Es un hecho incontestable. Las elecciones europeas del 9 de junio arrojan un auge de las fuerzas de la ultraderecha en el continente. Sea o no decisiva -lo más probable es que Úrsula von der Leyen acabe optando por reeditar su pacto con los socialdemócratas- las dos facciones de extrema derecha europea -los Conservadores y Reformistas y los de Identidad y Democracia- han obtenido 175 asientos (uno de cada cuatro) de la Eurocámara.
Sin embargo, el avance no es ni mucho menos homogéneo. Hay países de la UE donde la ultraderecha ha experimentado un notable ascenso, y otros donde ha registrado un sonoro retroceso. Veamos.
Dónde avanzan
La extrema derecha ha ganado las elecciones europeas -quedando como primera fuerza- en cinco países europeos. En algunos de ellos -Italia o Hungría- ya gobernaba, pero es que además ha ganado ni más ni menos que en Francia, en Austria y Bélgica.
Los ultras de Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, con el 31,5% de los votos, han quedado primeros en el país galo. A ellos hay que sumarles su escisión aún más ultradechista, Reconquista, de la sobrina de Marine, Marechal Le Pen, con el 5,3%.
Estos resultados, que ponen en cuestión el «cordón republicano» a la extrema derecha, han obligado a Macron a lanzar el órdago de convocar elecciones legislativas (que no presidenciales) entre el 30 de junio y el 7 de julio.
En Austria y Bélgica, la extrema derecha gana, pero no arrasadoramente. La ultraderecha austriaca de reminiscencias neonazis del FPÖ también ha quedado primera (25,7% de los votos), ligeramente por delante de conservadores y socialdemócratas. Un caso parecido al del xenófobo Vlaams Belang en Bélgica (13,9%).
En Italia los Fratelli d’Italia de Giorgia Meloni revalidan triunfo electoral con el 28,8% de los votos, cuatro puntos por encima de los socialdemócratas del PD. A ellos hay que sumar el 9,1% de la Liga de Matteo Salvini.
En República Checa los ultras de Přísaha a Motoristé del filonazi Filip Turek se alzan con el 10,3% y el tercer puestp. Resultado similar similar al de los portugueses de Chega (9,8%) y de Vox (9,6%), a los que hay que sumar la irrupción del ultra Alvise Pérez (4,6%).
Inquietud en Alemania
Mucho más inquietante es el ascenso de la ultraderecha alemana de Alternativa por Alemania, AfD (15,9%) que sólo ha quedao por detrás de la derecha de la CDU/CSU, y por delante de los socialdemócratas en el gobierno. Cabe destacar que la AfD es notablemente hegemónica en los länder del este, los más atrasados económicamente.
Un auge de la extrema derecha en Alemania que tiene lugar a pesar de las masivas movilizaciones que han tenido lugar en los últimos meses en el país. En enero, tras conocerse las reuniones secretas de dirigentes de la AfD (y de algunos cuadros de la CSU bávara) con destacados neonazis para trazar un «plan secreto» para deportar a millones de inmigrantes, medio millón de alemanes inundaron en protesta las principales ciudades germanas.
Y hace pocas semanas, las 30 principales empresas monopolistas del país -como Siemens, Volkswagen o Deutsche Bank, cuya complicidad con el III Reich está en los libros de historia- firmaron una carta «defendiendo los valores europeos» y alertando de las consecuencias que podría acarrear (para sus intereses oligárquicos) votar a formaciones como AfD.
Dónde retroceden
En Hungría la extrema derecha de Fidesz de Viktor Orbán ha ganado las elecciones con el 44,6%, pero retrocediendo en votos y escaños. En Polonia, los ultras de Ley y Justicia (PiS) ya están fuera del gobierno, pero los resultados de las europeas confirman su descenso al 36,2% de los votos, quedando por detrás de los conservadores de Donald Tusk.
En un contexto general de avance de los ultras en el resto del continente, llega algo de aire fresco por el norte de Europa, donde se registran los principales batacazos para la extrema derecha. Los ultraderechistas Demócratas Suecos y el Partido de los Finlandeses, las segundas fuerzas parlamentarias en sus respectivos países, han obtenido este 9 de junio un severo correctivo en las urnas. Con el 13,2%, los ultras suecos quedan cuartos (llegaron a sacar el 20,5%), y con el 7,6% la extrema derecha finesa se hunde en sexta posición, perdiendo la mitad de los votos.
En Dinamarca, la Izquierda Verde queda por sorpresa en primera posición, mientras que los ultras del Dansk Folkeparti (DF), que en 2015 experimentaron un preocupante auge, quedan ahora en última posición.
Y cabe recordar que en varios países de la UE, como Irlanda o Eslovenia, la extrema derecha no está ni se la espera. También es el caso de Grecia, donde tras la ilegalización del neonazi Amanecer Dorado y la encarcelación de todos sus líderes por organización criminal, la extrema derecha ha quedado subsumida en el ala derecha del gobernante Nueva Democracia.
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¿Arrasa la ultraderecha o la abstención?
El partido más votado en la UE se llama abstención
El auge general de la extrema derecha en las elecciones europeas sólo se puede valorar teniendo en cuenta un hecho igualmente incontestable: la baja participación -vista de conjunto- de los ciudadanos de las naciones de la UE a la hora de votar a sus representantes en la Eurocámara.
¿Ha arrasado la ultraderecha? No, ha arrasado la abstención, pero de manera muy desigual. Mientras que en términos generales los sectores más reaccionarios del electorado europeo están altamente movilizados, entre los más progresistas ha predominado la desilusión.
El cuadro de la participación por países en estas elecciones europeas es ciertamente heterogéneo: mientras que en Bélgica el 89,2% de los votantes han ido a las urnas, en Croacia apenas lo han hecho el 21,3%. Pero el alto absentismo ha sido en el este 9J una tendencia continental. Sólo en 11 países de los 26 la participación ha superado el umbral del 50%.
En España la participación cayó 10 puntos, desde el 60,73% del 2020 al 50,78% de este 9 de junio. Pero no es ni mucho menos el dato más bajo de participación de los países de nuestro entorno. Por encima del récord de abstención de Croacia están Lituania, Bulgaria, Letonia, Eslovaquia (por debajo del 35%), República Checa o Portugal (por debajo del 40%), Finlandia, Eslovenia y Grecia (<45%) y por debajo o rozando el umbral del 50% del censo encontramos a Países Bajos, Italia, España, Suecia o a la mismísima Francia.
En la mayoría de esos países -no en todos- la extrema derecha, más agitada, ha aprovechado la relativa desmovilización y desencanto del electorado progresista, aumentando en porcentaje de votos, aunque no tanto en cantidad absoluta de sufragios.