El Índice de Producción Industrial, el barómetro que mide la actividad industrial de un país, la actividad productiva que está en la base de su capacidad de generar nueva riqueza, se ha derrumbado el pasado mes de diciembre, sufriendo la mayor caída de sus historia desde que se tienen registros comparables. Una caída del 19,6% coloca a España a la cabeza, no ya de Europa, sino de todo el mundo, en la paralización y el retroceso de su tejido productivo.
Pero este auténtico derrumbe de la roducción industrial no es un dato aislado. La mentira y el engaño del gobierno de Zapatero –con la condescendiente connivencia del PP– acerca de la hondura y el calado de la crisis en la que está nuestro país vuelve a manifestarse con toda su crudeza ante esta nueva cifra. El descenso del 19,6% en la producción industrial del mes de diciembre, se suma a la del 15% de noviembre. Cifra similar a la que ya se produjo en marzo de 2008 (el 13,8%) y no demasiado alejada de la del mes de junio –en plena temporada de pedidos por el inicio de la temporada turística– que fue del 9,5%. Vistos los datos de conjunto, la actividad industrial española se encuentra en una auténtica caída libre. La salud del tejido industrial nacional se acerca peligrosamente a un estado cercano a la catalepsia. Con estos datos, nadie debe llamarse a engaño. Ni dejar que lo engañen. Sus consecuencias sobre el aumento del desempleo en los próximos meses van a ser mucho más dramáticos de lo que llevamos visto hasta ahora. De seguir esta tendencia y a esta velocidad –y nada hace indicar que vaya a haber cambios, desde luego no a mejor– la cifra de 4 millones de parados va a quedar pronto, muy pronto, atrás. Para hacerse una idea de la magnitud de la cifra, basta compararla con la de algunos otros países, lo que sirve también para echar por tierra la idea difundida por el gobierno de que estamos igual que los demás países. En EEUU, país del que nadie duda la profundidad de la crisis en que vive, la caída de la producción industrial del mes de diciembre con respecto al mes anterior fue del 2%. Japón, segunda economía del mundo pero que se encuentra estancado desde mediados de los años 90, tuvo una caída de la producción industrial del 8,2%. En Brasil, un país que lucha por salir del subdesarrollo, del 12,4%. Finamente, en Rusia, un país del que muchos analistas dudan hoy si va a declararse en quiebra inminente, el descenso fue del 10,8%. La simple comparación es ilustrativa. ¿Dice usted que estamos igual que los países de nuestro entorno? Pues los datos no hacen más que desmentirle una y otra vez. No estamos, igual, sino mucho peor. Y no sólo en comparación a los países desarrollados, sino también a los que están en vía de desarrollo.