Primero fueron las aceitunas negras. Ahora vienen a por el aceite, el vino, el queso y el jamón ibérico. Los nuevos aranceles que pretende imponer Donald Trump son a la vez un saqueo desproporcionado que arruina a nuestro sector agrícola y una nueva degradación a nuestro país, aprovechándose de una situación de debilidad por la proximidad de nuevas elecciones.
A partir del 18 de octubre, 150 productos de la UE -incluidos los españoles- van a sufrir aranceles del 25% en sus exportaciones a EEUU, según un comunicado del jefe de Comercio Exterior norteamericano, Robert Lighthizer. Esta decisión se apoya en una sentencia de la OMC que respalda el uso de aranceles por el supuesto uso de subvenciones ilegales para financiar la empresa Airbus. No es más que una excusa, ya que los aranceles no se aplican principalmente al sector aéreo, sino al agrario, buscando debilitar así la agricultura de estos países.
Partiendo de datos de las exportaciones de 2018, los aranceles supondrían para el sector pérdidas por valor de 1.000 millones de euros, en palabras de la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez. Según los cálculos de la organización de entidades de economía social agroalimentarias ES Andalucía, solo en esta comunidad autónoma las pérdidas en el campo andaluz serían de 500 millones al año de aplicarse los aranceles. Andalucía es la comunidad que más exporta a EEUU y, por tanto, la que más va a sufrir cuando se apliquen los aranceles.
Fuera de la UE, EEUU es el principal destino de nuestras exportaciones agroalimentarias. El ataque es evidente cuando se tiene en cuenta que la mayoría de los productos que van a sufrir aranceles tienen sus competidores en Italia o Grecia, que no sufren dicho castigo. Es el caso del aceite, por ejemplo.
El gobierno en funciones de nuestro país ha respondido, a través de Luis Planas, ministro en funciones de Agricultura, que “No queremos una guerra comercial con EEUU, pero, si la inician, vamos a contestar y nos defendernos con todas nuestras armas”. Sin embargo, a pesar de tan rotundas palabras, en los hechos se van a quedar a la espera de la reunión de la Secretaría de Estado de la UE con el embajador norteamericano, limitándose a esperar a que la situación se resuelva en una negociación entre ambas partes.
Y es que la llegada de nuevos aranceles en España ocurre en el momento más vulnerable, con un gobierno en funciones y la cercanía de elecciones limitando enormemente su capacidad de maniobra.
No se trata solo de un nuevo salto en el saqueo a nuestra población, atacando nuevamente a nuestra industria agraria como hicieron con las aceitunas negras. Es al mismo tiempo una nueva degradación del país, golpeándolo cuando está mas debilitado e incapacitado para responder. Ahora más que nunca necesitamos un gobierno que defienda la soberanía nacional de nuestro país y los intereses de nuestra industria agraria, frente al saqueo que nos viene del exterior.