Como Sabino Arana, Puigdemont desea liberarse del “atraso español” para someterse al “suave yugo” de grandes potencias, antes Inglaterra hoy EEUU.
En una conferencia celebrada en uno de los centros del poder norteamericano, la Universidad de Harvard, fábrica de los cuadros que dirigirán en el futuro la superpotencia, Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat ha calificado a España como “ un país atrasado y coercitivo que ahoga las aspiraciones políticas, económicas y sociales de Cataluña”. Equiparando a la democracia española con la turca de Recep Tayyip Erdogan, porque “autoriza al ejército a actuar contra sus propios ciudadanos”.
El president de la Generalitat ha alabado a la democracia norteamericana -que según Puigdemont “se basa en la voluntad del pueblo”-, y ha reclamado su apoyo frente a la “ involución democrática de España”, que “no deja otra salida a los catalanes que optar por la independencia”.
Puigdemont, presentado como referente de un independentismo moderno y democrático, ha confesado cuales son los modelos que guían su pensamiento y su conducta. No son otros que los abiertos hace ya más de un siglo por el ultrareaccionario Sabino Arana.
El proyecto de la “Cataluña del futuro” que defiente Puigdemont se parece como dos gotas de agua al “Euskadi prehistórico” que Arana pretendía imponer a todos los vascos.
En 1902, Sabino Arna envió dos telegramas que definen todo su pensamiento mejor que todos sus excesos racistas.
El primero lo enviaba a Lord Salisbury, primer ministro inglés, felicitándole por la victoria británica contra los boers que permitió consolidar el dominio imperial de Londres en Africa del Sur.
Su contenido no necesita explicación alguna: “Representación Partido Nacionalista Vasco felicita Majestad Británica por terminación guerra sudafricana, deseando que aquellos pueblos hallen ventajas bajo suave yugo Gran Bretaña y esperando que soberanía inglesa sea para ellos antes protección que dominación, como para otros igualmente afortunados”.
Sabino Arana había enviado otro telegrama al entonces presidente norteamericano, Theodore Roosevelt, cuando EEUU desgajó Cuba de España para convertirla en poco más que un protectorado de Washington.
Vuelvo a reproducir su contenido, imposible de imitar: “Nombre Partido vasco nacionalista, felicito por independencia Cuba federación nobilísima que presidís que supo librarla esclavitud. Ejemplo magnanimidad y culto justicia y libertad dan vuestros poderosos Estados desconocido historia e inimitable para potencias europeas, particularmente latinas. Si Europa imitara, también nación vasca, su pueblo más antiguo que más siglos gozó libertad rigiéndose constitución que mereció elogios Estados Unidos, sería libre”.
Como Sabino Arana, Puigdemont considera que frente al “atraso español” la única opción es el “suave yugo” de las potencias dominantes, como EEUU.
Para Puigdemont, como para Sabino Arana, el dominio español es inaguantable, pero el británico o norteamericano es solo un “suave yugo”.
Esta es la “independencia” que defiende Puigdemont, segregarse de una “España atrasada” para someterse al “suave yugo” de las potencias más modernas.
En su Cataluña “independiente” los aviones de la OTAN utilizarían territorio catalán como punto de partida de sus agresiones sin dificultad, y los “hombres de negro” de la troika impondrían nuevos recortes con mayor facilidad. Pero para Puigdemont eso sería un “suave yugo” comparado con el “atraso español”.