La revista «Cretino» celebra su vigésimo número. Lejos de los pequeños fanzines fotocopiados que circulaban en el mercado underground, los responsables de esta publicación han conseguido crear un producto de enorme calidad y regularidad, que convive con las grandes obras en librerías y tiendas especializadas.
Veinte números son muchos números ublicando un tebeo independiente, sin ningún tipo de apoyo, y sin censura, autogestionado completamente, algo que merece todo el respeto. La variedad de contenidos –desde los autores más reputados hasta jóvenes que publican por primera vez- la calidad de su impresión, así como la cantidad de material que encontramos en cada número –hasta 100 páginas-, hacen que esta revista se convierta en la más digna heredera de la multitud de publicaciones que poblaban los kioscos en los 80.Cimoc, 1984, El Víbora, Makoki, etc. Estos eran algunos de los nombres de las publicaciones que en España convirtieron el entretenimiento para jóvenes en un instrumento cultural para adultos. Desgraciadamente con el cierre de El Víbora, la última superviviente, hace pocos años se cerraba un episodio luminoso en la historia del cómic en nuestro país.Muchos autores coinciden en que nos encontramos en una nueva época dorada del tebeo, con la proliferación de nuevas editoriales, como Astiberri o Dolmen, que cada vez publican material mas “serio”. Sin embargo, la regularidad de una revista de contenidos variados, era algo que se echaba muchísimo de menos.Esas historias serializadas, pequeños relatos de jóvenes autores que difícilmente son capaces de publicar un gran álbum, reseñas de las mejores obras del mercado, y todo esto a un módico precio. Esta es la oferta de Cretino, que en su último número, dedicado al “Peligro”, cuenta con la colaboración de autores como Azagra, Calvo, Chema García, Tamayo, Nacho Galilea, Molina, José Tomás, El Bute y un largo etcétera. Además de una interesante entrevista a Luis Durán y un texto de Rakel Winchester.Humor “gamberro”, pero también cómic interesante por reflexivo, dibujantes de estilos variados, y en definitiva, un propuesta que desde la independencia llena el hueco que existía en el medio. Los amantes de la historieta volvemos a contar con una publicación regular a la que recurrir, gracias al empeño de los impulsores de “Cretino” y a la dedicación de jóvenes y “viejos” dibujantes que participan en ella.