Tras cuatro años de traiciones y políticas antipopulares y entreguistas, el pueblo ecuatoriano lo ha tenido claro. El ganador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales ha sido el candidato de la Revolución Ciudadana, Andrés Arauz, delfín del ex mandatario Rafael Correa, que se ha alzado con el 32,21% de los votos y una notable ventaja sobre sus rivales.
Y aunque al cierre de esta edición hay una disputa feroz por ver quién será su oponente en la segunda vuelta, todo parece indicar que será Yaku Pérez, el candidato del partido indígena Pachakutik, que ha protagonizado potentes movilizaciones contra las políticas antipopulares de Lenín Moreno y contra el FMI. De ser así, quedaría fuera de la contienda el favorito de Washington y la oligarquía criolla, el banquero Guillermo Lasso.
Las elecciones presidenciales ecuatorianas habrán de resolverse el 11 de abril, y la batalla aún no está cerrada. Pero en este primer round, las clases populares de Ecuador han propinado dos sonoras bofetadas a los planes de la oligarquía y de Washington.
Con el 99% de los votos escrutados, Andrés Arauz -candidato de la lista respaldada por el expresidente Rafael Correa, Unión por la Esperanza- alcanza el 32,07%, con lo que gana la primera vuelta y asegura su presencia en el balotaje. Esto supone un primer y duro revés para los centros de poder, que tratan de impedir a toda costa el regreso de la izquierda antihegemonista.
Pero hay más. El candidato «natural» de las clases dominantes es el banquero Guillermo Lasso, postulante de la alianza Creo-Partido Social Cristiano y defensor de las políticas neoliberales que Washington y el capital extranjero propugnan. Los centros de poder esperaban que Lasso llegara a la segunda vuelta, prevista para el 11 de abril, y poner durante estos meses «toda la carne en el asador» para asegurar su victoria. Pero no está claro que vaya a ser así.
Nadie esperaba que fuera Yaku Pérez, aspirante presidencial del partido indígena Pachakutik -expresión política de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), que ha protagonizado en los últimos años importantes estallidos de protesta contra las políticas de Moreno- el que tuviera todos los números para pasar a la segunda vuelta. Pérez tiene por ahora el 20,02% de votos.
El nerviosismo cunde entre las élites de la oligarquía criolla y la embajada norteamericana, y entre los seguidores de Lasso, que durante toda la campaña electoral no ha dudado en llamar «social-comunista bolivariano» a Arauz y «social-comunista indio» a Pérez.
Este triunfo se ha producido en las peores condiciones, en medio de una pandemia y tras cuatro años de traiciones y entregas de Lenín “Judas” Moreno. Un presidente que ganó las elecciones con el aval de una Revolución Ciudadana que había logrado enormes éxitos económicos y sociales con sus políticas soberanistas y redistributivas de la riqueza, pero que a las pocas semanas dio un giro de 180º, dando un giro neoliberal en materia económica, y alineándose por completo con la administración Trump en el plano internacional.
En estos cuatro años, el pueblo ecuatoriano ha tenido que enfrentar -con grandes estallidos de protesta- las políticas antipopulares de Moreno (como el alza en el precio de los carburantes), así como un negligente manejo de la pandemia. Y en ellos, todo tipo de maniobras políticas, mediáticas y judiciales han tratado de impedir el regreso de Correa y de la Revolución Ciudadana.
Sin embargo, a la primera de cambio, el pueblo ha votado a aquellos que defienden un camino de soberanía y de redistribución de la riqueza para el Ecuador.