Dr. Sánchez Bayle, Pte. de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP)

«El colapso en las urgencias de Madrid tiene culpables»

El Dr. Marciano Sánchez Bayle es el Presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública.

Pacientes y camillas esperando en pasillos, horas enteras aguardando ser atendidos, traslados de un hospital a otro por no tener suficiente capacidad, etc. Un estado de degradación, que, como denuncia la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), es debida a los recortes en la sanidad pública, tijeretazos en sus recursos que benefician a la privada.

Entrevistamos al Dr. Marciano Sánchez Bayle, presidente de la FADSP, para hablar sobre quiénes son los verdaderos responsables de que se haya llegado hasta aquí en la sanidad madrileña.

¿En qué situación actual están las urgencias hospitalarias en la Comunidad de Madrid?

Dr. Sánchez Bayle: Las urgencias hospitalarias están en una situación de gran saturación, en la que se están produciendo de manera evidente atascos, enfermos en los pasillos y personas que se pasan mucho tiempo esperando que se les facilite una cama de hospitalización.

Es el desbordamiento de un dispositivo que está pensado para atender a los enfermos, resolver la urgencia inmediata, dar de alta a aquellos que no precisen más asistencia y pasar a planta a los que tienen que permanecer ingresados. Esto ahora mismo no está funcionando.

Es una situación que por estas fechas se suele repetir todos los años, aunque no solo. Por estas fechas se produce un pico estacional de gripe, pero también se produce desbordamiento cuando hay otros picos, como crisis asmáticas o cualquier otra circunstancia.

¿Cuáles son los principales recortes causantes de que la sanidad madrileña se encuentre en este estado?

S. B.: Son tres las cuestiones que han incidido de una manera muy negativa sobre la situación de las urgencias hospitalarias.

En primer lugar, ha habido una disminución muy clara del número de camas hospitalarias en la Comunidad de Madrid. Esta comunidad tiene un porcentaje cada vez más bajo de fracción de camas hospitalarias, ya que continuamente se están cerrando camas. Especialmente en los centros públicos, pero globalmente también sucede así.

En Madrid, en 2010, había 3,33 camas por cada 1.000 habitantes y, en 2016, tenemos 3,17. Ha habido una disminución del 4,8%. Mientras que la media de la Unión Europea es de 5,15 camas por cada 1.000 habitantes.

Otro dato de choque importante es que tradicionalmente nuestro país tiene un número de camas de larga y media estancia muy bajo, y ello está especialmente acentuado en la comunidad madrileña. En Madrid hay 0,15 camas de este tipo por cada 1.000 habitantes, mientras que la media en el conjunto del país es de 0,31, y en el conjunto de la Unión Europea es de 1,1. Hay pocas camas hospitalarias y además están disminuyendo.

En segundo lugar, están los recortes en atención primaria, que hacen que la asistencia sanitaria que se presta a la ciudadanía esté muy masificada. Y las demoras en las citas de atención primaria se hacen muy prolongadas. La Comunidad de Madrid es la que tiene el mayor número de personas por médico, por profesionales de enfermería y por pediatra. Y eso hace que un porcentaje muy elevado de las citas no se den en un plazo de 24 horas, ni siquiera en 48 horas. Y estas personas, si piensan que tienen un problema importante de salud, lógicamente, acuden a urgencias. Hay una relación clara entre el incremento del número de urgencias en la Comunidad de Madrid y la disminución de citas. En los últimos años ha habido un aumento de las urgencias en la comunidad madrileña de un 22%, aproximadamente.

Y en tercer lugar, ha habido un recorte generalizado de la plantilla, en todo el sistema sanitario y también en el servicio de urgencias. Si vemos que hay pocas camas de hospitalización, con lo que los enfermos que se decide ingresar no tienen donde ser ingresados, la disminución de la capacidad de la atención primaria para atender en tiempo y en forma a los pacientes, con lo que aumenta el número de personas que va a urgencias y, además, recortes en la dotación y también en las urgencias… tenemos la tormenta perfecta.

Madrid es, después de Cataluña, la comunidad autónoma que más invierte del presupuesto público de sanidad en sanidad privada ¿Hasta qué punto se puede hablar de que esta degradación que sufre la sanidad madrileña está planificada para favorecer a la privada?

S. B.: Sí, eso está claro. Desde hace muchos años, casi desde que se recibieron las transferencias, ha habido una política sistemática de deterioro de la sanidad pública a la vez que se aumenta la privatización del sistema sanitario de la Comunidad de Madrid.

El porcentaje del gasto sanitario público que va dirigido hacia la privatización es cada vez más alto y eso hace que los centros que siguen siendo de gestión pública tengan unos recursos cada vez más pequeños.

Se cierran camas, pero las camas que más se cierran son en los centros públicos de gestión tradicional, hay menos personal… Hay un chiste de El Roto que lo explica muy bien: una señora le dice a otro ―Hay que deteriorar todo lo público para mostrar que no funciona―, y el otro le responde ―Pero que buenas ideas tienes, Esperancita―.

Esto es lo que ha hecho el PP en la Comunidad de Madrid: deteriorar sistemáticamente el sistema público para favorecer al sector privado. Y como la privatización tiene unos costes muy elevados, eso ha producido que los recortes en la parte del sistema que ha continuado con la gestión tradicional hayan sido mucho más importantes de los que nos aparecen cuando simplemente nos limitamos a mirar a los presupuestos.

¿Qué políticas se deberían implantar para empezar a revertir esta situación?

S. B.: Primero hay que mejorar sustancialmente la atención primaria. Nosotros hemos calculado que harían falta alrededor de 500 profesionales más, 2.000 de enfermería y 600 de personal administrativo para permitir un buen funcionamiento de la atención primaria.

Necesitamos más recursos dirigidos fundamentalmente a la atención primaria, y dirigidos también hacia la utilización intensiva de los recursos de los hospitales públicos. Es necesario un incremento de las camas, especialmente de media y larga estancia.

Otra cosa importante a tener en cuenta a la hora de mejorar la eficiencia del sistema es adecuar el gasto farmacéutico. Tenemos un gasto farmacéutico disparado, que, aparte de producir muchos efectos secundarios, se come prácticamente todo el incremento de los últimos dos o tres años en el gasto público. Hay que contener el gasto farmacéutico para poder invertir en otras áreas de la asistencia sanitaria.

Y, sobre todo, parar la deriva privatizadora y recuperar lo privatizado. Consideramos que con estas medidas la situación mejoraría de forma muy considerable.