Estudio filología hispánica en la UNED, una de las asignaturas es lengua cooficial, aunque soy catalana y hubiera sido más sencillo matricularme en catalán, decidí aprovechar la oportunidad para empezar a aprender euskera. Al comentarlo con amigos en muchos casos lo han percibido como una rareza mía. ¿Porqué emplear tiempo en aprender una lengua tan difícil? o incluso ¿porqué perder tiempo en una lengua minoritaria?
Pues bien, tengo que decir que cuando empecé a estudiarlo, hace unos meses, me impulsaban razones diversas, la curiosidad que siempre me ha despertado oír hablar a mis amigas y amigos vascos y las ganas de entender lo que decían… la fonética del euskera entre seca y suave, con sus consonantes silibantes, esas z, s, tz, ts.. siempre me ha parecido muy bella… Pero ahora que lo conozco apenas un poco más, he descubierto un tesoro, un tesoro muy desconocido.
El euskera: una puerta a otro mundo
El vasco es el idioma hablado más antiguo de Europa. No está emparentado con ningún idioma proveniente del latín, ni con las leguas germánicas. En definitiva, cuando escuchamos hablar euskera estamos oyendo un idioma anterior a la entrada de los romanos en la península ibérica. Y a través del significado de sus palabras nos habla una sociedad que vivió hace miles de años y nos llega una parte de su mundo y de sus concepciones.
Esta forma de ver el mundo la podemos descubrir en algunas palabras particularmente. Muchas veces se forman fundiendo dos y el resultado de esta unión es un significado lleno de fuerza poética y de sugerencias, como por ejemplo:
En euskera no se dice “horizonte” sino “ortzimuga”, que se traduce más o menos como “frontera del cielo”. No se dice “desierto” sino “basamortu”, que es más o menos como “bosque muerto”. En euskera, en vez de “bombero” se dice “suiltzaile”, que se traduce algo así como “asesino de fuego”.
En ocasiones esta unión de palabras define un hecho que todavía no se conoce o entiende del todo. Impresiona cómo en vez de utilizar un verbo como “parir”, en euskera se dice “erditu», que más o menos se traduce como «dividirse por la mitad«. O “corazón” se dice “bihotz” que significa “dos sonidos”
También hay palabras que nos remiten a un tiempo donde se vivía en contacto pleno con la naturaleza. Como el nombre del mes febrero que es “otsaila” y se traduce como “mes de los lobos” o luna que se dice “ilargi”, que es como “luz de los muertos”.
A través del significado de sus palabras, el euskera nos habla una sociedad que vivió hace miles de años, es una puerta a otro mundo.
Otras palabras nos hablan de la relación entre las personas, por ejemplo en vez de “enamorado” se dice “maiteminduta” que sería similar a “herido por el amor”; “abuela” se dice “amona”, que se traduce más o menos como “buena madre” o “querido” que se dice “laztana”, y que se traduce más o menos como “caricia”.
Pinpilinpauxa o cien formas de decir mariposa
A algunos de nosotros nos sonará esta sorprendente palabra: pinpilinpauxa. Es sólo una de las cien formas que tiene el euskera de decir mariposa. La más empleada es tximeleta, pero también se utiliza aitamatxi, falfala, mitxeleta, inguma, pitxilota o kalaputxi…Palabras que son como mariposas haciendo competencia por ver cuál es más bella.
El escritor Bernardo Ataxaga explica en una de sus novelas que “la lengua vasca disponía de cientos de nombres para designar las mariposas, uno de los cuales, pinpilipauxa, era realmente curioso, porque, en lugar de reproducir un sonido, como en el caso de las onomatopeyas, imitaba el modo de volar del insecto”.
Hay palabras nos hablan de la relación entre las personas, en vez de “enamorado” se dice “maiteminduta” que sería similar a “herido por el amor” o “querido” que se dice “laztana” que se traduce más o menos como “caricia”.
Pero sí, el idioma vasco es uno de los que posee más onomatopeyas, por ejemplo la conocida salsa pilpil, que acompaña al bacalao, refleja un hervor suave. Pero si se utiliza plo-plo, hace referencia a cocciones más intensas y ruidosas. Y en el caso de gal-gal, el líquido ya rebosa. Otras seguro que te suenan como “xirimiri”, esa lluvia fina que lo impregna todo, o muxu, una palabra que significa y suena como un beso.
Estos son sólo algunos ejemplos de la belleza en gran parte desconocida del euskera, pero podríamos citar muchos, muchos más. Vale la pena conocer este idioma y asomarse a él para encontrar un mundo lleno de hermosura, y misterios por descubrir, y euskararekiko maitasuna (enamorarse del euskera).