En una parte de la inmensa concentración en movimiento en que devino ayer La Marcha a Madrid del 15 de septiembre se unía la música de un trío de africanos con sus peculiares tambores y las consignas y canciones de Unificación Comunista de España contra la intervención del FMI y de Berlín, y por la lucha unida del 90% de los españoles. Este hecho es el que mejor expresaba política y simbólicamente la unión y la fuerza del ritmo profundo de esa mayoría de ciudadanos españoles que rechaza el saqueo, y de la letra consciente y organizada de la alternativa de frente amplio de unidad. Dos victorias en una.
Que la participación fue masiva es innegable aunque se niegue y se vaya a seguir negando. Que tuvo la peculiaridad de integrar varias manifestaciones previas y simultaneas que dieron lugar a una concentración, sin dejar de seguir siendo manifestaciones que iban y venían también es innegable. Que todo ello permitía verla y participar en ella de muy diversas maneras y en tiempos variados es también innegable. Que las cifras oficiales basadas en “exactos cálculos matemáticos” tergiversan el problema a calcular y esconden la verdad también es innegable. «Las cifras oficiales basadas en “exactos cálculos matemáticos” tergiversan la asisteencia y esconden la verdad»
Una concentración en movimiento en la que se ha dado una participación muy amplia y variada del 90% de la población española. Que ha expresado el profundo rechazo a un rescate que está siendo, y va a serlo mucho más, lisa y llanamente un sangriento empobrecimiento de todos los sectores populares del país. Y así lo decían ayer, asistiendo a la concentración, participando en las marchas con sus carteles variopintos, apoyando las demandas de los distintos colectivos presentes y, conscientemente coreando las consignas que denuncian el saqueo y la intervención del FMI y de Berlín.
Porque la otra victoria ha sido la presencia de un numeroso bloque organizado por Unificación Comunista de España. Este bloque estaba encabezado por una consigna, formada con letras gigantes, “Intervención NO” seguido de tres pancartas grandes que decían “No nos da la gana ser una provincia de la banca alemana”, “Las pensiones a la Constitución ¡Referéndum Ya!” y “Contra los recortes de Rajoy, ¡Unidad, Unidad, Unidad!”. Estas consignas junto a muchas otras, que además de ir expuestas en carteles de mano, que denunciaban la intervención y el saqueo del FMI y de Berlín, se iban coreando y cantando ininterrumpidamente desde que se inició la marcha hacia Colón hasta que se regresó a la sede de UCE en Madrid.
Ante esta incesante actividad de propaganda la gente, tanto participante como observadora de la concentración en movimiento, apoyaba y se unía a las consignas y las canciones de una alternativa política que señala con claridad los enemigos principales, Washington y Berlín, Merkel y Obama, y llama a unirse al 90% en un programa de frente amplio de unidad por la redistribución de la riqueza, la ampliación de la democracia y la defensa de la soberanía nacional.
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