El conflicto en Ucrania y la tensión que la injerencia rusa ha provocado entre los Gobiernos de la región propicia un retorno de los medios de disuasión militar propios de la época de la Guerra Fría. El Departamento de Defensa de Estados Unidos está preparado para enviar armamento pesado a bases militares en el este de Europa, un material que podría ser empleado por hasta 5.000 soldados norteamericanos.
La propuesta, según el diario The New York Times, se espera que sea aprobada por el presidente Barack Obama y el secretario de Defensa Ashton Carter antes de la reunión de ministros de Defensa de la OTAN a finales de este mes.El objetivo de Washington es reforzar las garantías de seguridad de los expaíses soviéticos que recelan del expansionismo de Rusia más de un año después de su anexión de la península de Crimea y el apoyo continuado de Moscú a una insurgencia armada en el este de Ucrania.
En caso de aprobarse, supondría la primera vez desde el fin de la Guerra Fría, hace más de dos décadas, que EE UU estaciona armamento pesado en los nuevos países de la OTAN del este de Europa, que integraron la esfera de influencia de la Unión Soviética. Los Gobiernos de Polonia y Lituania confirmaron este domingo que están en conversaciones con Washington para almacenar armamento.
La iniciativa supone una admisión implícita de que el Gobierno Obama no prevé un fin cercano de la intervención rusa en Ucrania, iniciada en marzo de 2013 tras las revueltas prodemocráticas y proeuropeas en ese país. El envío de material bélico pesado supondría la decisión más contundente tomada por Washington para responder a las injerencias de la Rusia de Vladímir Putin. Hasta ahora, EE UU ha incrementado los ejercicios militares en los países socios de la OTAN en el este y su apoyo militar a esos países y a Ucrania, que no forma parte de la Alianza Atlántica. En el terreno diplomático, ha impuesto, junto a la Unión Europea, sanciones económicas a Rusia.
La propuesta actual del Pentágono, que no detalla plazos, es depositar en Lituania, Letonia y Estonia material suficiente para unos 150 soldados en cada país, según el Times. La cantidad sería superior, para unos 750 soldados, en Polonia, Rumania, Bulgaria y “posiblemente” Hungría. Militares estadounidenses han analizado las bases que podrían almacenar el material. El armamento sería vigilado por contratistas locales, no por militares norteamericanos. Sería un despliegue similar al que mantuvo EE UU en Kuwait durante una década tras la guerra del Golfo de 1991.
“El Ejército continúa revisando las mejores ubicaciones para almacenar estos materiales en consulta con nuestros aliados”, señaló el portavoz del Departamento de Defensa, Steven Warren, en un comunicado. “En este momento, no hemos tomado ninguna decisión sobre si o cuándo mover este material”. La información del diario llega pocas semanas después de que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el ministro de Defensa polaco visitaran Washington.
Con el envío de material bélico, Obama busca mandar un mensaje de firmeza a Putin, pero su alcance es limitado. La propuesta excluye el despliegue permanente de tropas estadounidenses, como habían pedido altos cargos militares del Báltico. Los carros de combate, vehículos de infantería y otro material bélico pesado no se colocarían sobre el terreno, sino que estarían almacenados en bases aliadas para ser empleados en caso de necesidad o entrenamiento. Y la cantidad de material, según el Times, sería inferior al que podría desplegar Rusia en su frontera.
La filosofía detrás de la decisión coincide con la obligación de Estados Unidos, como país miembro de la OTAN, de responder ante una amenaza de seguridad de otro socio de la alianza. Y no incluye ninguna asistencia militar adicional a Ucrania. El debate que hubo en febrero en el seno del Gobierno Obama sobre la necesidad de entregar armas al Ejército ucranio parece haber quedado enterrado, pese a la frágil tregua en el Este de Ucrania entre las fuerzas nacionales y los rebeldes prorrusos.
De momento, la iniciativa no ha suscitado ninguna reacción oficial rusa, pero supone, sin duda, un golpe a los esfuerzos que ha estado haciendo el Kremlin para intentar convencer a Occidente de que Rusia no representa un peligro ni una amenaza para Europa. Al mismo tiempo, los nuevos planes estadounidenses pueden reforzar la posición del ala dura en Rusia, que podría exigir volver a poner los misiles nucleares en activo mirando hacia Europa, informa Rodrigo Fernández.
Pese a la creciente tensión, Washington mantiene abierta una vía de comunicación con Moscú, como evidenció la reunión a mediados de mayo en Rusia del secretario de Estado, John Kerry, con Putin. El papel de Rusia resulta clave en las negociaciones nucleares con Irán y en la resolución de la guerra civil siria. Es presumible, pese a ello, que el despliegue del material bélico incomode a Rusia, como ya sucedió con el proyecto del presidente George W. Bush de instalar un escudo antimisiles en el este de Europa para frenar una supuesta amenaza de Irán. Al llegar a la Casa Blanca en 2009, Obama frenó ese plan.