La tercera ola ya se fue, pero no del todo. Aunque las cifras de contagios y de hospitalizaciones ya no están en niveles críticos, España nunca llegó a «tocar suelo» ni a dejar de estar en riesgo moderado. A pesar de las restricciones de movilidad interprovincial, los expertos temen que la relajación de las precauciones durante la Semana Santa nos aboque a una cuarta ola, tal y como ya está pasando en diversos países europeos.
España encara la semana santa con una incidencia acumulada de 149 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Son cifras muy alejadas del pico de los 800-900 contagios que vivimos en enero, y las vacunas dan cada día un poco de más esperanza: ya hay más de 2,5 millones de españoles inmunizados (el 5,3%) y hasta 7 millones han recibido al menos una dosis. Pero vista de conjunto, esta situación dista mucho de invitar a la relajación: el virus todavía se lleva la vida de más de 2.000 personas en los hospitales, y hay más de 7.500 hospitalizados y 1.800 personas en UCI.
Después del descenso rápido y constante de las últimas semanas, desde hace 15 días los contagios han dejado de bajar en unas 30 provincias y hay varias, como Cáceres, Ciudad Real o las tres vascas, donde ya repuntan. Además, se incrementa la presencia de la variante británica (B.1.1.7), más transmisible y, según varios estudios, más letal. Esa cepa se extendió en enero y es dominante en casi todas las comunidades.
Día a día, la preocupación de los expertos por una cuarta ola tras el periodo vacacional es mayor. Así lo piensa por ejemplo Clara Prats, del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la UPC (BIOCOM-SC), entrevistada en RAC-1. La científica ha advertido del riesgo de que en la Semana Santa se produzca un “crecimiento explosivo” de los contagios, y avisa de que la posibilidad de una cuarta ola es cada vez “más probable”.
«Nos arriesgamos a una aceleración de los contagios. Según como sea la movilidad y, sobre todo, la interacción social de la Semana Santa, podríamos llegar a una velocidad de propagación de la enfermedad (Rt) de 1,3, un crecimiento que es explosivo”, ha advertido Prats.
De lo que estamos seguros es de que estamos entrando en una dinámica de crecimiento”, ha constatado Prats. Por todo ello, es imprescindible la prudencia, ha remarcado la investigadora, que además ha hecho un llamamiento a la responsabilidad individual.