Informática

Dí­a del Documento Libre

Cualquier usuario doméstico de informática sabe lo que esto supone: Seguro que alguna vez ha recibido un documento en formato PDF y se ha frustrado en sus intenciones de modificarlo. O bien ha enviado un documento pero las versiones de su procesador de textos y el de su destinatario han generado incompatibilidades.

Una de las formas como las multinacionales del software nos encadenan ara seguir necesitándolas es a través de los documentos informáticos que necesitamos. Una hoja de cálculo, un simple documento de texto, si han sido generados con tal o cual programa de pago, quedarán vinculados a aquél como si el combustible que echamos a nuestro coche sólo nos sirviera para circular por la autopista en la que tuvimos que repostar. La FSF (Fundación para el Software Libre), precursora del proyecto GNU (matriz de Linux) y de un sinfín de campañas por las libertades digitales tiene, entre muchos de sus objetivos de conquista, la generación de una serie de documentos estándares. Su misión es servir para las opciones comunes de trabajo, satisfaciendo nuestras necesidades y cumpliendo con una serie de normas que no signifiquen la obligación de utilizar un determinado programa de ordenador. Ni tampoco nos impongan que debemos obligar a nuestros destinatarios a utilizarlo para entenderse con nosotros. Sabemos que según de qué documento informático estemos hablando, el conocimiento de la estructura o la sintaxis interna que sirve para conformarlo es necesario también para el proceso de lectura. Muchos programas de ordenador complejizan deliberadamente dichas estructuras y sintaxis, variándolas periódicamente para convertirnos en adictos a las nuevas versiones. Otros directamente cierran criptográficamente el uso de los mismos. La campaña de la FSF cuenta ya con una web ubicada en www.documentfreedom.org para dar a conocer la evolución de todos sus estándares. El documento ODF sería el objetivo central de esta campaña. Un acuerdo en el que también participen grandes compañías como Sun, IBM o RedHat que pueda servir de estándar generalizado y quede firmado con una licencia no privativa, lo que garantizaría la libertad de las futuras versiones del formato. En el ámbito multimedia, donde también estamos acostumbrados a que surjan incesantemente formatos de audio y de video que nuestros reproductores no comprenden, aunque los trabajos de la FSF no están tan avanzados, ya existen dos propuestas. Una para audio llamada Vorbis que serviría para sustituir al popularizado MP3 y un decodificador de vídeos por Internet llamado Theora.