La rebelión de los parlamentarios del partido del primer ministro Papandreu, el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), parece estar en el origen de la inesperada convocatoria del referéndum para que el pueblo griego decida sobre el segundo plan de rescate aprobado en la pasada cumbre de la UE.
Un plan que contempla, entre otras medidas, el despido de otros 100.000 trabajadores del sector público, más rebajas de las pensiones, que ya han sido recortadas entre un 20 y un 40%, y nuevas subidas de impuestos. Y que ha provocado una creciente indignación popular con frecuentes huelgas y manifestaciones en Atenas y otras ciudades. Las últimas encuestas indican que al menos el 60% de los griegos rechazan de plano las nuevas medidas que no van a suponer otra cosa que elevar a un grado inédito los sufrimientos que viene padeciendo la mayoría de la población. «El 60% de los griegos rechazan el nuevo plan de ajuste» El anuncio de Papandreu ha hecho temblar a Berlín, París y Washington ante las posibles consecuencias de un rechazo mayoritario de los griegos. Tras la sorpresa, las reacciones han sido fulminantes.Un portavoz cercano al Eliseo francés, además de manifestar que Sarkozy se encuentra “consternado” por el anuncio, acusó la convocatoria del referéndum como algo “irracional y peligroso”. Lo que no es de extrañar, porque efectivamente sería especialmente peligroso para sus bancos que el pueblo griego rechazara en referéndum el acuerdo alcanzado en Bruselas, gracias al cual la banca francesa, pese a ser la más expuesta a la deuda griega, se salió prácticamente de rositas. Con unas exigencias de recapitalización tres veces inferiores a las de la banca española, a pesar de que esta no tiene deuda griega en sus balances. Que el pueblo griego echara democráticamente abajo el plan de rescate, dejaría en papel mojado todos los acuerdos de la cumbre con los que Sarkozy nos endosó a españoles e italianos la factura de las pérdidas de sus bancos. Ahora se ha visto forzado a convocar de urgencia esta misma mañana un gabinete de crisis con los ministros de Exteriores, Economía y Presupuestos, además del gobernador del banco central francés, para analizar una situación que ha llevado al desplome de entre un 13 y un 16% de sus principales bancos.Dirigentes alemanes, por su parte, dijeron sentirse “irritados” y “estupefactos” por la decisión del primer ministro griego de convocar el referéndum. Un eventual rechazo griego al plan de rescate pondría inmediatamente en cuestión la decisión del Bundestag de ampliar el fondo de rescate de la eurozona. «Las bolsas mundiales han reaccionado con un hundimiento generalizado» En el otro lado del Atlántico, las primeras reacciones de la prensa norteamericana hablan de “las renovadas preocupaciones sobre la crisis de deuda en Europa”. Preocupaciones y nerviosismo después de que una firma financiera de Wall Street, MF Global, especializada en derivados financieros se declarara ayer en quiebra debido a su gran exposición a la deuda soberana europea. Mientras tanto, las bolsas mundiales han reaccionado con un hundimiento generalizado esta mañana. El Ibex-35 caía al mediodía un 4,5%, Francfort y París por encima del 5%, Milán y Atenas en el entorno del 7%. La prima de riesgo de España e Italia, por su parte, volvían a dispararse.El sólo anuncio de la convocatoria del referéndum, es decir, el sólo enunciado de que el pueblo griego –fundador de la democracia política hace más de 2.000 años– pueda ejercitar democráticamente la soberanía nacional y popular, ha echado abajo los nuevos y trabajados planes de Berlín y París para descargar todavía con más fuerza sobre la periferia europea la factura de la crisis. Confirmando así que aplicar la democracia y ejercer la soberanía nacional son conceptos incompatibles con el dominio de las grandes potencias imperialistas. Cuando los pueblos hablan, Washington, Berlín y París tiemblan