El 90% de la población española se indigna al ver cómo mientras a nosotros nos aplican rebajas y recortes en nombre de que no hay dinero, el gobierno entrega miles y miles de millones de dinero público a la banca. Es lógica la indignación. Pero quedarse en esto es ver sólo media película. Y además la mitad menos importante. Porque aunque las apariencias digan lo contrario, no es la banca española, sino las grandes oligarquías financieras de Wall Street, de Francfort o de París quienes se están llevando a manos llenas el dinero que nos saquean de nuestros salarios y pensiones, de la sanidad y la educación.
Este año, la Hacienda española, con el dinero de todos, va a pagar 38.000 millones de euros por intereses de la deuda pública. Es la partida más importante de los gastos del Estado, sólo por detrás del gasto en pensiones. Pues bien, toda esa cantidad se la llevan, directa o indirectamente, los bancos franceses y alemanes y los fondos de inversión norteamericanos. «Sin independencia política, nada de lo que deseamos y por lo que hoy estamos luchando será posible»
Directamente porque son propietarios de más de un tercio de la deuda pública española. Indirectamente porque controlan un 40% de las acciones de la gran banca española y se llevan por tanto un 40% de sus beneficios.
Pero no es solo eso. Es que todo el dinero, los avales y garantías públicas puestas por el Estado en los rescates bancarios, así como la rentabilidad que obtienen bancos y cajas de recibir dinero del BCE al 1% y comprar con ese dinero deuda pública española por la que cobra intereses del 5 o el 6%, está en realidad destinado a que los bancos españoles paguen cada año los más de 65.000 millones de euros en intereses que tienen que devolver durante los próximos 10 años a los bancos alemanes, franceses y norteamericanos.
Esta y no otra es la razón de que a los jubilados les hagan pagar ahora un 10% de las medicinas, que cierren ambulatorios y quirófanos, que despidan médicos, enfermeras y maestros, que recorten las becas y aumenten las tasas universitarias, que suban el IRPF y el IVA o de que a cualquier familia le cueste entre 60 y 80 euros que sus hijos se lleven la comida de casa al colegio en un tuper: mantener y ampliar constantemente este trasvase de riqueza hacia el exterior.
Es el reverso de los recortes y ajustes que permanece convenientemente oculto. La intervención no significa otra cosa que la mayoría nos tengamos que empobrecer para que un puñado de bandidos financieros, de aquí, pero sobre todo de fuera, sean cada vez más ricos a costa nuestra.
Son sólo dos palabras, INTERVENCIÓN NO, pero juntas concentran de una forma precisa el origen de todos los males que estamos padeciendo. Y encierran al mismo tiempo la alternativa para solucionarlos.
Ahora que Artur Mas ha lanzado su órdago independentista para ocultar que ha sido el discípulo mas fiel del FMI y Berlín en aplicar recortes y hundir la economía catalana, es bueno recordar un breve fragmento de un texto escrito a principios del siglo XX por un cercano colaborador de Cambó, uno de los padres de la Lliga Regionalista, fundadora del catalanismo político. Esto es lo que decían los catalanistas de 1916:
“Se presentan para España dos caminos: o recibir, aceptar humildemente agradecida, el capital extranjero, más o menos disimulado y suave, y por ende el dinero extranjero, la técnica extranjera, y que sean los embajadores extranjeros los que gobiernen con su baraja de ministros, ministrables y presidentes, con sus cortesanos adictos y sus generales afectos y sus magistrados agradables y sus periodistas y sus intelectuales a sueldo, o España tiene que buscar ardientemente en el camino del trabajo, del estudio, de la austeridad y del deber, la reconquista de su casi perdida independencia política, de su riqueza monopolizada por la banca extranjera, haciéndose su técnica propia, su banca propia, su cultura propia para llegar a ser nación independiente de pleno derecho”.
Han pasado casi 100 años desde que fue escrito. España ha vivido la caída de la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera, la llegada de la IIª República, la guerra civil, los 40 años de franquismo, la reinstauración del sistema democrático. Y sin embargo… qué exactas, qué cercanas, qué actuales suenan estas palabras para definir la España de hoy.
“Aceptar humildemente agradecidos el capital extranjero”… ¿no es lo que ahora nos dicen que hagamos con lo que ellos llama rescate y no es sino una piedra atada a nuestro cuello?
Que sean las potencias extranjeras las que nos gobiernen “con su baraja de ministros, ministrables y presidentes, con sus cortesanos adictos y sus generales afectos y sus magistrados agradables y sus periodistas y sus intelectuales a sueldo”…. ¿cabe una descripción mas exacta del régimen y la clase política del bipartidismo al que millones de españoles gritamos una y otra vez en las calles QUE NO NOS REPRESENTAN?
“Reconquistar nuestra perdida independencia política y nuestra riqueza monopolizada por la banca extranjera”. Es difícil expresar con tanta exactitud y tan pocas palabras el camino que necesita nuestro país.
Y no sólo el nuestro.
Ahí tenemos el ejemplo de Brasil, un país al que hace 10 años todos consideraban como el enfermo de América y en una década ha dejado atrás en peso económico a Gran Bretaña y dentro de un par de años hará lo mismo con Francia. El crecimiento económico, los avances y transformaciones sociales logrados por Brasil en una década son impresionantes. Y en su base está el grado de autonomía y la soberanía conquistada desde la llegada de Lula a la presidencia. Lo que le permitió iniciar un camino de redistribución de la riqueza totalmente opuesto al que hasta entonces les había impuesto el FMI
E incluso hoy, cuando el saqueo desatado por Wall Street tras la crisis condena a un gran numero de países al estancamiento y la recesión, Brasil se ha dotado de los recursos políticos y económicos necesarios para no verse arrastrado al abismo por Washington.
Sólo este año, el gobierno brasileño ha bajado los impuestos aplicados a los salarios de los trabajadores. Aquí, lo primero que hizo Rajoy fue decretar un aumento generalizado del IRPF.
Brasil ha abaratado entre el 15 y el 30% el precio de la luz para consumidores e industrias. En España el recibo de la luz ha subido un 60% desde que empezó la crisis
Allí han rebajado el IVA de productos como los automóviles o los electrodomésticos para elevar su consumo. En España, entre Zapatero y Rajoy lo han subido del 16 al 21%.
El gobierno brasileño ha obligado a la banca privada a reducir las tasas de interés para estimular los créditos al consumo. Aquí, la banca española los ha reducido en tres años un 50%, mientras los intereses que cobra se han elevado en un 42%.
Allí han expandido el gasto publico mediante grandes compras de equipamientos. En España, entre Zapatero y Rajoy han recortado el gasto público en cerca de 50.000 millones de euros.
A través de la intervención de su Banco Central, Brasil ha dado respuesta a la masiva impresión de dólares por parte de la Reserva Federal norteamericana, que no hacía más que dificultar sus exportaciones al encarecer su moneda frente al dólar. Allí, un banco central con voluntad política por defender sus intereses nacionales ante las maniobras del imperio. Aquí plegamiento y docilidad absoluta a los mandatos del BCE.
INTERVENCIÓN NO, INDEPENDENCIA SÍ, de Washington y Berlín. Esto es lo que necesitamos. Independencia política para arrebatar nuestra riqueza de las manos de la banca extranjera y disponer de ella para atender los intereses de país y las necesidades del 90% de la población.
Independencia política para dedicar esas decenas y decenas de miles de millones que cada año nos sacan los bancos y las multinacionales extranjeras a reconstruir nuestro tejido industrial y acabar con el paro. A fomentar la investigación propia y no que nuestros jóvenes universitarios tengan que marcharse al extranjero. A subir los salarios y las pensiones hasta un mínimo digno de 1.000 euros mensuales. A invertir en hacer de nuestro sistema sanitario y educativo un modelo a seguir e imitar por todos los pueblos del mundo. A potenciar al máximo las infinitas posibilidades que tienen desde nuestro sector agroalimentario y pesquero hasta nuestros creadores y artistas,…
INTERVENCIÓN NO, INDEPENDENCIA SÍ. Ese es nuestro destino y el objetivo por el que todos tenemos que organizarnos y luchar.
Porque sin independencia política, nada de lo que deseamos y por lo que hoy estamos luchando será posible. Y con ella, por el contrario, estaremos en condiciones de desafiar cualquier reto y conquistar el futuro de libertad, progreso y bienestar que queremos para nuestro país y nuestra gente.