FERIA ARCO

EL ARTE QUE REQUIERE UN REAJUSTE DE LA MIRADA

El resultado final ya no es siempre lo más importante en la obra, sino su mensaje; es en la expresión del artista trasladada al audiovisual y las nuevas formas experimentales que utiliza para ello donde reside su verdadera valía.

El 27 y 28 de febrero para profesionales y del 1 al 3 de marzo para el público general abrió la exposición ARCO sus puertas con Perú de país invitado. Las entradas más baratas para el evento se vendieron a 20 euros para estudiantes, siendo las demás de 30 a 40 según el día. A pesar de ser una gran cita para el arte contemporáneo reuniendo a artistas internacionales de calidad y con la posibilidad de acercarlo al público, desde la dirección de la Feria aseguraron el año pasado que  “lo que le importa a ARCO son los visitantes interesados en coleccionismo”, es decir, los posibles compradores. 

El arte contemporáneo – al igual que le ha ocurrido a todas las tendencias innovadoras en su tiempo- es cuestionado y puesto en duda por parte del público. El resultado final ya no es siempre lo más importante en la obra, sino su mensaje; es en la expresión del artista trasladada al audiovisual y las nuevas formas experimentales que utiliza para ello donde reside su verdadera valía. La obra contemporánea, tanto las artes plásticas como todas las demás, no puede contemplarse de igual modo que la clásica. Cada género y movimiento tiene un contexto, una intención y a veces hasta un público diferente; en definitiva, un lenguaje propio que requiere un reajuste de la mirada y no por ello merece ser minusvalorada y, por supuesto, no tiene por qué gustar a todo el mundo. 

Es un arte al que se le queda corto el lienzo en blanco, necesitando de mayores medios de expresión como instalaciones visuales y sonoras en las que cobra vida. Un ejemplo es la obra del artista austriaco Bernd Oppl, que trajo a ARCO espacios en miniatura a las que asomarse a través de pequeñas ventanas.

Estuvieron también presentes algunas de las obras de Fabrizio Corneli: creaciones hechas a partir de luz que, proyectada sobre distintos elementos, da lugar a formas y siluetas. 

Core I de Fabrizio Corneli. 

El arte, en especial el vanguardista y experimental, siempre se ha hecho eco de protestas políticas y crítica social, algo que no podía faltar en ARCO. No solo el ninot de Felipe VI – una figura gigante con la que se consigue que a su lado los demás nos veamos, como somos, insignificantes – albergaba una crítica a la monarquía y al poder, también la obra de Anita Beckers y Riiko Sakkinen con “Nuestros reyes favoritos”. 

Obra de Anita Beckers. “Nuestros reyes favoritos”, Riiko Sakkinen.

Julian Rosefeld con su manifiesto “La palabra es siempre la vanguardia de la acción” puso el foco sobre los fascistas que apelan al miedo y la necesidad para introducir su discurso radical y discriminatorio, echando las culpas de la opresión del pueblo a quien también las sufre y no a los que ostenta al poder. “Salvini, Bolsonaro, LePen, Trump, Abascal […]  La lista de políticos que ponen en cuestión e incluso consideran prescindibles los cimientos democráticos, los derechos fundamentales y principios éticos se va alargando año tras año. Estos incendiarios son todos populistas, no políticos,  pues no hacen política orientada al bien de la colectividad, sino que actúan únicamente en propio interés. Son virtuosos en el arte de jugar con el miedo a amenazas inexistentes. Su propaganda apela a los miedos ancestrales de los desinformados, a la indignación mal dirigida de los perdedores del turbocapitalismo global”. En el manifiesto les denomina “angry white men” y advierte de cómo tergiversan el lenguaje para sembrar el caos y después poder pasar a la acción: ganar el poder y aplicar sus leyes. “Sus pérfidas creaciones verbales se enquistan en nuestro lenguaje: «turismo de asilo, parásitos de ayudas sociales´[…] La palabra es siempre la vanguardia de la acción”. 

Hubo sitio en la Feria para tratar la problemáticas de los refugiados, el colonialismo y el machismo. Cabe destacar la poderosa obra de Fritzia Irizar, artista mejicana, en un año en el que la presencia de mujeres en ARCO desciende hasta la cifra de hace una década. Su propuesta consistía en fotos y fragmentos de vídeo donde diferentes mujeres, con máscaras de capullos de rosas convertidos en sonajeros, negaban con la cabeza haciendo un gran ruido. Esta negativa ruidosa representa el No en toda su dimensión que requiere la ley a las víctimas de abuso, en tiempos donde se exige y solo se acepta un No como rechazo. “Da voz al silencioso gesto de negociación que se realiza moviendo la cabeza de lado a lado para hacer más visible lo obvio, o lo inaudible ser escuchado”.