Pocas semanas antes de las generales, la elaboración de la candidatura ha hecho saltar las costuras en el seno de Catalunya En Comú – Podem. El senador Óscar Guardingo, que ocupó el primer lugar en las primarias de Podem, ha renunciado a ir en la lista tras ser relegado en la negociación con Catalunya En Comú al puesto número 11.
No se trata de una trifulca entre los diferentes partidos que forman la coalición por el reparto de los primeros puestos en la lista, los que tienen posibilidades de salir elegidos. Ni tampoco del enfado de un dirigente que ve perjudicados sus intereses personales.
Guardingo, que ha sido portavoz del grupo de Podemos en el Senado, ha planteado una discrepancia política que, más allá de las cuestiones internas de tal o cual formación, si tiene un interés colectivo para el conjunto de la izquierda.
Tras declarar que “continuaré militando en Podemos y trabajaré para que Ada Colau revalide la alcaldía”, Guardingo ha dejado claro que “mucha gente en las bases de Catalunya en Comú y en Podem no comparten el perfil independentista de la candidatura”.
El elegido por Catalunya En Comú para encabezar la candidatura a las generales es Jaume Asens, una de las manos derechas de Colau en el ayuntamiento de Barcelona. Asens ha respaldado públicamente a Puigdemont, a que considera “el presidente legítimo de Cataluña”, respaldando su huida a Bruselas porque “eso internacionaliza el conflicto”. Es más, Asens asesoró como abogado a Puigdemont y al ex conseller Toni Comín en su huida de la justicia española. Y ha llegado incluso a plantear que “la unilateralidad [una declaración unilateral de independencia] es absolutamente legítima, nadie nos ha de dar permiso a los catalanes”.
No es pues extraño que Guardingo haya planteado que “Asens es un hombre íntegro y coherente, pero yo no comparto su posición independentista”.
Lo que Guardingo ha querido abrir con su dimisión es un debate sobre la posición ante el procés y la independencia. Y lo ha hecho desde una posición clara: “No soy independentista. Creo que merecemos una España democrática y plurinacional. Podemos y sus confluencias necesitan un proyecto de país que sea el mismo para Cornellà, Vigo o Cádiz. No podemos tener los pies pegados en el Procés”.
Planteando “la necesidad de que Podemos y las confluencias tengan un modelo de país diferencia de la derecha monárquica y también de los independentistas que dan la espalda a la mitad de Catalunya”.
Mientras Guardingo afirmaba esto, Gerardo Pissarello, segundo de Colau en la alcaldía de Barcelona, se manifestaba en Madrid de la mano de Quim Torra. Son dos posiciones antagónicas.
Las diferencias planteadas por Guardingo se extienden a la línea planteada por Podemos en toda España ante la unidad. Afirmando que “mucha gente considera que le hemos dado la espalda a España (…) esto no ha sido asimilado por la actual dirección de Podemos”.
Remarcando que “hay una España de las plazas del 15M, de las calles y las mujeres del 8 de marzo, una España de la que sentirse orgulloso. Frente a esto tenemos unos independentistas que no solo no han aceptado la legalidad, sino lo que es más importante les falta legitimidad democrática, y eso no se lo hemos dicho”.
La posición defendida por Guardingo está mucho más cercana a la que históricamente ha caracterizado a la izquierda, defendiendo la unidad y rechazando la división y fragmentación.
Lo que es antinatural es que quien dice representar a la izquierda vaya de la mano de Puigdemont o Torra, representantes de las élites más reaccionarias de Cataluña. O que, como hacen Ada Colau o Pablo Iglesias, reproduzcan o respalden las ideas que las élites del procés difunden para dividir y enfrentar a Cataluña del resto de España y a los catalanes entre sí.
Cada día es más evidente la necesidad de una izquierda que diga alto y claro que defender la unidad, libre y plural, del pueblo trabajador de las nacionalidades y regiones de España es progresista. Y que quienes nos quieren dividir lo hacen para dominarnos mejor.