Camilo Cores. Médico Asistencial para Urgencias del Servicio Gallego de Salud
Los virus nos dan mucho miedo, como todo lo desconocido, pero no somos conscientes de que ni siquiera son seres vivos; no nacen, no crecen, no se alimentan y para reproducirse deben poseer a otras células que tengan los órganos capaces de fabricarlos. Son cadenas de ácidos nucleicos, ADN o ARN que tienen codificada la información que les permite ser copiados y reensamblados en miles de nuevos virus por las células que infectan. El ADN y ARN son unas moléculas en forma de cadena alargada donde va escrita la información genética para fabricar proteínas, hormonas, antígenos y todo lo necesario para la reproducción de los organismos. Los virus sólo tienen ese ADN o ARN envasado en una cubierta de proteína y por eso necesitan entrar en células que infectan y hacer que estas fabriquen otros virus con sus órganos intracelulares.
Se cree que aparecieron como forma de comunicar información genética entre bacterias y que luego mutaron y fueron diversificándose. Junto con la selección natural y las mutaciones debidas al azar o a la radiación natural han sido uno de los factores determinantes en la evolución de las especies.
Con respecto al Coronavirus 2019-nCoV que es responsable del brote infeccioso registrado en Wuhan, una ciudad a orillas del río Yangtzé en el centro de China, decir que la respuesta de las autoridades sanitarias chinas se debe a que ha habido dos brotes de infecciones por Coronavirus (CoV) en 2003 y 2012 que tuvieron mucha repercusión en la prensa. En el año 2003 hubo uno causado por otro Coronavirus que originó la epidemia de SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome o Síndrome Respiratorio Agudo Grave), con el último caso reportado hace más de 15 años y que provocó la muerte de 800 personas e infectó a unas 8.000 con una tasa de mortalidad en torno al 10%. El MERS (Middle East Respiratory Syndrome o Síndrome Respiratorio de Oriente Medio) apareció en 2012, está todavía activo, pero geográficamente contenido en la península Arábiga, ha infectado a cerca de 2.500 personas con más de 850 casos fatales y una mortalidad del 35%. En estos casos se producía una neumonía grave con insuficiencia respiratoria, pero no en todos los infectados sino principalmente en pacientes de edad avanzada y con enfermedades crónicas previas (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, insuficiencia cardíaca o renal, diabetes, malnutrición, etc.). Estos dos episodios han llevado a la reacción enérgica por parte de las autoridades chinas a pesar de que el Coronavirus 2019-nCoV tiene una mortalidad del 1,5%.
Existen unas seis familias de Coronavirus de las cuales dos tienen como huéspedes habituales a los humanos y las otras cuatro sólo afectan a animales. Cuando muta algún virus de estas últimas y se hace infeccioso para los humanos no se sabe cómo va a ser de grave y dada la facilidad de viajar que tenemos actualmente, si no se controla desde el principio se puede expandir muy rápida y ampliamente. Tanto en el caso del SARS-CoV como del MERS-CoV se demostró que eran Coronavirus que habitualmente infectaban animales dado que suelen ser muy específicos en su huésped, lo que no quita que puedan sufrir mutaciones e infectar a otras especies. El SARS-CoV se cree que pasó de los murciélagos a la civeta de las palmeras y de ahí al hombre. En el caso del MERS-CoV se cree que pasó de los murciélagos a los camellos y de estos al hombre. En este caso del Coronavirus 2019-nCoV parece que el foco estaba en un mercado donde se vendían animales salvajes vivos o muertos y con un nivel muy deficiente de control sanitario.
Los Coronavirus son virus ARN con una cubierta (cápside) en donde destacan unas proteínas con forma de palos de golf responsables de la penetración en el citoplasma celular donde se reproduce el virus y que le dan aspecto de corona. Producen “resfriados comunes”, por lo general afebriles, en adultos. Los síntomas son similares a los que generan los rinovirus (virus del catarro común), que se caracterizan por secreción nasal y malestar general, aunque son frecuentes otros síntomas como fiebre, cansancio, escalofríos, dolor de cabeza, de músculos o de articulaciones, somnolencia, tos y faringitis, seguida de dificultad para respirar. El periodo de incubación es de dos a cinco días, en algún caso hasta 12 días, y los síntomas suelen durar alrededor de una semana. Raras veces resultan afectadas las vías respiratorias bajas, aunque puede aparecer neumonía. Se estima que los Coronavirus producen 15 a 30% de todos los resfriados comunes y el 90% de los adultos sanos hemos tenido contacto con algún Coronavirus demostrado por la presencia de anticuerpos contra estos, aunque la inmunidad que producen no es absoluta, es decir que, aunque hayamos tenido alguna vez un catarro por Coronavirus, podemos volver a tenerlo más adelante.
Los síntomas se parecen a una gripe o un catarro y posiblemente en la mayoría de los enfermos no tenga mayores consecuencias que las que tendrían estas. Tan sólo recordar que en los datos del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España (SVGE) de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, la gripe ha tenido una incidencia de entre 400-800 casos por cada 100.000 habitantes con una mortalidad de entre 6.000 y 10.000 personas por invierno en España en los últimos diez años (2009 a 2019) sobre una población de 40 millones de habitantes. A día de hoy este Coronavirus 2019-nCoV sobre la población mundial (7.000 millones de personas) ha infectado a unas 9.720 personas y producido 213 muertes en este mes y medio. Tanto en la gripe como en la infección por Coronavirus, los cuadros más graves se van a dar en pacientes de edad avanzada, malnutridos y con enfermedades crónicas graves.
La transmisión del virus se hace a través de las gotitas de saliva que expulsamos con la tos y que quedan en nuestras manos cuando nos tapamos la boca y la nariz al estornudar o cuando nos sonamos los mocos, de ahí las pasamos a las superficies, objetos y alimentos que tocamos, por eso la prevención de la transmisión está en lavarnos las manos con frecuencia, taparnos la boca y nariz al estornudar con el codo en vez de con la mano y usar mascarillas si tenemos un catarro.
El virus no parece que sea más agresivo que cualquier otro Coronavirus ya conocido, incluso parece que puede serlo menos, pero hay que esperar acontecimientos.