EEUU, ¿aliado o enemigo de México?

«A casi siete meses de que se dio a conocer la realización del operativo Rápido y furioso -por el cual la ATF de Estados Unidos permitió el ingreso a México de más de dos mil fusiles de asalto, medio centenar de rifles de francotirador y miles de municiones que fueron a dar a manos de los cárteles de la droga-, el diario Los Angeles Times informó ayer sobre otra operación similar, denominada Receptor abierto, coordinada por la propia ATF entre 2006 y 2007, que contó con el conocimiento de altos funcionarios del Departamento de Justicia del vecino paí­s.»

El dato indica, más allá de toda duda razonable, que la entrega de armamento de alto calibre or autoridades estadunidenses a los grupos criminales que operan en México no es un hecho aislado ni producto de un error garrafal, sino parte de un patrón de conducta: a la luz de los elementos de juicio disponibles, hoy es posible saber que mientras el gobierno de George Bush negociaba y firmaba con el de Calderón la Iniciativa Mérida –acuerdo de asistencia bilateral por el cual Washington se comprometió a orientar, asesorar y equipar a las autoridades mexicanas–, desde una oficina pública de Washington se alimentaba la capacidad de fuego de las organizaciones delictivas al sur del río Bravo. (LA JORNADA) FINANCIAL TIMES.- Es un signo de los tiempos en la zona euro en crisis que las subastas regulares de títulos públicos y letras del Tesoro de España –que solían ser eventos rutinarios que eran de interés sólo para los operadores especialistas en bonos– sean ahora observados con fascinación macabra en Londres , Bruselas, Frankfurt y Nueva York. Españoles de a pie, para quienes los rendimientos de los bonos soberanos y los diferenciales de tasas de interés fueron una vez de escasa importancia, ahora se informan a diario por los medios de comunicación de las últimas referencia de los bonos del país a 10 años respecto a los bonos alemanes, una medida del nivel de ansiedad del riesgo percibido en España. México. La Jornada EEUU, ¿aliado o enemigo? A casi siete meses de que se dio a conocer la realización del operativo Rápido y furioso –por el cual la Oficina de Control de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (ATF, por sus siglas en inglés) permitió el ingreso a México de más de dos mil fusiles de asalto, medio centenar de rifles de francotirador y miles de municiones que fueron a dar a manos de los cárteles de la droga–, el diario Los Angeles Times informó ayer sobre otra operación similar, denominada Receptor abierto, coordinada por la propia ATF entre 2006 y 2007, que contó con el conocimiento de altos funcionarios del Departamento de Justicia del vecino país. El dato indica, más allá de toda duda razonable, que la entrega de armamento de alto calibre por autoridades estadunidenses a los grupos criminales que operan en México no es un hecho aislado ni producto de un error garrafal –como afirmó el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, la semana pasada, al referirse a Rápido y furioso–, sino parte de un patrón de conducta: a la luz de los elementos de juicio disponibles, hoy es posible saber que mientras el gobierno de George Bush negociaba y firmaba con el de Calderón la Iniciativa Mérida –acuerdo de asistencia bilateral por el cual Washington se comprometió a orientar, asesorar y equipar a las autoridades mexicanas–, desde una oficina pública de Washington se alimentaba la capacidad de fuego de las organizaciones delictivas al sur del río Bravo. No cabe llamarse a sorpresa, pues, por la acciones realizadas por el gobierno de Estados Unidos en favor de los distintos bandos involucrados en la guerra contra la delincuencia que emprendió el gobierno federal. Si algo ha caracterizado la proyección internacional de ese país en materia de combate a las drogas y seguridad es, justamente, la inmoralidad y el doble discurso de sus autoridades: un botón de muestra reciente es la declaración formulada por el presunto narcotraficante Vicente Zambada Niebla ante una corte de Illinois, de que oficiales de la DEA, el FBI y la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas dieron su consentimiento para que realizara actividades ilícitas entre enero de 2004 y marzo de 2009. Se podrá poner en duda la veracidad de las palabras de un presunto narcotraficante, pero resulta más difícil hacerlo con los documentos oficiales que dan cuenta de Rápido y furioso y de Receptor abierto, dos operativos que demuestran la connivencia de autoridades estadunidenses con la delincuencia mexicana. Es difícil de explicar estas acciones del poder público del país vecino –el suministro de armas a facciones a las que un gobierno aliado ha declarado su principal enemigo– si no es en el contexto de un propósito desestabilizador. Es, asimismo, difícil de comprender el empeño del gobierno mexicano en mantener un pacto de colaboración en materia de combate a la delincuencia y seguridad con un socio tan poco confiable como Washington. Si la administración calderonista estuvo enterada de Receptor abierto, sería sumamente grave que hubiera decidido suscribir, en esas condiciones, el citado acuerdo de asistencia bilateral con Estados Unidos; pero si el gobierno mexicano no estaba al tanto de la operación, ello sería indicativo de una inexcusable falta de conocimiento de los desafíos a la seguridad pública y nacional del país, conocimiento que –tendría que estar de más recordarlo– es condición necesaria para la formulación de cualquier estrategia con mínimas perspectivas de éxito en esos rubros. Como quiera, resulta inevitable identificar en la ambigüedad de Washington uno de los factores que explican el fracaso de la estrategia de seguridad vigente, la cual se ha saldado, hasta ahora, con unas 50 mil víctimas mortales, ha provocado la destrucción del tejido social y de la economía en amplias franjas del territorio, ha acentuado el desgaste de las instituciones encargadas de salvaguardar la seguridad e integridad territorial y de procurar justicia y, por si fuera poco, ha llevado a una claudicación inadmisible en materia de soberanía nacional ante el país vecino. En suma, lo menos que cabría esperar de las autoridades ante la revelación de esos operativos es suspender de forma inmediata la Iniciativa Mérida en tanto ésta es revisada y en tanto el gobierno de Estados Unidos no ofrezca una explicación verosímil de su doble juego y una definición inequívoca de su condición en el conflicto armado que desangra a nuestro país. Porque ante el descubrimiento de Receptor abierto, no queda claro si es aliado o enemigo. LA JORNADA. 5-10-2011 R. Unido. Financial Times Una nación que busca un escape V. Mallet Es un signo de los tiempos en la zona euro en crisis que las subastas regulares de títulos públicos y letras del Tesoro de España –que solían ser eventos rutinarios que eran de interés sólo para los operadores especialistas en bonos– sean ahora observados con fascinación macabra en Londres , Bruselas, Frankfurt y Nueva York. La sensación de crisis se ha mantenido, incluso después de que el Banco Central Europeo comenzara a comprar la deuda soberana española e italiana en agosto, tratando de disipar los temores de los inversores sobre la solvencia de los dos países. El costo de los préstamos para España también ha quedado dolorosamente alto. Españoles de a pie, para quienes los rendimientos de los bonos soberanos y los diferenciales de tasas de interés fueron una vez de escasa importancia, ahora se informan a diario por los medios de comunicación de las últimas referencia de los bonos del país a 10 años respecto a los bonos alemanes, una medida del nivel de ansiedad del riesgo percibido en España. La brecha, que recientemente era de sólo un pocos puntos básicos, ha aumentado por un tiempo por encima de los 400 puntos básicos, ya que los inversores perdieron la fe en la capacidad de Grecia para evitar el default. Algunos temen que España podría llegar a seguir Grecia, Irlanda y Portugal en la necesidad de un rescate de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Otros van tan lejos como para especular sobre la ruptura del euro. Es un pequeño consuelo para España que, desde agosto, Italia ha ido incluso peor, ya que los inversores tardaron en tomar nota de su carga de deuda pública dos veces mayor que España en términos de Producto Interior Bruto. Como dice Nicolás Spiro de la de Spiro Sovereign Strategy en Londres: "Los inversores no se han vuelto más optimista acerca de España. Lo que ocurre es que han pasado a estar mucho más preocupados por Italia. " ¿Qué salió mal en España? La respuesta es que desde el colapso de Lehman Brothers en 2008, los mercados financieros han demostrado, de la manera más brutal, que la pertenencia a la unión monetaria de la zona euro tiene tantas desventajas como beneficios para las economías más débiles como España. España, la cuarta economía más grande de la zona del euro, ahora se ha convertido en una nación plenamente desarrollada desde su incorporación a la UE en 1986, reforzando el apoyo popular a Europa entre los españoles y convirtiendo al país en uno de los Estados miembros más europeísta. Su ingreso per cápita ha alcanzado 101 por ciento de la media de la UE, y sus infraestructuras de transporte, en parte financiados por la ayuda de la UE, están entre las mejores y más generosamente financiadas de la Unión. Sin embargo, la adopción de la moneda única hace una década, al obligar a una rápida convergencia de las tasas de interés en la eurozona, alimentaron una burbuja de crédito y un incremento de inversiones improductivas españolas en la vivienda que ha paralizado a una parte del sector financiero, especialmente a las cajas que no cotizan en bolsa, cajas de ahorro que prestaron en gran medida a los promotores inmobiliarios y compradores de vivienda. El rápido crecimiento económico, que llegó a un abrupto final en 2008, por su parte contribuyó a un ambiente de euforia en el mundo de los negocios. Los salarios aumentaron, la competitividad industrial se redujo, y el sector privado se endeudó más. De hecho, es la deuda privada a los acreedores extranjeros –no la del sector público, cuyo nivel de deuda es sustancialmente más bajo que el de Alemania y el de otras grandes economías– el problema financiero de fondo de España. Este exceso de crédito dejó una resaca dolorosa. La economía corre el riesgo de volver a caer en la recesión y el desempleo se mantiene por encima del 20% de la fuerza laboral. "España se enfrenta a un futuro sombrío, ya que paga el precio de una década de exceso de endeudamiento y de inversiones antieconómicas", dice Jamie Dannhauser en un informe reciente de Lombard Street Research, en la que compara España con el estancamiento de Japón. La deuda pública de España es manejable, dice, pero "el temor es de varios años de estancamiento económico, inestabilidad política y disturbios sociales." Las autoridades españolas no han permanecido de brazos cruzados en medio de la agitación de la crisis de la eurozona. En raro un esfuerzo bipartidista, el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, el primer ministro, y el Partido Popular, la oposición derechista que espera ganar el poder en las elecciones generales del 20 de noviembre, votaron juntos en el parlamento en septiembre para afianzar la disciplina presupuestaria en la constitución. Cedieron a la presión del BCE y los países fiscalmente disciplinados del norte de Europa, intentando restaurar la confianza en España como destino de inversión segura y rentable. En ese momento, Zapatero se vio obligado a abandonar sus instintos keynesianos de aumento del gasto público poniedo en marcha una de los ejercicios más duros de reducción del déficit en la historia moderna, la reducción del déficit presupuestario pasó del 11,1% del PIB en 2009 al 9,2% el año pasado, y un objetivo del 6% este año. Al mismo tiempo, el banco central y el gobierno se movieron rápidamente –aunque no lo suficientemente rápido, dicen ahora los críticos– para reestructurar el sistema bancario y forzar la nacionalización y recapitalización de las cajas en crisis. A pesar de la incapacidad de España para devaluar su moneda de manera unilateral –una desventaja obvia de la unión monetaria– las exportaciones visibles e invisibles, han resistido bien. La gran industria turística del país se ha beneficiado de una "huida hacia la seguridad", ya que los turistas han rechazado los países soleados, pero inestables del norte de África, como Túnez y Egipto, donde se podrían haber aventurado de otro modo. Según el último Barómetro del Clima de Negocios en España (un informe sobre inversión en España, promovido por una agencia gubernamental y el IESE, una escuela de negocios), las 300 empresas extranjeras encuestadas dan al país la misma calificación 2,9 (de un máximo de 5 ) que lo hicieron en 2010, mientras que el número de aquellos que planean aumentar su inversión ha ascendido al 37,2% desde el 27%. Los inversores, españoles o extranjeros, tienen sin embargo una serie de quejas, en particular sobre la rigidez del mercado laboral, la escasez de crédito, y la escasez de inversión en investigación y desarrollo. El Partido Popular, que podría obtener una victoria electoral aplastante en noviembre y así lograr la mayoría absoluta en el Parlamento, ha prometido crear empleos y ayudar a las pequeñas empresas, al mismo tiempo que restaurar el orden en las finanzas públicas. "Sabemos que el modelo de crecimiento de la economía española en los últimos años es insostenible, pero también que hay un camino a seguir", escribe Mariano Rajoy, líder del PP, en su libro recién publicado, una mezcla de autobiografía y de folleto de campaña. "Tenemos que maximizar el potencial de cada sector:. Exportación de mercancías y turismo, servicios, infraestructura, innovación, y la penetración en los mercados emergentes" Al igual que el Sr. Zapatero, sin embargo, el señor Rajoy se enfrentará a lo que él llama el "enorme desafío" de promover la recuperación económica en tiempos de austeridad, si es elegido como primer ministro. Los dos principales partidos políticos están dispuestos a recuperar la confianza de los mercados financieros a través de recortes en el gasto público para reducir el déficit presupuestario, y mediante la recapitalización del sistema bancario. Pero la gran pregunta es cómo se puede hacer esto sin aplastar una recuperación económica débil, y sin una mayor reducción en el crédito a la banca para darla al sector privado. "La doctrina contradictoria de la contracción fiscal expansiva está siendo desacreditada con cada mes que pasa. Europa necesita una estrategia de crecimiento ", fue el comentario mordaz de Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro de EE.UU., en el Financial Times el mes pasado. España se encuentra entre las economías más importantes atrapadas en esta paradoja, y, hasta ahora, ni el Sr. Zapatero, ni el señor Rajoy –por no hablar de la Comisión Europea, el BCE o el FMI– tienen una idea clara de lo que el país debe hacer para escapar de esto. FINANCIAL TIMES. 4-10-2011