Ya ha dado comienzo la segunda vuelta de las decisivas elecciones ecuatorianas que se celebrarán el 11 de abril, en las que se confrontan dos proyectos opuestos, el del correísta Andrés Arauz, y el del favorito de la oligarquía y Washington, Guillermo Lasso. El balotaje se produce sin embargo en un ambiente convulso, marcado por la polarización, la pandemia y los llamados del tercero en discordia, Yaku Pérez -de la candidatura indigenista Pachakutik, que sostiene que hubo un fraude en el conteo- a las Fuerzas Armadas.
El desempate electoral en Ecuador, en unas elecciones decisivas para el rumbo del país, se desarrolla en un escenario muy polarizado. Por un lado, la izquierda antihegemonista representada por Andrés Arauz, que ganó la primera vuelta con casi un 33% de los votos. Un proyecto respaldado por el expresidente Rafael Correa -Arauz, considerado su delfín, fue también su ministro- que tiene como referentes las señas de identidad de los gobiernos de Alianza País: la redistribución de la riqueza, el aumento de las rentas y la mejora de las condiciones de vida de las clases trabajadoras; la defensa de los intereses de Ecuador frente a los ataques e injerencias de las potencias extranjeras, en particular de EEUU; el apoyo decidido a la integración del continente hispano y a los gobiernos progresistas del frente antihegemonista latinoamericano.
En la década de Correa (2007-2017), y tras años de ruina económica, Ecuador experimentó un crecimiento promedio de entre el 4 y el 5% anual, con un el mayor coeficiente de inversión pública y social del continente, especialmente en áreas como la educación o la reducción de la pobreza, que pasó del 36% al 27%. Los salarios aumentaron mientras el paro descendía por debajo del 4%. Este es el proyecto que Arauz aspira a reeditar en Ecuador.
Finalmente, su oponente en la segunda vuelta será, el representante de la oligarquía pronorteamericana Guillermo Lasso. Un banquero defensor de las mismas políticas neoliberales y entreguistas que ha seguido en los últimos años Lenin Moreno, que se tradujeron, en una profunda crisis económica con miles de despidos y el empeoramiento de las condiciones de vida, el endeudamiento del país, su entrega a las imposiciones del FMI.
La primera vuelta dio como claro ganador a Arauz con más de 12 puntos de ventaja sobre sus perseguidores, pero durante largas semanas no ha estado claro si el contrincante iba a ser Guillermo Lasso (que tras el escrutinio tiene el 19,74% en la primera vuelta) o el representante del partido indigenista Pachakutik, Yaku Pérez (19,39%). Finalmente, el Consejo Nacional Electoral (CNE) dictaminó a favor de Lasso, pero Pérez, que sostiene que ha habido fraude, hizo un llamamiento a la intervención del Ejército para paralizar el proceso electoral.
Acusado de llamamientos golpistas en otras ocasiones – Pérez ya apoyó el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia y también el impeachment golpista de la derecha brasileña contra Dilma Rousseff- el candidato “ecosocialista” ha escondido la mano tras tirar la piedra, pero la sombra de la desestabilización planea sobre esta campaña, donde las élites y Washington se juegan tanto.
Andrés Arauz aspira a reeditar las políticas de los gobiernos de Correa. Por eso, la sombra de la desestabilización pende sobre esta campaña, donde las élites y Washington se juegan tanto.
Yaku Pérez mantiene una furiosa oposición al correísmo, tanto que ha buscado criminalizarla presentando una denuncia a la Fiscalía de Colombia sobre una presunta financiación de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) a la campaña de Arauz. Este candidato «ecosocialista» e indigenista. Pero Pérez mantiene el “voto nulo ideológico” de cara a la segunda vuelta. Otra cosa lo delataría demasiado: el enfrentamiento con Lasso por el dictamen del CNE ha imposibilitado que llamase a un frente común contra Arauz, y sus programas políticos son demasiado opuestos.
No pocos ven en este ambientalista una quinta columna de Washington en los movimientos populares de Ecuador, donde por otra parte los posicionamientos de Pérez chocan con las posturas de otras corrientes dentro de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), como la representada por Leonidas Iza, más inclinada a buscar un entendimiento con el correísmo.