Egipto clama por el pan

El gobierno egipcio del general Abdelfatah Al Sisi se enfrenta a una ola creciente de protestas y movilizaciones a causa del empobrecimiento que sus medidas económicas están causando en la población.

La liberalización de la libra egipcia -dictada por el FMI a cambio de un crédito de 12.000 millones de dólares- está causando una inflación galopante que golpea duramente el bolsillo de las clases más desfavorecidas.

Tres años y medio después del golpe de Estado contra un gobierno de un Mohamed Morsi demasiado díscolo ante Washington, el gobierno del general Al Sisi ha enterrado cualquier rastro de primavera en el país árabe. Ni libertad, ni democracia, ni tampoco pan.

Hasta hace bien poco, una serie de subsidios en los productos básicos -alimentos y carburantes- mantenían los precios en niveles asequibles para los bolsillos de 70 millones de egipcios pobres, la inmensa mayoría de la población. Eso se acabó en noviembre: el presidente Sisi, por mandato del FMI, liberalizó la libra y redujo los subsidios con el fin de obtener un préstamo del Fondo, al negarse Arabia Saudí a conceder otro crédito a El Cairo.

La inflación ha escalado hasta el 31,7%. Un kilo de carne ha pasado a costar unas decenas de libras hasta más de cien. La ayuda que permite aprovisionar de hogazas de pan a los egipcios más pobres queda derogada en la práctica para la mayoría de las familias. El autodenominado «Movimiento de los Pobres» ha protagonizado grandes marchas por las avenidas y plazas de El Cairo y otras ciudades, brutalmente reprimidas por los antidisturbios del régimen.

La escasez de productos básicos, la depreciación de la moneda y el fin de las ayudas amortiguadoras de la pobreza están calentando