Un fenómeno insólito en la historia del mundo: el ascenso pacífico, gradual y sostenido de un país al rango de gran potencia mundial.
A finales del pasado octubre se ha celebrado en Pekín el XIX Congreso del Partido Comunista de China. Desde todos los puntos cardinales del planeta se analizan y se valoran sus conclusiones, así como el papel económico, político y militar de la China actual en un mundo en cambio y transición.
En los últimos 15 años, el PIB chino ha conocido un incremento exponencial del 959%, incluso en los peores años de la crisis la tasa de incremento anual del PIB chino, aunque ha pasado de un 10% anual al 7%, lo ha hecho sobre un volumen económico cada vez mayor. Por primera vez en su historia, China se ha convertido en un exportador neto de capital, con su inversión directa en el exterior superando el flujo de entrada de inversión extranjera directa, desde 2014. No se conoce en la historia del capitalismo un crecimiento tan fulgurante, un desarrollo económico tan acelerado y una acumulación de capital de tal envergadura e intensidad. Un incremento que promete acelerarse en los próximos años.«No se conoce en la historia del capitalismo un crecimiento tan fulgurante»
El crecimiento económico de China se aprovecha por los grandes medios de comunicación occidentales, y en particular los norteamericanos, para colgarle la etiqueta de “superpotencia mundial”, ocultando a la única realmente existente, aunque en agudo declive, Estados Unidos.
Y ha sido el gigantesco proyecto de integración económica, comercial, tecnológica, medioambiental y cultural a través de la recreación de la antigua Ruta de la Seda, anunciado por el presidente chino Xi Jinping en 2013, el aldabonazo a nivel mundial de un nuevo tipo de desarrollo económico y de relaciones entre países. Hay que recordar que China hizo la revolución y conquistó la independencia derrotando al imperialismo, en particular, al hegemonismo norteamericano.«China hizo la revolución y conquistó la independencia derrotando al imperialismo, en particular, al hegemonismo norteamericano»
El propósito es crear el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI, también conocidos como «el Cinturón y la Ruta». Un proyecto con inversiones billonarias en todo tipo de infraestructuras que abarca y conecta a 60 países –combinando una ruta terrestre y una vía marítima– uniendo China con Europa a través de Asia Sur-Oriental, Asia Central y Oriente Medio, aunque China también se ha mostrado abierta a la participación activa de los países latinoamericanos.
La Franja y la Ruta tienen la potencialidad para modificar el mapa económico mundial, por su propuesta de globalización centrada no tanto en el comercio como en las infraestructuras y en un desarrollo inclusivo de todos los participantes. El proyecto abarca a países que representan el 70% de la población mundial y producen el 55% del PIB global. Esas regiones también albergan el 70% de las reservas de petróleo y gas del mundo.
La otra iniciativa, la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) al que se han adherido ya 77 países, cuyos fondos financian ya docenas de proyectos de ferrocarriles que van desde Tayikistán a Tailandia, de Kenia a Hungría como también plantas de energía en Vietnam o Kirguistán. Son un tipo distinto de inversiones, tienen el objetivo de participar a largo plazo en el desarrollo de los países en donde se invierte.
Por ejemplo, el equipamiento de transporte se ha convertido en el protagonista de las exportaciones de China a los países africanos, con buques, trenes y aviones. En mayo de este año, el tren que conecta la capital de Kenia, Nairobi, con la ciudad portuaria de Mombasa ha sido el último en la lista de ferrocarriles de construcción china en África. China se convirtió en el mayor socio comercial de África en 2009, y la escala del comercio bilateral se ha expandido rápidamente desde entonces.
La otra gran mentira amplía al terreno militar la supuesta “amenaza china”. Sin embargo, el gasto militar de Estados Unidos en las últimas décadas supera en decenas de veces el gasto chino. El presupuesto militar de Estados Unidos, oficialmente de 600.000 millones de dólares, que en realidad no incluye gastos extraordinarios que lo elevan al billón de dólares, mantiene, por ejemplo, cerca de 1.000 bases desplegadas por todo el planeta.
China, mientras tanto, desarrolla una política militar para la defensa de su soberanía nacional y de sus intereses económicos. China no interviene en otros países. No tiene bases ni despliega sus tropas por todo el mundo. En el ámbito diplomático destaca su actividad en la ONU, respetando sus resoluciones, colaborando en las soluciones pacíficas a los distintos conflictos; incluso cuando dañan su economía, como en el caso del conflicto entre EEUU y Corea del Norte, aplicando las sanciones económicas al régimen norcoreano aprobadas por la ONU.«Un fenómeno insólito en la historia del mundo: el ascenso pacífico, gradual y sostenido de un país al rango de gran potencia mundial»
Basada en su independencia política y en la dirección del Partido Comunista de China, la emergencia del gigante asiático está generando un fenómeno insólito en la historia del mundo: el ascenso pacífico, gradual y sostenido de un país al rango de gran potencia mundial, mientras contribuye a la paz, el progreso y la prosperidad mundiales. El presidente chino Xi Jinping ha declarado que: “China aplica una política de defensa nacional de carácter defensivo. Su desarrollo no supone amenaza alguna para ningún país. Y China jamás aspirará a la hegemonía ni practicará la expansión, sea cual sea su grado de desarrollo”.
En abril de 1974, Deng Xiaoping, en representación de China, declaró solemnemente en la ONU: “Si algún día China cambiara de color y se convirtiera en una superpotencia y si también actuara en el mundo como un tirano y perpetrara por todas partes atropellos, agresión y explotación, entonces, los pueblos del mundo deberían pegar a China la etiqueta de socialimperialismo, denunciar ese socialimperialismo, combatirlo y esforzarse junto con el pueblo chino para derribarlo.”