«La mayoría de las divisas más importantes del mundo flotan unas respecto a otras. Es decir, sus valores relativos suben o bajan dependiendo de las fuerzas del mercado. China es la gran excepción. A pesar de los enormes superávit comerciales y el deseo de muchos inversores de colocar su dinero en esta economía en rápida expansión -fuerzas que deberían haber revalorizado el renminbi, la divisa china-, las autoridades chinas han mantenido su moneda persistentemente débil. Y básicamente lo han hecho intercambiando renminbis por dólares, que han acumulado en cantidades ingentes».
“Lo que hace que la olítica monetaria china sea especialmente problemática es la deprimida situación de la economía mundial. El dinero barato y el estímulo fiscal han evitado al parecer una segunda Gran Depresión. Pero los estrategas políticos no han sido capaces de generar suficiente gasto, público o privado, para mejorar el desempleo masivo. Y la política de China de mantener débil su moneda agrava el problema, ya que de hecho arrebata una muy necesaria demanda al resto del mundo y la desvía hacia los bolsillos de exportadores chinos artificialmente competitivos” (THE NEW YORK TIMES) DIARIO DEL PUEBLO.- La posición del Premio Nóbel de Economía estadounidense Paul Krugman por la revaluación del renminbi es equivocada, pues esta posición no sólo haría daño a la economía china, sino también a los intereses de los consumidores estadounidenses y a la recuperación económica del mundo entero. En la actualidad, en lugar de malgastar tiempo en exhortar a revaluar el renminbi, sería mejor que Krugman y el presidente estadounidense Obama presten atención a cómo bajar el déficit y reforzar el dólar. Para el futuro de los Estados Unidos, lo importante debe ser un dólar fuerte, en lugar de un renminbi fuerte. Cuando sea indispensable realizar una reforma monetaria, pero a un paso agradable para todos los países, se necesitará que los países occidentales hagan ciertas concesiones. EEUU. The New York Times Mundo desequilibrado Paul Krugman El objetivo principal de los viajes de los líderes del mundo por los distintos países es hacer gestos simbólicos. Nadie esperaba que el presidente Obama volviera de China con acuerdos importantes, sobre política económica o sobre cualquier otra cosa. Pero es de esperar que cuando las cámaras no estaban rodando Obama y sus anfitriones tuvieran conversaciones francas sobre la actual política monetaria. Porque el problema de los desequilibrios en el comercio internacional está a punto de volverse considerablemente peor. Y se avecina un enfrentamiento posiblemente desagradable a menos que China enmiende la plana. Más antecedentes: la mayoría de las divisas más importantes del mundo flotan unas respecto a otras. Es decir, sus valores relativos suben o bajan dependiendo de las fuerzas del mercado. Eso no significa necesariamente que los gobiernos sigan una política estricta de no intervención: los países a veces limitan las salidas de capital cuando se produce un ataque contra su divisa (como hizo Islandia el año pasado) o toman medidas para desincentivar las entradas de dinero caliente cuando temen que los especuladores amen sus economías demasiado y no sabiamente (que es lo que Brasil está haciendo ahora mismo). Pero en los tiempos que corren, la mayoría de los países tratan de mantener el valor de su moneda en consonancia con los fundamentos económicos a largo plazo. China es la gran excepción. A pesar de los enormes superávit comerciales y el deseo de muchos inversores de colocar su dinero en esta economía en rápida expansión -fuerzas que deberían haber revalorizado el renminbi, la divisa china-, las autoridades chinas han mantenido su moneda persistentemente débil. Y básicamente lo han hecho intercambiando renminbis por dólares, que han acumulado en cantidades ingentes. Y en los últimos meses, China ha llevado a cabo el equivalente de una devaluación para empobrecer al vecino, manteniendo fijo el tipo de cambio yuan-dólar a pesar de que el dólar ha caído drásticamente frente a otras divisas importantes. Esto ha dado a los exportadores chinos una ventaja competitiva cada vez mayor frente a sus rivales, especialmente respecto a los productores de otros países en vías de desarrollo. Lo que hace que la política monetaria china sea especialmente problemática es la deprimida situación de la economía mundial. El dinero barato y el estímulo fiscal han evitado al parecer una segunda Gran Depresión. Pero los estrategas políticos no han sido capaces de generar suficiente gasto, público o privado, para mejorar el desempleo masivo. Y la política de China de mantener débil su moneda agrava el problema, ya que de hecho arrebata una muy necesaria demanda al resto del mundo y la desvía hacia los bolsillos de exportadores chinos artificialmente competitivos. Pero, ¿por qué digo que la situación está a punto de volverse mucho peor? Porque a lo largo del año pasado la verdadera magnitud del problema chino ha quedado enmascarada por factores temporales. Mirando al futuro, podemos esperar un repentino aumento del superávit comercial chino y del déficit comercial de EE UU. Ése es en todo caso el razonamiento que exponen en un informe Richard Baldwin y Daria Taglioni, del Graduate Institute de Ginebra. Señalan que los desequilibrios comerciales, tanto el superávit chino como el déficit estadounidense, han sido últimamente mucho menores de lo que eran hace unos años. Pero, sostienen que "estas mejoras de los desequilibrios mundiales son fundamentalmente ilusorias, un efecto secundario transitorio del mayor desplome del comercio que el mundo ha experimentado jamás". En efecto, la caída en picado del comercio mundial pasará a los libros de los récords. Básicamente ha sido un reflejo del hecho de que el comercio moderno está dominado por las ventas de bienes manufacturados duraderos, y ante una severa crisis financiera y la incertidumbre asociada a ella, tanto los consumidores como las empresas han pospuesto la compra de todo lo que no fuera urgentemente necesario. ¿De qué manera ha reducido esto el déficit comercial estadounidense? Las importaciones de bienes como los automóviles cayeron en picado; pero como llegamos a la crisis importando mucho más de lo que exportábamos, el efecto neto ha sido un desfase comercial más reducido. Pero ahora que la crisis financiera está amainando, se va invertir el proceso. El informe sobre el comercio estadounidense de la semana pasada mostraba un fuerte aumento del déficit comercial entre agosto y septiembre. Y habrá muchos más informes en esa misma línea. Imagínense: un mes tras otro de titulares que yuxtaponen un repentino aumento de los déficit comerciales estadounidenses y de los superávit comerciales chinos con el sufrimiento de los trabajadores estadounidenses en paro. Si yo fuera el Gobierno chino, estaría muy preocupado ante esa perspectiva. Por desgracia, los chinos no parecen enterarse; en lugar de enfrentarse a la necesidad de cambiar su política monetaria, le han tomado el gusto a sermonear a EE UU, diciéndole que suba los tipos de interés y reduzca los déficit fiscales, es decir, que empeore todavía más el problema del empleo. Y tampoco estoy seguro de que la Administración de Obama se entere. Las declaraciones del Gobierno sobre la política monetaria china parecen pro forma, y no dan ninguna sensación de perentoriedad. Eso tiene que cambiar. No estoy echándole en cara a Obama los banquetes ni las sesiones fotográficas; son parte de su trabajo. Pero más vale que entre bastidores esté advirtiendo a los chinos de que están jugando a un juego peligroso. THE NEW YORK TIMES. 16-11-2009 China. Diario del Pueblo Pedir la revaluación del renminbi es una posición equivocada El sitio web de Forbes de Estados Unidos publicó días atrás un artículo de Shaun Rein, gerente general del Grupo de Investigación del Mercado Chino, en el que se señala que la posición del Premio Nóbel de Economía estadounidense Paul Krugman por la revaluación del renminbi es equivocada, pues esta posición no sólo haría daño a la economía china, sino también a los intereses de los consumidores estadounidenses y a la recuperación económica del mundo entero. El artículo de Rein sostiene que ante todo la revaluación del renminbi elevará probablemente los precios de los productos “hechos en China”, lo que reducirá el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses y, en las actuales circunstancias en que el índice de desempleo se mantiene alto en Estados Unidos, esta situación contendrá los gastos de consumo, lo que será desfavorable para la recuperación económica estadounidense. En segundo lugar, aún cuando el renminbi se revalúe en pequeño margen, significará un impacto contra las exportaciones de China, lo que será desfavorable para la economía china y tampoco traerá beneficios a la economía de otros países. Para Estados Unidos, si el crecimiento económico de China carece de vigor, también serán afectadas las exportaciones estadounidenses. Además, a menos que Estados Unidos realice reformas estructurales económicas, la revaluación del renminbi no podrá reducir efectivamente el déficit comercial estadounidense. Porque aún cuando el renminbi se revalúe, la producción sólo se trasladará a países con costos más bajos, por ejemplo, Vietnam, en lugar de a Estados Unidos. A criterio del artículo, el más grande problema monetario del mundo en la actualidad no es la subestimación del renminbi, sino precisamente, la devaluación del dólar estadounidense, la cual incrementa las preocupaciones del mundo externo por el dólar, lo que reducirá los deseos de otros países de comprar bonos estadounidenses y hará daño al proceso de recuperación económica de Estados Unidos. El artículo subraya que la devaluación del dólar no podrá ampliar las exportaciones estadounidenses, sino que, al contrario, hará que los consumidores estadounidenses enfrenten el difícil problema de los altos precios. El artículo de Rein indica: En la actualidad, en lugar de malgastar tiempo en exhortar a revaluar el renminbi, sería mejor que Krugman y el presidente estadounidense Obama presten atención a cómo bajar el déficit y reforzar el dólar. “Para el futuro de los Estados Unidos, lo importante debe ser un dólar fuerte, en lugar de un renminbi fuerte.” Según una información enviada el 21 de noviembre por la Agencia Xinhua, el sitio web de “The Daily Telegraph” de Gran Bretaña publicó días atrás un artículo, criticando los reproches unilaterales hechos por ciertas personalidades de los círculos económicos occidentales sobre el problema del tipo de cambio del renminbi, y sosteniendo que el que China reajuste el tipo de cambio conforme a sus necesidades, “es completamente justo y razonable”. Este artículo de blogger titulado “Dejen de hablar por los codos del problema del tipo de cambio de China”, apunta que en el problema de la revaluación del renminbi, China prefiere hacerlo a su propio ritmo, lo que es completamente justo y razonable. El autor del artículo Jeremy Warner es actualmente redactor ayudante de “The Daily Telegraph” y un influyente comentarista económico británico. Diserta en su artículo a través de dibujos sobre las importaciones y exportaciones de China y Estados Unidos y señala que se puede ver a través de un informe del Grupo Goldman Sachs de Estados Unidos que el volumen de venta al por menor se ha reducido en dos años consecutivos en Estados Unidos, y lo que pasa en China es diametralmente contrario. Beneficiadas por la actual política sobre el tipo de cambio del renminbi, las exportaciones de China están iniciando realmente su recuperación y, al mismo tiempo, las importaciones de China son incluso más enérgicas que las exportaciones. Frente a la versión de ciertas personas de que esto es sólo temporal y a la versión de que cuando el gobierno chino deje de aplicar las medidas de incentivo fiscal, China basará de nuevo su crecimiento económico en el creciente superávit comercial (o exportaciones), el artículo puntualiza que los informes provenientes de China muestran que aún descartando el factor de incentivo económico, la demanda interna de China ya ha llegado al punto crítico para el “despegue” y “los ingresos más altos y los créditos de consumo más fácilmente conseguidos permitirán que la economía china construya su modo de crecimiento autosostenible” El artículo también dice que cuando sea indispensable realizar una reforma monetaria, pero a un paso agradable para todos los países, se necesitará que los países occidentales “hagan ciertas concesiones”. DIARIO DEL PUEBLO. 23-11-2009