de materias primas, pero esos sectores no padecen de hambre financiero y, claro está, no quieren compartir sus ganancias con nadie. Al mismo tiempo, los sectores de la economía rusa que necesitan capital, como muchos segmentos de la industria nacional no despiertan mayor interés a los inversionistas extranjeros.»
En realidad, Rusia ya sueró el auge inversionista en los años 90, pero el resultado fue diferente del que esperaba el gobierno. Las inversiones extranjeras directas resultaron ser uno de los factores determinantes de la desindustrialización de la economía rusa. Las empresas occidentales, aprovechando los puntos débiles en la legislación rusa, se apropiaron o compartieron el capital de empresas de alta tecnología para promover la liquidación de otras empresas rusas competidoras. Eso ocurrió con muchas empresas de la industria de defensa, el sector aeronáutico y la industria electrónica. (RIA NOVOSTI) THE WALL STREET JOURNAL.- Una nueva supercomputadora china parece estar en camino de tomar la delantera en el campo del desempeño y velocidad de cálculo informático, otra señal del creciente avance tecnológico del país. El sistema fue diseñado por la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa de China y se encuentra ubicado en el Centro Nacional de Supercomputadoras en la ciudad de Tianjin. El nuevo sistema en Tianjin alcanzó 2,5 petaflops. Esta es una medida para calcular la velocidad que normalmente se traduce en mil billones (millones de millones) de operaciones por segundo. Eso es casi 40% más que el record impuesto en junio pasado por un sistema llamado Jaguar en el Oak Ridge National Laboratory que previamente ocupó el primer lugar del ranking semestral de las 500 supercomputadoras más rápidas del mundo. Rusia. Ria Novosti El costo real de la inversión extranjera en Rusia Vlad Grinquévich Hace 20 años, el 26 de octubre de 1990, el presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, firmó el decreto “Sobre las inversiones extranjeras en la URSS”, uno de los pasos importantes para la apertura de la economía nacional al capital extranjero. Desde entonces, los funcionarios rusos continúan esperando que flujo de inversiones directas desde afuera levante la economía rusa. A la espera del inversionista extranjero Actualmente, se considera que el auge inversionista es una de las condiciones principales para la construcción de una economía innovadora en Rusia, pero en los últimos tres años el influjo de capital extranjero (tanto las inversiones directas como de las de cartera) cada vez es menor. Antes de la crisis del 2008 la tendencia era diferente: desde 1995 el flujo de capital extranjero a Rusia aumentaba anualmente, y en el año 2007, las inversiones alcanzaron su máximo, de casi 121 mil millones de dólares. En 2008 el capital extranjero disminuyó en más de $17 mil millones hasta $103,7 mil millones, y en 2009 cayó hasta $81,9 mil millones (de los cuales a las inversiones directas les correspondió menos del 20%). Según cifras, el primer trimestre del año 2010, el total acumulado de inversiones extranjeras fue de unos $266 mil millones de dólares. La mayor parte de este monto, hasta 50%, es capital pseudo-extranjero, es decir capital ruso transferido a diferentes zonas francas que ahora está volviendo a Rusia. Esta situación no se puede explicar con un supuesto clima inversionista desfavorable del que suelen quejarse los economistas liberales. Al contrario, según el Informe de la ONU sobre el comercio y desarrollo (UNCTAD), para septiembre de 2008, Rusia ocupaba el cuarto lugar en la lista de países más atractivos para las inversiones de corporaciones transnacionales., y actualmente, según ratings diferentes, Rusia figura entre 10 países más favorable para la inversión. Inversión no es sinónimo de beneficencia sino que es el empleo del capital con el objetivo de incrementarlo, y las empresas extranjeras están dispuestas a invertir dinero en los sectores de la economía rusa más rentables como la extracción de materias primas, pero esos sectores no padecen de hambre financiero y, claro está, no quieren compartir sus ganancias con nadie. Al mismo tiempo, los sectores de la economía rusa que necesitan capital, como muchos segmentos de la industria nacional no despiertan mayor interés a los inversionistas extranjeros. Tal vez por eso, la mayoría de los proyectos de producción puestos en marcha por las compañías extranjeras en el territorio ruso se limitan al ensamblado de vehículos según el sistema de SKD, y la creación de empresas en la esfera de la industria alimenticia. Se trata de proyectos, en los cuales la producción local es inferior a los gastos logísticos y aduaneros. Inversiones como factor de destrucción En realidad, Rusia ya superó el auge inversionista en los años 90, pero el resultado fue diferente del que esperaba el gobierno. Las inversiones extranjeras directas resultaron ser uno de los factores determinantes de la desindustrialización de la economía rusa. Como mostró el Análisis de resultados de privatización del período desde 1993 hasta 2003 elaborado por la Cámara de Cuentas de la Federación de Rusia. Según ese análisis, las empresas occidentales, aprovechando los puntos débiles en la legislación rusa, se apropiaron o compartieron el capital de empresas de alta tecnología para promover la liquidación de otras empresas rusas competidoras. Eso ocurrió con muchas empresas de la industria de defensa, el sector aeronáutico y la industria electrónica. La segunda dirección estratégica de las inversiones extranjeras fue adquirir al máximo propiedad intelectual rusa. Según las estimaciones de la Cámara de Cuentas, desde 1992 hasta 2000, las compañías extranjeras registraron en Estados Unidos más de mil patentes de invenciones tecnológicas militares y de doble aplicación elaboradas en la URSS y en Rusia. Lo mismo ocurrió con centenares, o incluso miles de innovaciones en el campo de la electrónica, técnica láser, fibra óptica, industria petroquímica y en medicina. En consecuencia, Rusia perdió sus posiciones no sólo en el mercado mundial, sino también en el mercado interno de altas tecnologías. Cómo sacar provecho de los errores ajenos La experiencia mundial demuestra que las inversiones extranjeras pueden llegar a ser una herramienta eficaz para el desarrollo de las economías nacionales y la transferencia de tecnologías. En este contexto con frecuencia se cita los países del sudeste asiático y Extremo Oriente, sobre todo China. El ejemplo de los “cinco tigres” (Corea del Sur, Singapur, Taiwán, Tailandia y Hong Kong) no puede servir de punto de referencia, porque su desarrollo económico fue acondicionado por una política especial promovida por EEUU. Tras la victoria de los comunistas en China, y ante el temor de que ese régimen se extendiera por todo el sudeste asiático, el gobierno estadounidense promovió intensamente la ayuda económica y las inversiones en los gobiernos anticomunistas de la zona. De esta manera el “milagroso” levantamiento de la economía de Corea del Sur y Taiwán, por ejemplo, en mucho fue financiado por la generosidad política de EEUU. Durante varios años, más de la mitad (hasta 70-80%) de los ingresos del presupuesto de estos países se formó a partir de ayudas a fondo perdido asignadas por el gobierno estadounidense. Las empresas nacionales asiáticas recibieron créditos con condiciones altamente provechosas y las corporaciones estadounidenses transfirieron sus tecnologías, sin hacer caso de que sus productos se copiaran sin autorización. Por esas mismas consideraciones, los países occidentales abrieron sus mercados a los productos de consumo masivo asiáticos considerablemente baratos y de baja calidad. Pero el ejemplo de China sí es interesante. Al comprender que la economía occidental tenía un interés vital por el mercado de consumo chino y su inagotable mano de obra barata, las autoridades chinas empezaron a dictar a sus socios extranjeros condiciones de cooperación cada vez más estrictas. Como la creación de empresas en términos de paridad (50% activos extranjeros, y 50% chinos), y la participación de los bancos chinos en el control del flujo financiero de esas empresas conjuntas. Una vez asimiladas los procesos industriales y tecnológicos básicos, los chinos procedieron a exigir a que en el país se introdujera la producción industrial de ciclo completo, incluyendo las estructuras de Investigación y desarrollo (I+D). Los países cuya economía está basada en la estrategia del crecimiento económico continuo, se vieron obligados a aceptar esas condiciones, y más tarde, no tuvieron otra opción que hacer la vista gorda ante la producción “pirata” de artículos por parte de las empresas chinas, que además pasaron al robo directo de tecnologías, patentes y otras cosas. De esta manera, la voluntad política de las autoridades chinas, y la ignorancia premeditada a ciertos “prejuicios”, como la propiedad intelectual y los derechos de autor, convirtieron las inversiones extranjeras en un factor clave para su desarrollo nacional. RIA NOVOSTI. 31-10-2010 EEUU. The Wall Street Journal La nueva supercomputadora china subraya un giro tecnológico y de competitividad entre Oriente y Occidente Don Clark Una nueva supercomputadora china parece estar en camino de tomar la delantera en el campo del desempeño y velocidad de cálculo informático, otra señal del creciente avance tecnológico del país. El sistema fue diseñado por la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa de China y se encuentra ubicado en el Centro Nacional de Supercomputadoras en la ciudad de Tianjin. Forma parte de una nueva ola de computadoras que hacen uso de los chips que se usan en las consolas de videojuegos, suministrados por Nvidia Corp., así como microprocesadores de Intel Corp. Las supercomputadoras son máquinas gigantescas que ayudan a descifrar los problemas científicos más complicados, incluyendo el simular productos comerciales como nuevos medicamentos, así como aplicaciones militares como diseño de armas y decodificación. Este campo ha sido liderado por mucho tiempo por las compañías tecnológicas estadounidenses y los laboratorios nacionales, los cuales operan sistemas que consistentemente han alcanzado la cima de las máquinas más rápidas del mundo. No obstante, Nvidia dice que el nuevo sistema en Tianjin alcanzó 2,5 petaflops. Esta es una medida para calcular la velocidad que normalmente se traduce en mil billones (millones de millones) de operaciones por segundo. Eso es casi 40% más que el record impuesto en junio pasado por un sistema llamado Jaguar en el Oak Ridge National Laboratory que previamente ocupó el primer lugar del ranking semestral de las 500 supercomputadoras más rápidas del mundo. "No se de otro sistema que esté siquiera cerca del desempeño y el poder de esta máquina" en China, dijo Jack Dongarra, un experto en supercomputadoras que trabaja en Oak Ridge y dicta clases en la universidad de Tennessee. Dongarra inspeccionó el sistema de Tianjin la semana pasada. "Es impresionante", dijo. "Definitivamente cambia las reglas de juego en el mercado del alto desempeño", dijo Mark Seager, director de tecnología de computo de Lawrence Livermore National Laboratory. "Esta es una fase de transición, representativa del giro de la competitividad económica de occidente a oriente". Casi todos los componentes de otros sistema famoso, el Earth Simulator, de Japón, fueron fabricados en ese país. En cambio, la mayor parte del sistema Tianjin depende de chips de Intel y Nvidia, ambas empresas estadounidenses, lo que sugiere que EE.UU. podría construir un sistema con un desempaño similar, indicó Horst Simon, subdirector de laboratorio del Lawrence Berkeley Lab. No obstante, Dongarra indicó que los chips de comunicaciones en la máquina fueron diseñados en China y que el país trabaja en sus propios microprocesadores. La nueva supercomputadora será operada como un sistema de "acceso abierto", accesible desde otros países para usos de cálculo científico a gran escala, dijo Ujesh Desai, vicepresidente de marketing de productos de Nvidia. La nueva supercomputadora también marca un importante cambio de diseño al usar chips de gráficos para ayudar a acelerar las funciones de cálculo que usualmente son llevadas a cabo por los llamados chips x86, los cuales evolucionaron desde su uso en computadoras personales y por mucho tiempo han dominado el campo de supercomputadoras. Advanced Micro Devices, la cual fabrica tanto chips de gráficos como microprocesadores x86, es otra empresa además de Nvidia que promueve este giro tecnológico. THE WALL STREET JOURNAL. 28-10-2010