Los galardonados con el Premio Nobel de Física este año 2018 han sido Artur Ashkin, Gérard Mourou y Donna Strickland por sus invenciones rompedoras en el campo de la física del láser. Más en concreto, una mitad fue para Ashkin por sus pinzas ópticas y su aplicación a sistemas biológicos y la otra mitad conjuntamente para Mourou y Strickland por su método para generar pulsos ópticos muy intensos y ultra cortos.
Hoy en día las aplicaciones de los láser son innumerables. Desde los escaneadores de códigos de barra, las impresoras láser, la cirugía láser, la comunicación de fibra óptica etc. ¿Cómo funcionan?
Láser es un acrónimo y significa amplificación de la luz por emisión estimulada de radiación.
Es una aplicación del mundo de la cuántica. Si un electrón está en un nivel energético alto y cae a un nivel energético más bajo, emite un fotón cuya energía es justamente la diferencia entre ambos niveles. Lo que se hace en un láser es justamente aprovechar ese hecho.
Se estimula con un fotón a un electrón que está en un nivel energético alto justamente con esa energía y como consecuencia de caer el electrón, se tienen dos fotones con esa energía y la misma frequencia: el que ha sido utilizado para estimular y el que ha sido emitido una vez que el electrón ha caído a un nivel energético más bajo. Con la ayuda de espejos se consigue que cada fotón ¨liberado¨ vaya estimulando a más electrones. Al final se tiene una gran cantidad de fotones todos con la misma frequencia.
Generar pulsos cada vez intensos y cortos mejora enormemente las aplicaciones y en eso ha contribuido Donna Strickland. Hacía 55 años que no se otorgaba el Premio Nobel de Física a una mujer y Strickland es sólo la tercera mujer detrás de Marie Skłodowska-Curie y Maria Goeppert Mayer. La desigualdad es extrema y sólo comparable a la situación de las matemáticas, donde es incluso mayor. En 2014 Maryam Mirzakhani fue la primer mujer a la que otorgaban la Medalla Fields, el equivalente del Premio Nobel en las matemáticas.
Esperemos que el Premio a Strickland suponga un cambio de tendencia porque tal desigualdad extrema resulta difícil de justificar.
Nótese también que recientemente la astrofísica Jocelyn Bell Burnell obtuvo 3 millones de dólares por su trabajo sobre púlsares. Muchos creen que hubiese merecido el Premio Nobel. En efecto Bell fue la primera en observar por primera vez un púlsar, pero fue su supervisor quien en 1974 se llevó el Premio Nobel y no ella.
¿Y qué ha hecho Jocelyn Bell con los 3 millones? Donarlos enteramente para que mujeres, etnias minoritarias y estudiantes refugiados puedan ser investigadores de física.