Cualquiera que pueda remontarse a los cruciales años sesenta y setenta del siglo pasado (cuando España vivía aún los estertores violentos del franquismo, y América Latina caminaba sin saberlo a una nueva era de dictaduras terribles) guardará en su memoria los libros de editoriales argentinas, mexicanas, etc. (Losada, Emecé, Fondo de Cultura Económica) donde leímos a escritores esenciales de nuestra lengua que aquí estaban prohibidos o postergados. Ya en los setenta y ochenta, la realidad dio un vuelco. Fue la industria editorial española la que comenzó a desembarcar en América y a llevar a los lectores de allá autores y títulos que renovaron la literatura. A comienzos del nuevo siglo, esa presencia parecía casi omnímoda. Sin embargo, en estos últimos tiempos se observa de nuevo un fenómeno importante: editoriales y nuevos sellos de Chile, Argentina, México… están entrando en el mercado español (incluso editando en España) y refrescando la oferta de títulos y autores de allá que desconocíamos o de los que faltaban importantes obras por llegar.
Es el caso del libro del que hoy nos ocupamos. Editado por la argentina Adriana Hidalgo, acaba de publicarse una trilogía de novelas cortas e inéditas de la extraordinaria Hebe Uhart, recientemente fallecida.
Hebe Uhart nació en Moreno, provincia de Buenos Aires, en 1936. Su madre era hija de italianos, sus abuelos paternos eran vascos y sus abuelos maternos genoveses. Estudió filosofía en la Universidad bonaerense, trabajó muchos años como docente (en primaria, secundaria y universitaria) y colaboró en distintos medios de prensa. Escribió notas de viajes y crónicas de personajes y situaciones. En la actualidad se la considera una de las mejores cuentistas de la literatura argentina. También escribió seis novelas, más las tres que se integran en el presente volumen y que estaban inéditas hasta el momento actual. Desde 2018, la editora Adriana Hidalgo ha iniciado la publicación de sus obras completas. Hebe Uhart falleció en octubre de 2018.
Hebe Uhart es una maestra del relato corto, la nouvelle y la crónica
Durante muchos años, las obras de Hebe se publicaron en pequeñas editoriales independientes, sin que los grandes grupos editores le prestaran mucha atención. Eso cambió, sin embargo, cuando en 2010 se publicó la primera compilación de sus relatos y de sus nouvelles, y una nueva sensibilidad permitía redescubrir a grandes escritoras que habían vivido en la sombra, o en la semipenumbra, como autoras “poco relevantes”. Lo mismo que le sucedió a la escritora uruguaya Armonía Somers, hasta hace bien poco desconocida en España y hoy aclamada.
Hebe Uhart es una maestra del relato corto, la nouvelle (novela breve) y la crónica. Su estilo es inconfundible, una escritura humilde, nada estridente, capaz de captar los matices más relevantes de vidas aparentemente insignificantes, con una prosa amable, de dulce ironía y honda verdad, que no oculta ni embellece lo más crudo, pero tampoco lo subraya. Una prosa tan cercana a la vida que parece rozarla, acariciarla, sentirla. Y con un humor y una ironía muy singulares.
Las tres novelas cortas que integran el volumen que acaba de editar Adriana Hidalgo responden espléndidamente al título que se ha escogido para ellas: más que relatos amorosos en sentido clásico son textos que demuestran que, en efecto, “el amor es una cosa muy extraña”. En Beni lo que domina, más que la intensidad del afecto o el relato de la convivencia, es la perplejidad ante el alejamiento y la desaparición del otro. Como extraño es el “amor” que hubo o que faltó entre Leonilda y su marido, en un escenario campero que ella nunca asumió del todo. Como extraño es, asimismo, lo que atrae y aleja de los otros en la galería de pasajeros que desfilan por El tren que nos lleva, donde la autora vuelve con humor a sus experiencias de juventud.
Más que relatos amorosos clásicos son textos en los que “el amor es una cosa muy extraña”
Hebe hace circular por estos relatos un hilo incandescente que los recorre todo el tiempo, y que podría decirse que, pese a su dedicación como pedagoga, consiste en el reconocimiento de que en el ámbito de las relaciones amorosas nunca se aprende nada, todo es siempre provisional, inestable, y en verdad extraño. El abandono, la perplejidad ante el comportamiento del otro, la inevitable pero en cierto modo incomprensible separación, la extrañeza de relaciones que no están atadas por nada que les dé un vínculo permanente, hace de estos textos de Hebe, escritos en los años setenta, textos de una enorme modernidad.
Los relatos, que son contemporáneos de una época trágica de la vida argentina, están atravesados, de una forma indirecta y poco explícita, por la violencia política de la época, que es un telón de fondo que no se oculta pero tampoco se exhíbe.
Como subrayan los editores, y autores del epílogo del libro (Pía Bouzas y Eduardo Muslip), en estas historias podemos encontrarnos algunas de las paginas más dolorosas, pero también algunas de las más divertidas de Hebe Uhart. Y se congratulan de la aparición de unas obras que dan una continuidad particular a la producción de una autora que está ganando peso y lectores día a día; unas novelas, dicen, que quedaron “a la espera de un tiempo que quizá sea el nuestro”.