Felicidades or su entrada en la RAE. ¿Qué le gustaría aportar a la Academia? Yo también me lo pregunto. La Academia fija el lenguaje, se encarga de la elaboración de los diccionarios y yo creo que todos los narradores aportamos un matiz más informal, más arriesgado. Los escritores no trabajamos con las reglas sino con la intuición. La narrativa no es una ciencia y creo que puedo aportar frescura, una visión más cercana de la lengua a la sociedad. Su discurso gira en torno a los personajes secundarios en la literatura y en particular en el Quijote ¿Por qué los secundarios? Siempre he tenido una debilidad por lo secundario, mejor dicho por lo aparentemente secundario. El protagonista o el secundario son categorías muy discutibles. En la literatura los personajes secundarios son quizás más interesantes y me ocurre que escribo novelas a base de secundarios. Me fascina ese interés no aparente, que hay que descubrirlo. En el Quijote hay algunos secundarios maravillosos, unos son cómplices de Don Quijote, otros se burlan…Quisiera hacer una selección con los que a mí más me conmueven y en eso estoy. De hecho en “Mujeres viajeras”, su última novela, los protagonistas son secundarios. Claro, todas estas mujeres que viajan no son viajeras, son compañeras de viaje. Acompañan a un marido o a un compañero. No son ellas las que en un principio protagonizan el viaje pero si son el personaje central. Los secundarios ¿dan únicamente relieve al protagonista o estamos hablando de una voz más coral? Claro, no es tanto que den relieve al protagonista sino que son un reflejo. Se trata por el contrario de un juego de espejos. Sino estos personajes se apagarían. Los secundarios son importantísimos, son protagonistas de su escena. Aunque el enfoque haya sido rápido y fugaz ellos protagonizan ese episodio. Usted defiende que no existe la escritura femenina pero ¿y cómo son los personajes femeninos en el Quijote? Son muchos, hay una variedad tremenda de mujeres en el Quijote. Se ha estudiado mucho y las mujeres en la novela son muy diversa. Hay mujeres muy convencionales como son el ama y la sobrina, que representan a las cuidadoras del orden, horrorizadas por la locura de Don Quijote, empeñadas en traerle al redil. Pero luego está el personaje de la pastora Marcela, que es una reivindicadora de la libertad. Marcela es una mujer independiente, cuyo pretendiente muere de amor sin ser nunca correspondido por ella, y ella no se siente obligada a corresponderle, sino que elige vivir sola por los campos. Es un personaje bastante inaudito, y tiene un discurso que hoy sorprende Personajes femeninos en nuestra literatura como Laurencia en Fuenteovejuna resultan muy modernos para la época en que se escribieron. Desde luego, es impresionante. Los escritores escriben sobre lo que quieren pero los grandes escritores son capaces de recoger grandes ideas. Afirmó en una entrevista que el Quijote no es sólo un libro de aventuras, sino un libro de amor, un canto a la libertad. Es todo, también es un libro de aventuras. Realmente el Quijote es una novela tan completa y tan compleja que verdaderamente no somos capaces de definir a este personaje tan original. Un personaje que se vuelve loco por llevar adelante unos objetivos caballerescos en un mundo que se va a burlar de él. ¿Qué es el Quijote? No sé si se puede definir como una novela de amor, pero es sin duda un canto a la libertad aunque haya una amarga advertencia a las limitaciones de la vida. Es muy complejo para definirlo de una sola manera. Cómo en el Quijote los personajes de tus novelas inician un viaje. ¿Qué importancia tiene el viaje en la construcción del personaje? El viaje en la literatura es muy interesante porque sitúa al personaje al margen de sus coordenadas, fuera de su contexto. Al cambiar el escenario, el tiempo cambia. Y es muy rico observar cómo reacciona ese personaje en unas circunstancias desconocidas. El viaje es una prueba. Es una prueba de conocimiento. Funciona muy bien en la literatura, ha sido siempre muy atractivo. Lo mejor de los viajes no es ya conocer un país diferente, sino conocerte a ti en ese país. Escribe mucho relato breve, ¿qué le permite este género frente a otros? El relato breve te obliga a una mayor concisión, a concentrar la idea. La novela es mucho más dispersa; la novela fluye claro que con distintos ritmos y variaciones. En el relato sin embargo hay una unidad de tono y circunstancia. No hay un gran desarrollo del personaje ni de la trama, es como un fogonazo. Es muy diferente, tiene mucho más que ver con la poesía.