«Mientras los políticos europeos discuten sobre la posible solución a los problemas de deuda de Grecia, ha surgido un problema aún mayor que amenaza con desestabilizar aún más a la eurozona: la ralentización del crecimiento.»
Tanto la actividad manufacturera como el sector servicios se han ralentizado. Alemania y Francia crecen al ritmo más bajo de los últimos dos años y el resto de la eurozona ya ha comenzado a contraerse. Las exectativas que antes apuntaban a que la economía recuperaría posiciones en la segunda mitad del año están ahora en entredicho. El hecho de que la crisis de deuda se haya extendido a Italia y España significa que ahora afecta a países que representan el 35% del PIB de la eurozona frente al 5%-6% que sumaban Grecia, Irlanda y Portugal. (THE WALL STREET JOURNAL) FINANCIAL TIMES.- Hace un mes, parecía que un segundo rescate de Grecia sería un proceso relativamente sencillo. Como en casos anteriores, los economistas calcularían el agujero para los próximos tres años (unos 115.000 millones de euros), acordarían un programa de reformas con el Gobierno y empezarían a firmar cheques. Pero en su lugar, los líderes europeos se han visto arrastrados a uno de los debates más agónicos desde que estallara la crisis de la deuda de la eurozona hace casi dos años. Este ha provocado confusión en los mercados financieros y elevado los costes de financiación para la tercera y cuarta economías de la eurozona, Italia y España, al 6%, un nivel que algunos analistas creen que no es sostenible. EEUU. The Wall Street Journal Crecen los problemas de la eurozona Richard Barley La crisis de deuda coincide ahora con la crisis de crecimiento. Mientras los políticos europeos discuten sobre la posible solución a los problemas de deuda de Grecia, ha surgido un problema aún mayor que amenaza con desestabilizar aún más a la eurozona: la ralentización del crecimiento. Según el índice de Gestores de Compra que elabora Markit correspondiente al mes de julio, en el mejor de los casos, la economía de la zona euro tiene una curva plana de crecimiento. A un 50,8, se sitúa muy por debajo de las proyecciones de consenso, el nivel más bajo desde agosto de 2009 y cercano a la cota de 50 que separa la expansión de la contracción. Tanto la actividad manufacturera como el sector servicios se han ralentizado. Según Markit, Alemania y Francia crecen al ritmo más bajo de los últimos dos años y el resto de la eurozona ya ha comenzado a contraerse. Las expectativas que antes apuntaban a que la economía recuperaría posiciones en la segunda mitad del año están ahora en entredicho. El hecho de que la crisis de deuda se haya extendido a Italia y España significa que ahora afecta a países que representan el 35% del PIB de la eurozona frente al 5%-6% que sumaban Grecia, Irlanda y Portugal. El aumento de los costes de financiación en estos países acelerará el desapalancamiento. Las agencias de calificación ya se muestran preocupadas por los datos de crecimiento de España e Italia. La ralentización de Francia y Alemania no hace más que agravar las cosas. Según Royal Bank of Scotland, España depende totalmente de la demanda externa para crecer este año. Si el crecimiento del PIB se ralentiza, serán necesarias más medidas fiscales para alcanzar el objetivo del déficit. La brecha entre el norte y el sur del Continente no hace más que aumentar, agravando las actuales tensiones políticas. Citrigroup calcula que España e Italia crecerán menos de un 1% anual en los próximos cinco años, mientras que Grecia y Portugal seguirán inmersas en una recesión. Por su parte, Alemania podría crecer un 2% anual. Esta situación puede conducir a menos incrementos de los tipos de interés, aunque la medida no supondrá un gran alivio. A las autoridades les resulta más difícil estimular el crecimiento que recortar la deuda. Las reformas estructurales tardan tiempo en dar resultado. Si el mercado pasa de centrarse en la deuda a pensar en el bajo nivel de crecimiento, la crisis entrará en una nueva fase, que podría afectar a un gran número de economías avanzadas. THE WALL STREET JOURNAL. 21-7-2011 R. Unido. Financial Times La esquiva resolución de la deuda griega Peter Siegel Hace un mes, parecía que un segundo rescate de Grecia sería un proceso relativamente sencillo. Como en casos anteriores, los economistas calcularían el agujero para los próximos tres años (unos 115.000 millones de euros), acordarían un programa de reformas con el Gobierno y empezarían a firmar cheques. Pero en su lugar, los líderes europeos se han visto arrastrados a uno de los debates más agónicos desde que estallara la crisis de la deuda de la eurozona hace casi dos años. Este ha provocado confusión en los mercados financieros y elevado los costes de financiación para la tercera y cuarta economías de la eurozona, Italia y España, al 6%, un nivel que algunos analistas creen que no es sostenible. La confusión surge de la interconexión de los problemas que afrontan los líderes europeos. La deuda de Grecia –que se espera que alcance el 172% del PIB el próximo año– es tan grande que podría no pagarse nunca. Sin embargo, las autoridades no pueden reconocerlo por miedo a que los inversores piensen que el impago está garantizado. De forma similar, los inversores privados afrontan presiones políticas para que soporten la carga de un nuevo rescate –pero entre los mayores inversores en bonos griegos están los bancos del país, que sufrirían enormes pérdidas si se recortara el valor de sus participaciones–. Los problemas se ven agravados por las posturas contradictorias de las instituciones. Prácticamente todos los participantes en el debate –Atenas, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y las distintas capitales– tienen intereses distintos y a menudo excluyentes. El BCE, por ejemplo, es el responsable de garantizar que el sector bancario sigue siendo solvente. Pero la banca posee ingentes cantidades de bonos periféricos, lo que implica que, de reducirse su valor, sus niveles de capitalización podrían resentirse. Por su parte, el Gobierno alemán, bajo las presiones del Bundestag, quiere que parte de esos bancos acepten menos de lo que se les prometió originalmente por los bonos. ¿Se puede cuadrar el círculo? Las autoridades dicen que si fuera fácil, ya se habría hecho. El primer paquete de rescate no fue lo bastante grande Solución. Los líderes europeos han acordado en principio un segundo rescate. El primer paquete era demasiado optimista. Bajo el plan actual, se suponía que Atenas recaudaría 10.900 millones de euros en préstamos a largo plazo en el mercado de bonos en marzo de 2012, y 44.100 millones entre mediados de 2011 y mediados de 2013. Teniendo en cuenta que los bonos helenos operan con tipos por encima del 18%, las autoridades han tenido que aceptar que es inviable. Hacen falta más fondos de rescate. Participantes. Tras la ofensiva para un nuevo rescate está el FMI. Según las autoridades, su ex director gerente Dominique Strauss-Kahn había dicho que no exigiría a la UE que acordase con rapidez un nuevo rescate. Su sucesor interino, John Lipsky, tenía menos margen de maniobra y presionó para que elaborase un plan concreto. Yorgos Papandreou, el primer ministro griego, solicitó otro rescate a finales del mes pasado. Es probable que el actual y el nuevo paquete se combinen en un único programa del FMI y la UE –con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera– por 170.000 millones. Los votantes de varios países se oponen a otro rescate Solución. Los líderes de Alemania, Holanda y Finlandia han presionado para que los tenedores privados de bonos griegos, principalmente bancos eurpeos, carguen con parte del segundo rescate. Las agencias de ráting amenazaron con calificar el plan de Berlín de demorar el pago de 85.000 millones de euros de deuda que vencería en los próximos tres años de “impago selectivo”. La alternativa francesa de que los bancos aceptasen invertir en nuevos bonos griegos al vencimiento de los actuales fue clasificada también como impago, los que obligó a la UE y a los bancos a volver a la mesa de trabajo. Participantes. La ofensiva para que participen los bonistas privados la han liderado el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, y su homólogo holandés, Jan Kees de Jager. El principal negociador de los bancos es Charles Dallara, el director gerente de Instituto de Finanzas Internacionales. En un documento entregado a los líderes de la UE la semana pasada, incluyó los planes de Alemania y Francia en una lista de los posibles acuerdos que aceptarían los bancos. La banca griega también puede perder los fondos de emergencia Solución. Las autoridades europeas están trabajando en un doble enfoque. Primero, están intentando diseñar un rescate por el que un corte de la financiación del BCE fuera temporal. También discuten planes para inyectar capital en los bancos griegos. La amenaza más inmediata es que Grecia impague sus bonos, usados por la banca helena como colateral para la financiación del BCE. Esto haría que la institución cierre el grifo. La eurozona busca formas de conseguir hasta 20.000 millones en garantías para que siga fluyendo la financiación del BCE. Si no, el BCE podría permitir al banco central girego, presidido por Yorgos Provopoulos, dar préstamos de emergencia. Un impago también obligaría probablemente a las entidades de crédito internacionales a recapitalizar los bancos griegos. Participantes. Jean-Claude Trichet, el presidente del BCE, ha conducido este debate oponiéndose a un impago. Otros miembros del consejo de gobierno han sido aún más firmes, ya que hay indicios de que Trichet podría ceder si una de las grandes agencias de ráting calificara de impago el plan que se adopte. Los inversores, con más recelos de los bonos españoles e italianos Solución. La autoridades harán énfasis en que el plan para implicar a los accionistas privados en un rescate se limitará a Atenas. Pero convencer a los inversores podría resultar difícil. Si los líderes han llegado al extremo de contemplar impagos y reestructuraciones de la deuda griega, ¿qué impide que hagan lo mismo con Irlanda y Portugal o con Italia y España? La agenciade ráting Moody’s declaró cuando rebajó recientemente las deudas irlandesa y portuguesa que el cambio en la actitud de Europa hacia los impagos era lo que había motivado su decisión. Participantes. Las agencias de calificación Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s, jugarán un importante papel a la hora de decidir si los esfuerzos de la UE para convencer a los mercados de que la participación privada se limitará a Grecia es creíble. Las autoridades italianas y españolas creen que han hecho lo que estaba en sus manos para tranquilizar a los inversores, y esperan que la decisión que se tomen hoy sobre los detalles del rescate griego pongan fin al asalto sobre sus bonos soberanos. La deuda de Grecia puede ser demasiado alta para pagarla Solución. La deuda total de Grecia asciende a 350.000 millones de euros. La última sugerencia de importancia es usar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para financiar un gran plan de recompra de bonos. Aunque el FEEF no tiene poder para llevar a cabo ese plan, podría prestar los fondos a Grecia para que efectúe las compras. Los tenedores sufrirían pérdidas “voluntarias” con la recompra, pero al menos recibirían algo por su inversión. A cambio, Atenas retiraría bonos y reduciría su carga de deuda. Al operar actualmente a un 60% de su valor nominal, un programa de recompra por 30.000 millones de euros borraría 50.000 millones del balance heleno. Participantes. Trichet ha presionado para que se use el FEEF en la recompra de bonos, y tiene apoyos dentro de la Comisión Europea, especialmente Olli Rehn, la más alta autoridad económica de la UE. La marcha atrás de la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro holandés Mark Rutte sería significativa de aceptar un esquema de recompra al que se oponían con fuerza hace seis meses. FINANCIAL TIMES. 21-7-2011