Hay artistas grandes, pero solo unos pocos consiguen mandar sobre su destino. Sobre el escenario, y rodeado de amigos, Miguel manda
Charnego en Cataluña, catalán y payo en Andalucía; Miguel Poveda ha abierto en canal el mundo del flamenco poniendo el duende encima de la mesa a base de pasión y verdad. Hijo de un mecánico tornero, su carrera ha estado marcada por la contracorriente. Viviendo en tierra de nadie como payo aspirante a cirujano del arte gitano, y amando al flamenco desde las entrañas. No se explica de otra manera semejante arte nacido lejos del calor que da una saga de cantaores, una familia gitana, o un barrio “aflamencado”.
En Badalona se curtió su determinación y el amor por el arte. Y hasta donde ha llegado, con 39 años, solo se consigue con padrinos o por empeño. No tiene discusión. Como todos los artistas que rasgan alguna vestidura, levanta pasiones a las que ya se les llama “povedistas”, pero también detractores, sutiles, claro, no están las cosas como para menospreciar lo incuestionable.
Se publicaba en una crítica la palabra “imitador”. En fin, como si los grandes no hubieran crecido imitando para ser ellos mismos. Si alguien sabe qué es lo que significa eso. O como visitar una exposición de Antonio López y acabar opinando, “bueno, pinta fotografías, ¿no?”
Miguel Poveda es audaz, se atreve, no tiene prejuicios porque no se los debe a nadie, canta sin hipotecas y se nota. Pero respeta más allá de la veneración, ¿a quién?, a todo lo grande, lo sentío, al duende. Cada barrera que rompe, que ya son varias, es un homenaje de profunda admiración a la tradición. Y lo mejor… su humildad es sincera. «No tiene prejuicios porque no se los debe a nadie»
Dijo Bigas Luna de Poveda que es “alguien que ha traído una de las cosas más antiguas de este país al siglo XXI”. Pero seguramente ha sido Martirio, la atrevida indomable, quien mejor ha dibujado el perfil del joven maestro: “Es fruto de su sentimiento, su elegancia, su estilo reconocible, de todo lo que ha recogido de otras músicas y por cómo domina y adapta los melismas del flamenco. No tiene prejuicios a la hora de buscar en el mundo el enriquecimiento de su música. Puede permitirse hacerlo porque conoce las raíces. Domina los cantes antiguos sin dejar de permanecer atento al tiempo en el que vive”.
Miguel Poveda ha sido premiado por la Cátedra de Flamencología de Jerez, y así es recibido por las dinastías del barrio de Santiago, el arrabal de la disciplina flamenca. En arteSano es acunado por Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, que no dan puntada sin hilo. Miguel Poveda canta futuro, pasado y presente, y escribe páginas del flamenco de su puño y letra, no tiene saga que le avale, solo la “dels budells” (intestinos), que dirían en Badalona.
Ha sido aplaudido “in crescendo” ante los apasionados públicos de Ramala o de Nueva York. Ha trabajado con el dramaturgo Calixto Bieito, la fadista Mariza, el bandoneonista argentino Rodolfo Mederos, el genial bailaor Israel Galván, Santiago Auserón o Martirio. Miguel Poveda tiene un universo propio que sigue definiendo en el fondo y en las formas. Ha cantado a Gil de Biedma, Alberti o Valente. Ha colaborado con Serrat en su disco dedicado al poeta Miguel Hernández. Trabajó con Alberto Iglesias para la banda sonora de Los abrazos rotos, de Pedro Almodóvar, donde sentó cátedra con la zambra A ciegas, de Quintero, León y Quiroga. Su trayectoria ha transitado por las raíces escritas homenajeando incluso a poetas catalanes a los que puso voz con música de Joan Albert Amargós en Desglaç (2005). Se atreve con una soleá, con el fado, la ranchera o el bolero. Lo mejor que tiene esto no es el ir integrando formas y estilos al arte, sino aprender a cocinar lo nuevo, sean cuales sean sus ingredientes.
Poveda no se corta, ¿para qué?, si abrir brecha se le da bien, lo lleva en el ADN. En una entrevista decía “pues yo no tengo una boca solo para cantar, faltaría más. Los recortes en sanidad y educación me dan mucho miedo. Nos vamos a convertir en cachos de carne, en bultos sospechosos, en gente embrutecía. Le doy muchas vueltas a esto. Hago una música que habla de lo cotidiano, de las cosas sencillas… Si no toco suelo, ¿qué coño canto yo?”. Eso sí, siempre pisando sobre terreno firme y evitando meterse en camisas de once varas, que al final, siempre se acaban rasgando.
Hace unos tres años creó la discográfica Carta Blanca Récords. Con ella apuesta por promover artistas de forma independiente, darles vuelo, si es posible: Londro, Kiko Peña, Makarines o Jesús Méndez. Dice que nunca le han gustado las multinacionales discográficas, aunque trabaja con Universal desde el 2009. Le convenció el resultado del trabajo, y mientras lo hagan bien… Poveda manda. Es lo que tiene el apoyo del público, te permite elegir sin que nadie compre tu alma.
En los próximos meses visitará Las Palmas de Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura, Cartagena, Avilés, Gazteiz, Benidorm, Madrid y rumbo a Colombia. También, en agosto, podremos disfrutar de su particular guinda en la 53ª edición del Festival Internacional de Cante de las Minas
Los conciertos son organismos con vida propia que siempre hacen evolucionar los temas, desde las sensaciones del artista a la respuesta del público. ¿Por dónde ha evolucionado arteSano, o por dónde te han llevado las sensaciones con el directo de este disco?
Desde la libertad en cada concierto para tejer los cantes de forma artesanal de manera que cada concierto fuera único, existe una estructura pero también un margen grande a la improvisación para no caer en algo estático.«Soy muy intenso en las cosas del alma, y eso se nota en lo que canto»
Hemos leído cómo explicas el significado, o lo que sintetiza “arteSano”, y sin duda la gente cada vez más valora esa forma de entender la música. Se valora el arte, pero también el sudor en el escenario y el instante irrepetible. ¿Cómo entiendes o vives tú esa relación de responsabilidad con el público?
Es una sensación de cierto temor motivado por una carga grande de responsabilidad, frente a un público que cada vez espera más de ti y que hace un gran esfuerzo por asistir a un teatro o a cualquier recinto para escucharte y ver tu trabajo, pero a la vez es una adrenalina y un disfrute cuando se crea esa comunicación y la gente olvida los problemas que hay fuera.
¿Crees que tiene esto mucho que ver con que la gente, pese a la crisis, no deje de asistir a los espectáculos en vivo, y especialmente los espectáculos “artesanos” e irrepetibles? Como aquello que decía Lorca: “El duende no se repite, como no se repiten las formas del mar en la borrasca”
La gente también tiene ganas de desconectar y salir de tanta hostilidad, hace un gran esfuerzo, por eso se agranda la responsabilidad de hacer disfrutar y emocionar al público y, sobretodo, que vuelva a repetir.
Es evidente que tu trabajo representa la fuerza del flamenco, que va más allá de razas, condición social, ideología… y que se alimenta de la fuerza del arte, el pecho y la determinación. Cuando miras atrás, ¿hay algún momento o momentos claves en los que sabes que la decisión que tomaste ha sido decisiva para tu carrera?
Cada paso y cada momento es decisivo, en cada concierto, cada aparición, cada entrevista te la juegas, pero merece la pena el esfuerzo, la lucha por algo en lo que crees y que en cierta manera hace bien al ser humano, esa es la intención, los errores siempre están y estarán ahí, pero forman parte de tu trabajo. Lo importante es dedicarle todo el amor y entrega a tu profesión.
Otra forma de verlo es con “la lucha” entre el corazón y la cabeza. Hace falta mucha cabeza, estudio y conocimiento del arte, pero sin corazón, sin sentimiento, no vas a ninguna parte. ¿Qué es aquello, en tu familia, en tus orígenes, o en tu experiencia, que más te ha llenado el corazón y que vuelcas en tu música?
Hay una parte racional en lo que hago, pero otra muy importante que viene del alma, del amor que le tengo a la familia, los amigos, a la vida y del dolor que producen las pérdidas tanto familiares como en el amor, soy muy intenso para esas cosas y se nota en lo que canto.
Tu trayectoria se destaca también por cuidar de los nuevos valores, o por buscarlos y darles oportunidades, sin prejuicios. Además cada generación es de su tiempo y aporta algo nuevo. ¿Qué aporta el arte joven al flamenco (no entendiendo generación por la edad, sino por el tiempo en el que se compone)?
Frescura, y esperanza de vida a un arte que para mí es superior, tanto en el baile, la guitarra y el cante. Si no me alimento de mis compañeros y los ayudo, no me hace la misma gracia caminar en esto de la misma manera. Hay grandes talentos en el flamenco y el mundo tiene que conocerlos, ya sea a través mío, o de ellos mismos, el caso es que en esto somos muchos los que queremos contarle al mundo lo bella y emocionante que es nuestra música.
Abusando de Lorca, como no puede ser de otra manera hablando de Flamenco; Lorca llama al duende “el espíritu oculto de la dolorida España […] Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún sitio del mundo”. ¿Hay una forma muy particular de vivir el dolor que desde la tierra impregna el arte?
El dolor es un sentimiento que tiene el ser humano sea de donde sea, hay lugares donde se tiende a expresarlo más hacia afuera, pero cuando el dolor se hace música es mágico, toca todas las fibras de aquel que tenga sensibilidad, cuando se hace de una forma hermosa y auténtica.
Has sido aplaudido en Japón o en EEUU, y pocos artes son reconocidos y entendidos en todos los rincones del planeta ¿Qué es lo que hace que nuestro arte, y particularmente el flamenco, despierte pasiones universalmente y haga rendirse al público cuando se despierta el duende en un concierto?
Que es una música verdadera, emocionante ya sea a través del baile, la guitarra que es el instrumento más representativo, o la propia voz humana. Hay un abanico amplio de colores en la música flamenca y formas muy distintas que le dan originalidad a este arte.«Dar un golpe en la mesa, y poner firmes a los responsables de esta situación»
¿Qué te ha aportado como artista el contacto y el reconocimiento de públicos tan distantes culturalmente?
El contacto con gente tan distinta te enseña mucho, desarrollas cierta psicología para entender las formas tan distintas que hay en el mundo de agradecerte la música, el viajar, el indagar y el querer palpar el pulso de la ciudad que pisas, es algo que yo he querido siempre, para el crecimiento humano que luego se reflejará en mi cante.
Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a José Manuel Zapata, Estrella Morente, Eva Yerbabuena, La Shica… y todos nos han destacado tu capacidad para vivir la esencia de la música como un todo, e integrar el Flamenco en general, la copla, la ópera, el jazz, el pop… ¿hay algún reto, en este sentido, que tengas como norte, o vas viviendo las oportunidades de compartir otras músicas tal y como llegan?
Tal y como llegan me parece más bonito, más honesto, más real. Es verdad que hay encuentros que uno tiene la necesidad de crear, pero cuando se dan de forma natural y desde las entrañas es más emotivo para mí. Lo que no es casual para mí es el cantar copla o tango. Es una necesidad también de cantar desde esas músicas que he escuchado desde niño y que me son afines por mi forma de ser.
En una entrevista con Francisco Bernabé nos decía que es incalculable todo lo que has hecho por el Festival Internacional del Cante de las Minas, y gracias a él diste un salto crucial en tu carrera. Nos decía que “las minas es lo último del flamenco”. ¿Crees que ahí reside una parte importante de la fuerza del flamenco, como El Cante de las Minas, que nace del sudor de la frente, de sus penas y alegrías?
Por supuesto tiene mucho de eso, de cantar las penurias que se pasaban en algunos trabajos y las penurias del que no lo tenía, forma parte también de este arte, pero también habla de muchos más sentimientos del ser humano, como el desamor, la traición y hasta la alegría más efusiva. Todos los sentimientos del ser humano se reflejan en el cante flamenco.
¿Qué tema o con qué palo le dedicarías una canción a la crisis?
El palo sería de madera para dar un golpe en la mesa y poner firme a los responsables de esta situación, pero como no soy agresivo les cantaría algún cante irónico o picaresco de Cádiz como la bulliría que grabé con Rancapino en arteSano.
Por último… ¿qué sueñas como artista?
Poder seguir dedicándome a lo que me gusta y seguir conociendo mundo para aprender, no tengo, más aspiración que esa.