La cultura y el arte han sido duramente golpeados por unas políticas de recortes y de impuestos que han supuesto una auténtica involución en estos sectores . En cultura, los presupuestos públicos se han recortado desde 2009 en torno al 70%, y se ha destruido el 30% del empleo del sector (unos 160.000 puestos de trabajo)1. De hecho, desde 2011 España ha sido el país europeo con mayores recortes en el sector cultural2. Con la brutal subida del 8% al 21%, Rajoy ha colocado a España con el IVA cultural más alto de Europa, por delante de Noruega (0%), Francia (5,5%) o Alemania (7%), equiparándolo con el IVA cultural de los productos de lujo.
1. REVERTIR LOS RECORTES. Los recortes en cultura no afectan sólo a los sectores y profesionales directamente implicados, sino que producen un daño expansivo al desarrollo cultural, social y económico del país mucho mayor de lo que permite su cuantificación inmediata. La reversión de los recortes en estos sectores no es un problema principalmente presupuestario, sino de voluntad política y de apuesta de futuro.
– Recuperación a lo largo de la legislatura del nivel de inversión pública en cultura y ciencia que había en 2010, así como de los puestos de trabajo destruidos.
– Recuperar el 70% de inversión pública perdida. Puesto que se trata del porcentaje global correspondiente al conjunto de las administraciones públicas (estatal, autonómico y municipal), el gobierno central debe recuperar el porcentaje que le corresponde, instando y ayudando a las autonomías y municipios a que recuperen sus niveles de inversión anteriores.
– Recuperar los 160.000 empleos destruidos, que afectan a todos los sectores y subsectores del tejido cultural tanto a nivel empresarial como profesional. 2. DESARROLLAR UNA POTENTE INDUSTRIA CULTURAL ATRAVÉS DE LA REDISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA Y DE UNA NUEVA LEGISLACIÓN.España cuenta con un inmenso patrimonio histórico, cultural, idiomático y artístico, que tanto en su diversidad plurinacional, como en sus profundos lazos con Iberoamérica, conforman un universo cultural de un potencial incalculable. Y éste es unos de los mayores activos de nuestro país para sí y para el mundo. La industria cultural puede ser uno de los motores de la economía nacional porque las condiciones objetivas están dadas. Pero no son suficientes la voluntad política o una gran inversión pública. No será posible dotar ese enorme potencial de un proyecto real sino es a través de la redistribución de la riqueza y de un nuevo marco legislativo.
Pese a los recortes y los impuestos abusivos, el sector cultural ya aporta el 3,4% del PIB y genera el 2,8% del empleo total en España, más de medio millón de empleos.
– Reducción inmediata del IVA cultural del 21 al 8%. No hay por qué esperar y graduar la vuelta al IVA anterior a la crisis, puesto que su beneficio recaudatorio es muy pequeño respecto a otros sectores, y ha respondido más a una motivación política de penalizar y debilitar un sector especialmente contestatario.
– Establecer una fiscalidad específica para las Pymes y Autónomos del sector cultural, que permita el desarrollo de la pequeña y mediana empresa cultural, que es la predominante en el sector, con desgravaciones especiales, créditos a interés mínimo, etc. IVA superreducido del 4% para las empresas culturales de especial interés público.
– Ley de inversión pública para la cultura, en la quede protegida y regulada la inversión a nivel central, autonómico y municipal, de acuerdo a un porcentaje proporcional al crecimiento del PIB.
• El objetivo para esta legislatura debe ser alcanzar la media europea de inversión respecto al PIB.
La inversión pública debe orientarse principalmente (70%) hacia la dotación de las infraestructuras y los medios tecnológicos necesarios para el desarrollo de los distintos sectores de la industria cultural (estudios de rodaje, de grabación, salas de ensayo, centros de documentación, redes informáticas, medios de difusión, etc, etc). Y secundariamente (30%) a la financiación de proyectos de especial envergadura e interés histórico o social.
– Reforma fiscal para que los grandes grupos y empresas del sector cultural, paguen hasta el 50% del impuesto de sociedades. Que dicha cuantía vaya destinada anualmente a la inversión pública.
– Derogación de la Ley de Propiedad Intelectual, que lejos de defender los derechos de los autores, realmente protege a los grandes monopolios de la industria cultural. Elaboración de una nueva ley con el protagonismo de las asociaciones de profesionales y de consumidores, que logre un equilibrio entre la propiedad intelectual y la libre circulación de contenidos.
3. PROTEGER EL PATRIMONIO HISTÓRICO Y CULTURAL EN SU DIVERSIDAD PLURINACIONALCOMO UNA FUENTE DE RIQUEZA.España es el segundo país del mundo (por detrás de Italia y por delante de China) en bienes reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Esto significa un reconocimiento mundial a lo más destacado de una riqueza patrimonial privilegiada, que tiene múltiples aspectos y que en su conjunto debe ser un activo del desarrollo económico, cultural y social, tanto hacia dentro como hacia fuera del país.
– Creación de un Ministerio de Patrimonio, que permita actuar adecuadamente en todo el país sobre la riqueza monumental, la red de museos y los fondos artísticos que contienen, en estrecha colaboración con las administraciones autonómicas y municipales en las diferentes áreas de gestión: conservación, restauración, promoción de la investigación y la archivística, programas educativos desde la enseñanza primaria a la universidad, creación de institutos especializados por áreas, gestión educativa y social de los museos, etc.
– Creación de la Red de Institutos Cervantes, como una red integrada y coordinada con presencia en todo el mundo para la promoción y difusión no sólo del idioma castellano, sino también del catalán, del euskera y el gallego, y de la cultura española en toda su diversidad territorial y de sectores profesionales.
– Creación de una Oficina de Turismo Cultural. Que de cauce a la difusión y el conocimiento del patrimonio nacional creando un mercado especializado en cultura, activando el mercado interno y externo. Que coordine las empresas turísticas y culturales con programas sociales, creando riqueza económica, cultural y social.
4. DEFENDER LA SOBERANÍA Y LA PLURALIDAD CULTURAL DEL PAÍSLos límites a nuestro desarrollo cultural vienen impuestos desde fuera. Las políticas de la Troika no sólo han impuesto recortes económicos, sino que han multiplicado la intervención de las grandes corporaciones extranjeras en la producción y distribución de los bienes culturales, así como en la monopolización de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías. El desarrollo de la cultura es en primer lugar un problema de soberanía. No sólo está en juego la creación de una industria y un mercado propios, sino el desarrollo de nuestra visión del mundo y de nuestra sensibilidad.
– Reforma de la legislación vigente sobre producción y distribución cultural, tanto a nivel nacional como europeo, en todos aquellos aspectos que favorecen a las grandes distribuidoras (especialmente norteamericanas) y perjudican la producción nacional y su distribución dentro y fuera de nuestro país.
– Denuncia y rechazo expreso del TTIP en materia cultural, que abre vías para que los grandes monopolios norteamericanos de la cultura se adueñen de manera omnímoda del mercado europeo. Propuesta de una resolución en el parlamento europeo que vete la aplicación del TIPP, defienda la autonomía cultural de Europa, y refuerce los mecanismos legislativos en materia cultural propios en la eurozona.
– Derogación de la actual Ley de Comunicación Audiovisual, que defiende el predominio antidemocrático de los grandes grupos de comunicación. Elaboración de una nueva Ley general de Comunicación, con el protagonismo de las asociaciones profesionales del sector, que impida el monopolio y garantice la pluralidad de los medios y el derecho de los ciudadanos a una información plural. Que en el terreno audiovisual, garantice el acceso en condiciones de igualdad a las licencias de radio y televisión también para medios independientes e iniciativas sociales.
5. DESARROLLAR UN TEJIDO CULTURAL DE PARTICIPACIÓN SOCIAL.Los ciudadanos no pueden ser sólo un receptor pasivo de cultura, que accede tan sólo a los contenidos producidos por los profesionales. Tienen que disponer también de los medios para participar directamente en la realización cultural, al servicio de las necesidades sociales y personales de su entorno cercano. Esto significa potenciar y crear los mecanismos para que exista un tejido semiprofesional, amateur y aficionado en las diferentes disciplinas de la cultura.
– Reforma de la legislación sobre el asociacionismo cultural. Nueva figura legal de “Asociación Artística”, para las iniciativas estables de carácter amateur, tales como grupos de teatro, música, coros, colectivos literarios, de artes plásticas, etc. Que de una cobertura legal específica para el uso de espacios e infraestructuras públicos, circuitos de exhibición, organización de talleres, eventos, petición de ayudas, etc.
– Nueva normativa para zonas urbanas o rurales “en riesgo de exclusión cultural”, que bien por los efectos de los recortes o por un abandono continuado, necesiten una atención especial de activación cultural. Estableciendo un protocolo de actuación y colaboración entre entidades públicas y profesionales del sector para crear un tejido cultural en dichas zonas.
6. GARANTIZAR EL ACCESO DE LA POBLACIÓN A LOS BIENES CULTURALES. La cultura es un derecho, un bien colectivo, y debe estar democráticamente al alcance de toda la población. Hay que eliminar todas las barreras que la convierten, no sólo para sectores en riesgo de exclusión social, sino también para grandes franjas de la población empobrecidas por los recortes, en un bien inaccesible. La administración central debe garantizar de acuerdo a normativas concretas:
– Acceso gratuito a todas las instituciones culturales de titularidad pública: museos, bibliotecas, videotecas, espacios arqueológicos, etc. Carnet cultural para descuentos especiales en instalaciones privadas.
– Promoción de “Sociedades de Amigos” de museos, monumentos, teatros, etc. Que permitan no sólo ventajas económicas o de acceso preferente, sino de participación democrática en la gestión cultural de sus instalaciones y programas.
– Campañas trimestrales de precios reducidos, para promocionar el acceso a todo tipo de espectáculos (teatro, conciertos, ópera, ballet, etc.).