Standar & Poor`s, la mayor agencia de calificación del mundo acaba de rebajar la calificación de la deuda español desde AA a AA-, con perspectivas negativas, es decir, que la someterá a una nueva revisión a la baja en los próximos 3 a 6 meses. Cada rebaja en la calificación de la deuda significa un aumento en los intereses de la deuda que un país o una empresa debe pagar por los préstamos que solicita. ¿Pero quiénes son estas agencias de calificación? ¿Que intereses las mueven? ¿Cuál es su poder?
“El monopolio en la calificación de crédito por parte de Estados Unidos es una herramienta estratégica en el desarrollo de su supremacía económica y política”. Así se califica, en uno de los principales diarios económicos españoles, el papel de las agencias de rating.No forman parte de “los mercados”, un ente difuso y sin identidad clara. No son expresión del “desaforado carácter especulativo del capital trasnacional”.«Las agencias de rating tienen propietarios y responden a sus intereses» Son, como reconocen incluso los analistas económicos, uno de los principales arietes de la superpotencia norteamericana para imponer el saqueo a los pueblos bajo su dominio.Si no partimos de este principio, no entenderemos nada de las aparentemente incoherentes decisiones que toman Moody´s o Standard&Poor´s, rebajando día sí día también la calificación de Portugal, Grecia o España.El monopolio del poderLas agencias de rating no son “entidades independientes de control financiero”. Tienen propietario, y responden a los intereses de sus dueños.Sólo existen 200 agencias de rating en el mundo. Pero únicamente tres de ellas -Moody´s, Standard & Poor´s y Fitch- controlan el 95% del mercado, y sólo las dos primeras acumulan el 80% de todas las operaciones de rating.Un hiperselecto oligopolio controlado en exclusiva por el gran capital norteamericano. Fitch, la tercera en discordia, opera en Londres y Nueva York, y surge de la fusión entre operadores europeos y norteamericanos. Standard & Poor`s y Moody´s están vinculadas al corazón de Wall Street.Grandes bancos como JP Morgan Chase y Bank of America, nódulos de la gran burguesía norteamericana, forman parte de su accionariado. Lo mismo ocurre con importantes fondos de inversión -refugio del gran capital norteamericano- como Blackrock, Capital Group y Fidelity.El entramado de relaciones se certifica con el intercambio permanente de altos ejecutivos. Un 25% de la alta dirección de las agencias de rating provienen de los staffs de los grandes bancos norteamericanos.Periódicos nada sospechosos de izquierdismo como el The New York Times, han informado de una “posible relación delictiva” entre las tres principales agencias de rating y grandes bancos norteamericanos como Goldman Sachs, Morgan Stanley, Citigroup o Meril Lynch.¿Qué significa ese monopolio del rating?Las agencias de rating califican el riesgo crediticio de las emisiones de valores y las obligaciones financieras. Valoran tanto las emisiones de deuda pública de los Estados como los títulos emitidos por bancos y empresas privadas.Surgieron a principios del siglo XX en EEUU, y están indisolublemente vinculadas al salto del capitalismo de libre cambio al monopolio, al nuevo dominio de las oligarquías financieras, y la imposición de complejos mecanismos de extorsión y saqueo -eso que eufemísticamente se llama “ingeniería financiera”-.En realidad, las agencias de rating están situadas en el punto más alto y más sensible de toda la arquitectura financiera mundial.Las decisiones de las agencias de rating no sólo afectan al interés que los Estados o bancos deben pagar por colocar sus emisiones de deuda. Sus calificaciones abren o cierran la puerta del mercado global a los productos financieros -como los bonos basados en hipotecas subprime-, o dirigen el flujo de capitales hacia determinados sectores o países.Las revisiones periódicas de su calificación -anuales, trimestrales o incluso mensuales- les permiten tener completo acceso a la contabilidad de todos los Estados, bancos y monopolios. Una información extremadamente sensible que confiere poder a sus poseedores.Una palanca tan sensible como la de las agencias de calificación de riesgos, monopolizada en exclusiva por la gran burguesía norteamericana se transforma en una auténtica “maquinaria de destrucción financiera”.Arietes del atraco financieroDesde el presidente del Banco Central Europeo hasta la extrema izquierda, todos claman contra las agencias de rating, colocándolas como ejemplo perfecto de un capital especulativo desbocado al que es necesario controlar.
Moody´s o Standard & Poor´s han sido batallones de choque de Washington para imponer a los países más débiles e intervenidos -que ellos llaman despectivamente PIGS- draconianos planes de ajuste.Desde que estalló la crisis, hace tres años, Grecia, Portugal, Irlanda y España han sido bombardeadas con hasta 47 recortes en su calificación crediticia.La última andanada ha rebajado de un solo golpe cuatro escalones la valoración de Portugal, degradando la calificación de su deuda a la de “bono basura”.«Son quienes señalan las presas elegidas para ser sometidas al saqueo» Una sacudida que ha disparado los intereses a pagar por la deuda. En España se han situado en el 5,69%, lo que nos obliga a pagar este año al capital extranjero 70.500 millones de euros. En Portugal, el saqueo financiero se dispara. El rendimiento del bono a diez años se situaba en el 12%, y los títulos de deuda a dos y tres años alcanzaban el 16% y el 18%. Las decisiones de las agencias de rating siempre llegan, sospechosamente, en el momento oportuno para los intereses norteamericanos. En abril de 2.010, S&P redujo el rating de Grecia al de un “bono basura” justo cuando Atenas se resistía a aceptar las condiciones del primer rescate. El pasado 10 de marzo, la bajada de la calificación española por parte de Moody´s dio el pistoletazo de salida a los ataques que desembocaron en la imposición del mayor plan de recortes sociales conocido.Las agencias de rating cumplen este papel. Son quienes señalan, al rebajar la calificación de un país, las presas elegidas para ser sometidas al saqueo. Dando la señal para que el conjunto de buitres financieros se abalancen sobre ellas.Es cuestión de políticaHace tiempo que Pekín ha denunciado que las agencias de rating dominantes están al servicio de los intereses norteamericanos. Un analista chino denuncia que “cada vez que EEUU tiene problemas, aparecen oportunas rebajas de la calificación a otros países. Y han lanzado su propia agencia.Pero EEUU ha negado a la agencia de calificación china, Dragon Credit, el reconocimiento oficial para prestar servicios en EEUU.Washington analiza a todo el mundo, pero nadie puede analizar a Washington. Ellos tienen el monopolio de esta “arma de destrucción masiva financiera”. De ello dependen los cimientos de la hegemonía norteamericana. De hecho, mientras Moody´s y Standard&Poor´s mantenien a Washington la “triple A”, la máxima calificación financiera, las agencias de rating no anglosajonas califican a EEUU e Inglaterra con la misma nota que a España.La hegemonía económica, política y militar, permite a EEUU endeudarse sin fin, parasitando los ahorros del conjunto del planeta. El control del sistema financiero, y particularmente una de sus palancas claves, las agencias de rating, permiten seguir manteniendo este entramado delictivo.Tú me tienes que pagar tu deudaEl papel jugado por las agencias de rating en estos últimos años está íntimamente ligado a la contradicción principal que vive la superpotencia norteamericana. Su peso económico en el mundo declina sin cesar -gracias a la irrupción de países emergentes- pero los recursos necesarios para mantener su colosal aparato político-militar se multiplican sin cesar. Esto convierte a EEUU en el país más endeudado del mundo, y le obliga a incrementar permanentemente el saqueo sobre los países bajo su dominio.Esta es una contradicción que se agudiza con el tiempo. Siguiendo el cuadro adjunto, podemos comprobar como la deuda pública -prácticamente inexistente hasta los años ochenta- ahora equivale al 100% del PIB. Y la deuda real está situada en el 686,6% del PIB.La eclosión de los mercados financieros secundarios tiene que ver con la puesta en marcha de un gigantesco mecanismo de extorsión que permitiera a EEUU apropiarse de la parte de la plusvalía mundial que ya no puede controlar directamente. En 1996 el mercado de derivados financieros suponía 27.000 millones de dólares. En 2004, la cifra ya se había elevado a 248 billones.Las agencias de calificación de crédito jugaron un papel clave en este proceso. Participando directamente, junto a los grandes bancos norteamericanos, en la elaboración de activos financieros tóxicos basados en hipotecas subprime. Y luego otorgándoles la máxima calificación crediticia, permitiendo que Washington inundara el mundo de productos financieros sin valor alguno, en la mayor estafa global conocida.Estamos ante un juicio donde EEUU controla al juez, al fiscal y al abogado defensor.